En la causa por la muerte de Alberto Nisman y en la del Memorándum con Irán se podría decir que hay protagonistas que son "los satánicos Dr. No", como aquel título de la película de James Bond. Los querellantes en el expediente del Memorándum se presentaron a pedir que el Tribunal Oral no le tome declaración al ex titular de Interpol Ronald Noble, ni al ex responsable legal de ese organismo Joel Sollier. En el caso de la muerte del fiscal, el abogado de la madre de Nisman, Pablo Lanusse, pide que no haya ningún tipo de revisión del peritaje de la Gendarmería, mientras que la Coalición Cívica, que lidera Elisa Carrió, quiere presentar un pedido de juicio político contra la ministra Sabina Frederic porque no quiere que la propia Gendarmería revise lo hecho. Los defensores del técnico informático Diego Lagomarsino piden que los gendarmes que hicieron la pericia declaren bajo juramento en la causa judicial --una medida elemental-- y que se confronten sus conclusiones con las conclusiones, totalmente contrarias, obtenidas por los médicos del Cuerpo Médico Forense y los criminalistas de la Policía Federal. El juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano no quieren que se cotejen las conclusiones, pese a que el trabajo de la Gendarmería terminó hace un año y medio. O sea que mientras una voluntad de esclarecimiento indicaría que sería bueno que hablen Noble y Sollier y que se revisen los peritajes todo lo posible, los querellantes juegan al no.

No Capítulo I

El abogado de Carlos Zannini, Mariano Fragueiro Frías, le pidió al Tribunal Oral Federal 8 que declaren el norteamericano Noble y el francés Sollier, responsables en Interpol de las alertas rojas en la época de la firma del Memorándum. La causa se abrió en base a la denuncia del fallecido fiscal Nisman.

Lo asombroso es que el representante de dos de los familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA, que siempre han jugado en alianza con la dirigencia de la comunidad judía, se presentó en el TOF a pedir que de ninguna manera declaren Noble y Sollier, sino que lo hagan cuando empiece el juicio. La oposición al testimonio de Noble y Sollier lleva la firma del abogado Tomás Farini Duggan.

La instrucción complementaria, previa a un juicio, está justamente para concretar las medidas que no se hicieron durante la instrucción y que son esenciales a un proceso. Con un agregado, que Noble y Sollier no viven en la Argentina por lo cual no se los puede ir a buscar por la fuerza pública en caso de que no asistan.

Los querellantes representados por Farini Duggan deberían estar interesados en la verdad, en lugar de obstruir dos testimonios que son decisivos ya que la principal acusación de Nisman fue que con el Memorándum se favoreció a los sospechosos iraníes. El fiscal sostuvo que el tratado venía acompañado del levantamiento de las órdenes de captura con alertas rojas de Interpol. Noble, desde Dubai, donde vive, ha dicho varias veces que la acusación de Nisman respecto del Memorándum era falsa y que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con el canciller Héctor Timerman a la cabeza, se aseguró de que las alertas no se caían de ninguna manera. De hecho, siguen vigentes hasta ahora.

El no de los querellantes busca impedir que Noble y Sollier sean contundentes y que eso abra las puertas a que Zannini y todos los demás imputados pidan su sobreseimiento por inexistencia de delito. Es que, según Nisman, el Memorándum se firmó para canjear petróleo iraní por granos, algo que está desmentido por la realidad ya que nunca se produjo ese intercambio; que se armaría una pista de nazis locales para sacarles de encima a los iraníes la responsabilidad del atentado; algo que jamás sucedió; y para levantar las alertas rojas, lo que tampoco ocurrió.

Según quienes conocen el TOF 8, la decisión sobre la convocatoria a Noble y Sollier se tomará en las primeras semanas de febrero. Un dato insólito es que Carrió dice en forma pública que Noble trabaja para los iraníes. El norteamericano no sólo fue 14 años secretario general de Interpol, sino que tuvo uno de los cargos de mayor importancia en la estructura norteamericana: fue jefe del Servicio Secreto durante cuatro años. Es descabellado pensar que juega para Irán. Sollier, por su parte, fue juez en Francia y luego consejero jurídico principal de Interpol.

