Con el verano la exposición de las personas a los rayos solares es más prolongada, y si bien el sol en pequeñas dosis tiene efectos benéficos sobre la salud, las radiaciones también pueden ser perjudiciales para el organismo: cada vez son más los casos de cáncer de piel. La mayoría son causados por una exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) que proceden de la luz solar, aunque también los pueden ocasionar fuentes artificiales como las lámparas solares y las camas bronceadoras. Según las últimas estadísticas, en el país se diagnostican más de 1400 nuevos casos por año, y su forma más agresiva, el melanoma, provoca en ese mismo lapso la muerte de más de quinientas personas en todo el territorio nacional. Por eso, especialmente en esta época del año, se torna indispensable el uso de protectores solares a la hora de exponerse al sol. Y aunque todos aumentaron en el último año entre un 65% y un 110%, no todos los filtros solares son iguales ni tienen la misma utilidad.

La forma más efectiva de prevenir el cáncer de piel es restringir la exposición a los rayos ultravioletas (UV) que emite el sol. Si bien la melanina, el pigmento que le da color a la piel, cumple una función protectora, no es suficiente para proteger de los rayos UVA y UVB que llegan a la tierra (el tipo C es detenido por la capa de ozono).

De acuerdo a la capacidad de sintetizar melanina, se definen 6 tipos de pieles, clasificados en una escala de fototipos humanos. Cuanto más oscura es la piel, más protegida estará ante los efectos negativos de la radiación solar. De todas formas, no importan cuánta melanina se tenga, a la larga, con suficiente exposición solar, los rayos UV terminan por producir daños.

“Lo primero que hay que tener en cuenta, es que el sol quema durante todo el año. El sol no discrimina si estás de vacaciones, trabajando, haciendo un asado o la cola del banco. Sol hay todo el año y en todo el país”, dijo a este diario el presidente de la Sociedad Argentina de Dermatología, Ariel Sehtman, quien explicó que la protección solar no es sólo para prevenir el cáncer de piel sino también para evitar complicaciones a personas que tienen afecciones cutáneas, pacientes trasplantados o con medicación cardiológica.

El especialista, además, remarcó que los protectores solares son una más de las medidas que hay que adoptar a la hora de exponerse al sol, especialmente los día nublados. Sombreros, gorras con visera, lentes para el sol (recetados), y ropa clara, de trama apretada y con mangas, son las otras barreras necesarias para una protección eficaz.

En cuanto a los protectores, señaló que “hay que utilizarlos todo el año en las zonas de la piel que quedan expuestas. Entre las 10 y las 16, que es cuando mayor incidencia de los rayos ultravioletas hay, es importante extremar las precauciones”.

En este sentido, una prueba sencilla para saber si es recomendable o no exponerse al sol es ver el tamaño de la sombra que proyecta el cuerpo: si es igual o menor, es necesario protegerse.

Sehtman remarcó que es aconsejable emplear protectores con espectro amplio, que protejan contra los rayos UVA y UVB y con un factor de protección solar (FPS) de 35 para arriba, pero que, aún más importante, es repetir la aplicación. “Aunque el protector solar diga que es a prueba de agua, se va degradando, incluso con la transpiración, o con el uso de la toalla se va perdiendo protección. Por eso lo ideal es aplicarlo cada dos horas”.

Al respecto, el director general del colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital, Claudio Ucchino, explicó que se venden protectores que utilizan filtros químicos y físicos para brindar protección. Unos emplean componentes químicos, y otros, los denominados pantalla total, recomendada para niños y personas con afecciones cutáneas, le agregan una barrera física con dióxido de titanio para bloquear los rayos de forma casi total. También advirtió que la otra gran diferencia es que algunos traen sólo protección UVB, cuando lo recomendable es comprar protección UVB más UVA: una para proteger la capa más superficial de la piel, y la otra, para la más profunda. 

Otro punto importante que señaló es que la diferencia entre un protector con factor de protección de 50 y otros de 65 o superior es mínima en cuanto a la absorción de rayos y muy significativa en cuanto al precio.

En este sentido, según detalla un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria, que pone el foco en cómo los precios de los protectores dificultan la prevención del cáncer, el FPS se calcula dividiendo la cantidad de energía UV necesaria para producir el enrojecimiento de la piel con protector sobre el mismo parámetro sin protector. Un protector con FPS 60 no provee el doble de protección que otro con FPS 30. De hecho, la diferencia entre FPS 30 y FPS 50 es muy pequeña: mientras que un producto con FPS 30 filtra el 97 % de los rayos UV, un con FPS 50 filtra el 99 %. La diferencia entre FPS 50 y 60 es tan pequeña que en Europa y Australia se prohibió promocionar protectores con FPS mayores a 50 por considerarlo publicidad engañosa.