Después de semanas enteras de incertidumbre se confirmó lo que se esperaba: Juan Martín del Potro volverá a entrar al quirófano por los dolores en la rodilla derecha, producto de aquella fractura de rótula que sufriera en octubre de 2018, de la que aún no logró recuperarse.

Luego de varias consultas con diferentes médicos, el tandilense tomó la decisión y este lunes será sometido a una nueva operación en Miami, ciudad a la que viajó este sábado por la noche. Con todas las opciones en la mesa finalmente se inclinó por Lee Kaplan, cirujano del Sports Medicine Institute de Miami y director de los departamentos médicos de Miami Marlins de la MLB -béisbol- americano- y de la universidad de Miami Hurricanes. La intervención consta de una artroscopía, el mismo procedimiento que le había recomendado en un comienzo Jorge Batista, la eminencia de Boca Juniors, tras el regreso trunco en Delray Beach en febrero del año pasado.

Aquella vez Del Potro desestimó esa alternativa, esquivó la cirugía y, semanas después, afrontó una terapia regenerativa con plasma enriquecido en plaquetas para recuperar el cartílago, un tratamiento que continuó con el español Ángel Ruiz Cotorro. Ante el recrudecimiento de la lesión por un resbalón en el torneo de Queen’s, precisamente fue el profesional de confianza de Rafael Nadal quien lo operó en junio en Barcelona, aunque los dolores nunca desaparecieron y el tandilense jamás pudo volver a entrenarse con normalidad.

Así como debió haberse realizado la artroscopía bastante tiempo antes, también tuvo que haber hecho lo mismo con aquel tratamiento de las células madre. Es por eso que la temporada pasada apenas pudo disputar doce partidos, con un saldo de ocho victorias y cuatro derrotas. Después de la intervención quirúrgica en España incluso anunció que volvería en octubre, en Estocolmo y Viena, pero frente a las recurrentes molestias al cabo decidió cuidar el físico.

A fin de año ni siquiera tuvo la posibilidad de comenzar los trabajos de pretemporada. Desde Posta Natural, el complejo de Tandil en el que suele entrenarse, no tuvieron más noticias suyas luego de que su padre Daniel se comunicara a mediados de diciembre para coordinar los preparativos. Fueron varias semanas de silencio que alimentaron las dudas sobre su futuro hasta la confirmación de la operación.

Los dolores no sólo le impiden a Del Potro jugar al tenis sino que además lo afectan en su vida diaria: la dificultad surge hasta para actividades usuales como subir las escaleras. Por eso escogió la opción de volver a pasar por el quirófano. La del lunes será la sexta cirugía para el tandilense en lo que va de su carrera: ya había tenido una en la muñeca derecha, tres en la izquierda y la primera en la rótula. Habrá que esperar para conocer sobre los posibles plazos de recuperación, aunque se calcula que con una buena rehabilitación y algo de fortuna podría estar en óptimas condiciones para volver en la gira asiática, a principios de octubre. La ilusión, sin dudas, rondará alrededor de los Juegos de Tokio, un objetivo primordial para el doble medallista olímpico. La gran cita del deporte avizora en el horizonte a menos de seis meses -inicia el 24 de julio-.

Lo cierto es que Del Potro, a diferencia de lo que decidió en los últimos meses -no quiso viajar a Barcelona ante la sugerencia de Cotorro-, tiene intenciones de permanecer en Miami hasta completar al menos la primera parte de la recuperación. En pocas palabras, pretende volver sin dolor: hasta que no desaparezcan las molestias estará en Brickell, donde suele quedarse cuando se encuentra en la ciudad balnearia de La Florida.

El panorama Del Potro es tan complejo que arroja varios interrogantes. Desde aquella primera caída en Shanghai, el propio golpe que produjo la fractura en octubre de 2018, transcurrieron nada menos que dieciséis meses y la lesión debió haber quedado enterrada en poco más de seis. La rehabilitación, en efecto, se extendió tanto por azar como por decisiones inoportunas. ¿Por qué no pudo solucionar el problema ninguno de los médicos con los que se atendió? Tanto Batista como Cotorro y otros varios con los que realizó interconsultas emergen como especialistas en el rubro, todos integrantes de la primera línea. El tiempo transcurre y no existen las respuestas, aunque en estos momentos la salud resulta lo más preponderante.

En definitiva, un jugador fuera de serie como Del Potro, dueño de una carrera tan brillante como fructífera, no debiera terminar de esta forma. No lo merece. La película de su historia de superación tras innumerables lesiones debe tener un episodio glorioso más. Y el tandilense comienza a caminar, una vez más, por el sendero de la resurrección.

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