Los hechos ocurridos en Rafaela entre fin de año y las últimas horas, corrieron del centro de atención un conflicto en ciernes, a partir del pago fuera de término a los empelados estatales, y a la vez pusieron sobre el tapete el alto grado de irritabilidad en los diferentes sectores de la sociedad. Frente a esto, no solo las instituciones deben tener una respuesta convincente, sino también la política, blanco fácil a la hora de descalificaciones, pero instrumento indispensable para avanzar sobre las soluciones a todos los conflictos. El fiscal Diego Vigo, máxima autoridad en la regional 5, con cabecera en Rafaela, dijo anteayer en conferencia de prensa que "en 2018 hubo 9 homicidios y fueron individualizados el 100% de los autores, en 2019 fueron 9 también y 8 fueron individualizados. Los dos últimos hechos de muertes violentas fueron el 24 de diciembre, y a las 50 horas fue detenido el autor del homicidio por el trabajo de la PDI y de esta fiscalía, y en el caso de Gonzalo Glaria, el 31, uno de los autores fue detenido inmediatamente y el otro se presentó en la últimas hora en Fiscalía. Desde 2014 hemos esclarecido el 95% de los casos, y estamos hablando de un centenar de homicidios. Nuestra acción comienza cuando el delito ya se cometió, porque el trabajo de la fiscalía no es la prevención, sino la persecución penal", remató el fiscal. Si bien el nuevo gobierno tiene apenas 20 días, está claro el tema "seguridad" --emblema de la movilización histórica en Rafaela y ariete de campaña del actual Gobernador -- depende ahora de su gestión, y si bien a todas luces el panorama actual es el fruto de las políticas precedentes, no parecieron las declaraciones del Ministro Marcelo Sain la respuesta más adecuada en ese marco, a punto tal que no fue acompañado en su denuncia de agitación por parte de militantes enviados por la dirigencia del Partido Socialista ni por el gobernador ni por el senador departamental Alcides Calvo, que prefirieron no referirse al tema, o en todo caso dejarlo en manos del Ministro que prometió acciones legales.

En el caso de la persecución y muerte de Gonzalo Glaria, el 31, uno de los asaltantes fue detenido inmediatamente y el otro se presentó en Fiscalía.

Horas antes, el gobernador Omar Perotti, después de participar del acto junto al ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, en la presentación de un plan de gran importancia --que pasó prácticamente desapercibido por el momento que se vive en la provincia--, le había bajado el tono a la denuncia del responsable de seguridad y prudentemente sostuvo que "acompañamos el dolor" y sintetizó en "el hartazgo" el desencadenante de una movilización sin precedentes nada menos que en su ciudad, de la que fue intendente y donde vive su familia. Demás esta decir que todo el arco político y social repudió el hecho de agresión a la casa del gobernador, y a la sede de Fiscalía. Como lo definió el fiscal Vigo, la manifestación legitima de miles de ciudadanos no puede confundirse ni reducirse a un grupo de "5 o 10 violentos" que acometió contra los edificios públicos y la vivienda de los Perotti. Desde ya que se investigará y se tratará de individualizar a los responsables, pero eso no es ni remotamente lo más importante de lo ocurrido. "Se trata de especulaciones" dijo Vigo.

"Sain es un hombre de buena reputación, personal y profesional, pero no está exento de cometer errores", dijo a Rosario/12 una alta fuente del gobierno, que acuerda más con la idea de bajarle el perfil a los desmanes y hacer eje en la cuestión de fondo que empujó a las calles a los habitantes de una ciudad en la que "se conocen todos", aun superando los 100 mil habitantes. En medio del dolor de una pérdida irreparable, el padre de Gonzalo Glaria dijo algo sobre el asunto: "Acá nos conocíamos todos, pero eso era antes, ya no conocemos a un montón de gente. Cuando en una ciudad pasa eso empiezan a ocurrir cosas como esta", sostuvo el hombre que fue recibido por el fiscal, y por el jefe de Policía.

Nadie refutó esa afirmación, no era el momento. Sain incluso utilizó la misma afirmación --"se conocen todos"-- pero para apuntar a Miguel Lifschitz y Rubén Galassi como responsables de los desmanes. La dirigencia del PS le contestó y lo mandó a Sain a "ocuparse de la seguridad, porque una cosa es eso y otra es escribir tuits, involucrando al voleo a gente que no tiene nada que ver con una manifestación que se inició en redes sociales para acompañar el dolor de una familia", dijo Galassi. El ex-gobernador decidió no darle entidad a los dichos de Sain.

Las acusaciones de Sain no parecieron la respuesta más adecuada a lo sucedido, a tal punto que no fue acompañado por otros funcionarios. 

Después de los cruces, Sain se abocó a la cuestión territorial y se reunió con el intendente rafaelino Luis Castellano, su jefe de gabinete Marcos Corach, el senador departamental Alcides Calvo, y el jefe de Policía de la Provincia Victor Sarnaglia. Como resultado, se constituyó la Mesa de Coordinación para la Seguridad Local. "Es lo que necesitamos y veníamos pidiendo", dijo el Intendente Castellano quien a la vez solicitó la presencia de la Policía de Acción Táctica "para pacificar y actuar en varios sectores".

Dentro de gabinete provincial, algunos de sus integrantes se mostraban asombrados, no solo por la masividad de la movilización en "la perla del oeste" sino por algunas de las consignas --"se va a acabar es acostumbre de robar"-- en medio del dolor que caracterizó la marcha.

Los índices que dio a conocer la fiscalía regional y el nivel de esclarecimiento -- que encabezan esta nota-- parecen insuficientes como respuesta a la demanda de la muchedumbre. Es por eso que algunos experimentados dirigentes le están prestando atención a otras situaciones, más vinculadas con el contexto general que con esta tragedia que enluta a la ciudad. Es por eso que rápidamente el gobernador adoptó una postura de moderación frente a un hecho trágico y minimizó la denuncia de Sain al punto de no hablar de la agresión a su casa familiar. Algo parecido debe haber pensado Lifschitz, a la hora de no abrir la boca.

 

Tal vez esta desgracia haga recapacitar a la dirigencia política y se ponga a la altura de los acontecimientos. Hay por delante años difíciles, situaciones que puede hacerse más llevaderas en la medida en que se acerquen posiciones y se dejen de lado egos, proyectos personales o cálculos mezquinos. Menos aún "en tiempos de sequía", porque cuando la paja se seca cualquier fósforo la enciende.