No Capítulo II

El abogado ultra anti-K Pablo Lanusse se despachó con una presentación en el expediente por la muerte de Nisman pidiendo que se prohíba a la ministra de Seguridad cualquier revisión del peritaje de la Gendarmería. Lanusse representa a la madre de Nisman, Sara Garfunkel, que sin orden judicial vació las cajas de seguridad de Nisman, a espaldas de la fiscal Viviana Fein.

En verdad, Frederic, respaldada por el presidente Alberto Fernández, pretende que la fuerza verde revise si se cumplieron los protocolos en el caso del insólito peritaje que encabezó el comandante mayor Orlando Caballero, director de Criminalística de la Gendarmería. Por ejemplo, no se hizo sobre el baño de Nisman, sino sobre un modelo reconstruido; no se accedió a la escena, sino que se estudiaron las fotos que tomó la Policía Federal; no se hizo con el cuerpo de Nisman a la vista, sino sobre las fotografías y estudios de la autopsia hechos por la morgue, bajo la conducción del Cuerpo Médico Forense. La lógica indicaba que la Gendarmería debió decir que las pericias deben hacerse sobre la escena y sobre el cuerpo, no a la distancia. Con esos elementos a la vista, la ministra pidió una revisión interna para ver qué pasó y si es correcto.

Pero Lanusse no tuvo la actitud de intentar saber la verdad, teniendo en cuenta que el trabajo de la Gendarmería contradice todo lo anterior. Su presentación trata de impedir que se muevan las cosas.

No Capítulo III

Rápida para los mandados, la Coalición Cívica se lanzó a presentar un pedido de juicio político contra Frederic. Como es obvio, se trata sólo de un gesto político, una movida para que se publique en los grandes medios, porque la fuerza de Carrió no tiene los votos para aprobar juicio político alguno. El argumento de los lilitos es que "Frederic interfiere en la causa judicial". En verdad, la ministra no tiene chances de cambiar nada en la Justicia porque quien instruye la causa es el fiscal Taiano y quien tiene la última palabra es el juez Ercolini. O sea que cualquier diagnóstico que salga de lo hecho por la Gendarmería, a lo sumo, podría ser aportado a la Justicia, es decir a Taiano y Ercolini.

Nuevamente, todo consiste en decir que no a cualquier intento de esclarecer las cosas. La verdad parece no importar.

No Capítulo IV

Como se sabe, el peritaje de Gendarmería se terminó en septiembre de 2017, pese a que sus resultados fueron anunciados cuatro meses antes, cuando los trabajos no habían empezado, por el diario Clarín.

Lo obligatorio es que, después de cualquier peritaje, los que trabajaron en el estudio deben prestar declaración testimonial, bajo juramento, en el expediente. Quedan así expuestos a cometer falso testimonio agravado si mienten. Transcurrido un año y medio, los gendarmes todavía no declararon.

Antes de empezar la feria de enero, la defensa de Lagomarsino, encabezada por Maxiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro, pidió otra vez que los gendarmes declaren en la causa judicial. Y no sólo eso, piden también que, de una vez por todas se confronten las conclusiones con las que sacaron los forenses del Cuerpo Médico Forense (CMF) o los criminalistas de la Junta de Criminalistas, estuvo integrada por especialistas de la Policía Federal.

Por ejemplo, la Gendarmería dice que a Nisman le pegaron una tremenda paliza y le fracturaron la nariz. El CMF dice que no hubo paliza ni fractura. La Gendarmería dice que lo adormecieron con ketamina mientras que el CMF sostiene que no hubo ketamina ni ninguna otra droga. La Gendarmería sostuvo que hubo tres personas en el baño, mientras que la Junta de Criminalistas firmó que no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo. La Gendarmería sostiene que a Nisman lo mataron a las 2.46 de la mañana, mientras que el CMF dice que fue a media mañana del domingo. Las diferencias, como se ve, son siderales y estos son apenas algunos de los ejemplos.

El fiscal y el juez le dijeron no a cualquier cotejo de las conclusiones. Esquivan la confrontación entre el CMF --que hace 3 mil autopsias por año y que tuvo el cuerpo delante-- y la Gendarmería --que no hace autopsias y que no accedió al cuerpo--. O los policías federales que estuvieron en el baño en los minutos posteriores al hallazgo del cadáver, frente a los gendarmes que sólo vieron las fotos.

El resumen es que la coalición judicial--política--mediática, con sede en Comodoro Py y alineamiento con Cambiemos, juega al no y a impedir cualquier avance. Es un no esencialmente político.