Flashes es el último espectáculo escrito, dirigido y también interpretado por Patricio Abadi, junto a Caro Babich. Los personajes de esta obra que acaba de subir a escena en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, viernes a las 20.30) son una pareja de medio hermanos que establece una relación de complicidad que al intensificarse toma rumbos complejos. Como ambos son actores de profesión, la actuación les sirve para ficcionalizar sus historias personales, para homenajear al padre, también actor, y, como dice Abadi, “para poder amarse en paz”. Ganadora del Concurso Ficciones -con un jurado integrado por Mauricio Kartun, Rafael Spregelburd y Ana María Shua-, la obra es definida por su autor como un “falso biodrama”.

Sobrino nieto del psicoanalista Mauricio Abadi, el dramaturgo y actor explica que esta biografía ficcionada contiene ciertos datos inspirados en su propia vida, aparte de discutir acerca de los alcances de la verdad y la mentira en el marco de la experiencia teatral. “Flashes toca el tema del descubrimiento de la relación entre dos medio hermanos dejando abierta la posibilidad de una relación amorosa, aunque el acento está puesto en la alegría del encuentro y el reconocimiento de una historia en común, subraya.

“Me gusta escribir en el delgado límite entre la ficción y la realidad, dos precipicios”, describe Abadi y reflexiona: “En uno y otro se pueden encontrar tesoros preciados para la creación”. Y como esta obra hace foco sobre una experiencia personal, agrega: “se puede ser más irrespetuoso con los datos de la propia vida cuando se escribe desde la ficción”. Dueño de un estilo humorístico singular, Abadi comenzó a desarrollar su dramaturgia desde que, siendo adolescente, Carlos Belloso lo invitó a formar parte de Gargantúa Varieté, interpretando breves textos de su autoría. Desde entonces no abandonó la microficción sino que además formó un equipo de actores llamado Matambre, en alusión al espectáculo que hace 11 años representa. Así, Ya no pienso en matambre ni le temo al vacío, consta de unos 50 monólogos rotativos, base de otras obras que Abadi desarrolló posteriormente.

Flashes es una comedia romántica”, define el autor. "Tiene emotividad y además manifiesta lo que está vedado por la ética en un diálogo sobre la conformación de familias diferentes. Queremos que los espectadores acompañen a los personajes desde la empatía, porque no queremos provocar sino manifestar su sensibilidad”. Apelando a la música y a la imagen, Flashes busca conmover desde ángulos diversos. “Creo que el humor, la poesía y la belleza pueden coincidir -afirma Abadi-. Me gusta pensar en un teatro hecho desde la emoción, que pueda hacer llorar, reír y enamorar”.

Formado como espectador de teatro viendo a actores como Alejandro Urdapilleta, Alfredo Alcón y Eduardo Pavlovsky, Abadi piensa que “actores como éstos hicieron del teatro un lugar de encantamiento”. Sostiene además: “La sociedad está muy virtual y es en la experiencia teatral donde podemos recuperar el contacto. Si el teatro es solamente entretenimiento, el espectador no se modifica. Y si es solamente drama tampoco sirve, porque no se generan endorfinas para enamorarse”, bromea el autor y actor, para quien el teatro y el arte en general “le da un espacio lúdico a los desdichados y a los fantasiosos: un lugar flotante donde nadie se lastima, porque para quien la desarrolla, la imaginación se convierte en un aliado”.