En octubre del año pasado, el Club Social Sportivo Devoto recibió una notificación de remate a causa de una deuda contraída con AySA por cerca de un millón y medio de pesos. Luego de realizar un abrazo simbólico con vecinos y socios del barrio, sus dirigentes lograron reunirse con la empresa, donde les notificaron que "no sabían que las instalaciones eran propiedad de un club de barrio", según asegura David Rabinovich, directivo del club. El caso es un ejemplo de las dificultades que cargan los clubes de barrio ante la imposibilidad de lograr una entidad jurídica propia.

"Al recibir la notificación nos sorprendió que un organismo del Estado pidiera el remate de un club de barrio; cuando logramos reunirnos, ellos mismo nos dijeron que no tenían idea que en el lugar había un club", comienza Rabinovich a describir la situación que atravesó el año pasado el Sportivo Devoto, luego de recibir un pedido de remate por una deuda con AySA. "Recién entonces supimos que el monto alcanzaba el número de 1.300.000 pesos, una cifra inviable para cualquier club de barrio", agrega. Es que en el club había una pérdida de agua que se acumuló durante varios años; recién en mayo de 2019, cuando asumió una nueva comisión directiva, los dirigentes quisieron hacerse cargo de la situación, pero AySA no los recibió. Ante el peligro, en el barrio se organizó un abrazo simbólico frente a las puertas del club, que recibe cerca de 400 vecinos entre todas sus actividades; el caso trascendió en los medios y solo entonces AySA decidió abrir el diálogo. Allí los dirigentes fueron notificados de que, para la empresa, su club era un "consorcio".

Dentro del Sportivo Devoto funciona un salón de fiestas infantiles, por esta razón, según Rabinovich, AySA les dijo a los dirigentes que "el club figuraba como un consorcio y que como primer paso teníamos que hacer la división con el salón de fiestas". Mientras tanto, el club empezó a pagar la deuda con un plan presentado por los directivos. "Nunca tuvimos la idea de no pagar, solo pedimos que se tome el número sin intereses" remarca el dirigente. Ahora el club ya terminó con el proceso de división y esperan ser recibidos de nuevo para continuar con las negociaciones.

Sin embargo, este caso marca las dificultades que tienen los clubes de barrio al no poder acceder a una entidad jurídica propia, algo que estaba previsto en la Ley 27.098, aprobada en 2014 y nunca reglamentada. Según Juan Bruera, secretario general de OSECBA, "no hay un régimen especial para nuestras instituciones, tenemos la misma ventanilla que una sociedad anónima y comercial. Planteamos otro tipo de tratamiento, que tenga en cuenta a los clubes de otra manera".