El edificio Libertador es una caja de sorpresas para el nuevo ministro de Defensa, Agustín Rossi. El martes, arrumbado en el tercer subsuelo, encontraron parte del archivo de la Dirección de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, arruinado por la humedad y por una filtración de agua. Ayer, al ingresar a su nueva oficina, la flamante auditora interna Silvina Cornaglia se topó con tres cajas de madera con proyectiles de mortero en su interior, que previa intervención judicial retiró la Brigada de Explosivos. El ministro ordenó una investigación interna sobre el origen y el sentido de los proyectiles en esa oficina pública, a la que según trabajadores de Defensa habrían llegado sin ninguna documentación respaldatoria en el primer año del gobierno de Mauricio Macri, durante la gestión del riojano Julio César Martínez, cuando la auditoría interna estaba a cargo de Pablo Leandro Lestingi.

Cornaglia, que ya había trabajado en Defensa durante el gobierno de Cristina Fernández, fue designada formalmente el martes, cuando su nombramiento se publicó en el Boletín Oficial. Ayer por la mañana, cuando fue a tomar posesión de la oficina destinada al titular de la Unidad de Auditoría Interna, en el piso 10 del ala sur, se encontró un llamativo presente de bienvenida. En la antesala del baño, junto a una caja fuerte, había tres cajas de madera, apiladas y cerradas con ganchos de hierro, con un papel y una leyenda: “proyectil mortero inerte”, es decir desactivado.

Más allá de la sorpresa por el obsequio que no esperaba, la alarma surgió al abrir las cajas y corroborar que los proyectiles que había en su interior no eran de color azul, como se identifican los que carecen de peligrosidad, sino verdes. La funcionaria dio avisó de inmediato al ministro Rossi, quien ordenó presentar la denuncia penal correspondiente. El juzgado federal de turno, a cargo de María Eugenia Capuchetti, ordenó entonces la intervención de la Brigada de Explosivos de la Policía de la Ciudad, que ordenó evacuar parte del edificio y finalmente se llevó los proyectiles.

Fuentes de Defensa informaron que Rossi ordenó una instrucción administrativa interna para determinar el origen de los proyectiles, el motivo por el que terminaron en esa oficina cuando el Ministerio tiene depósitos especiales para explosivos, y por el que los funcionarios salientes no denunciaron su presencia. Durante la última etapa del gobierno de Cambiemos, cuando el ministro era Oscar Aguad, la auditoría interna estuvo a cargo de la contadora cordobesa Mercedes Silvina Mandrile. Durante la gestión del actual senador Martínez, en el primer año y medio de Macri en el gobierno, el responsable era Lestingi, un abogado ligado a la Coalición Cívica que ahora es auditor interno del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA).

Los proyectiles encajonados no son la primera sorpresa para la gestión del “Chivo” Rossi, quien ya había estado al frente de Defensa entre 2013 y 2015. El personal de mantenimiento que recorrió el edificio para inventariar la herencia recibida encontró expedientes flotando en el agua y cubiertos de hongos, cajas destruidas por la humedad, vidrios rotos y gran cantidad de murciélagos, una plaga que no es nueva en la sede de Defensa pero que habría crecido por la falta de controles del gobierno de los CEOs.