Alberto Fernández iniciará hoy su primera gira europea como presidente con el principal objetivo de sumar apoyos a la posición argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional que está llevando adelante el ministro de Hacienda, Martín Guzmán. Con todo, la primera escala será en el Vaticano para reunirse con el papa Francisco, donde es de imaginar que además de la cuestión económica -que tendrá su parte- también se tocarán otros temas. Hasta anoche, Fernández no había definido el nombre de quién será el embajador ante la Santa Sede, por lo que estaba abierta la posibilidad de que se conversara en el encuentro. Será una semana intensa de reuniones. Fernández junto a una pequeña comitiva partirá esta noche en un vuelo de Aerolíneas Argentinas y estará de vuelta el viernes de la semana que viene.

En verdad, el encuentro con el Papa actuó como punta de lanza para armar el resto de la agenda. Incluso, la visita a Francisco sería la primera salida al exterior de Fernández. Después, resolvió junto a Cristina Kirchner que era una mejor idea ir antes al Foro Internacional en Conmemoración al Holocausto, del que participó la semana pasada en Jerusalén. El Presidente llegará al aeropuerto de Fiumicino el jueves junto a su pareja Fabiola Yáñez, el canciller Felipe Solá, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, la ministra de Justicia Marcela Losardo, el secretario de Culto Guillermo Oliveri y el vocero Juan Pablo Biondi. Al otro día, el Papa lo recibirá a las 11 en el segundo piso del Palacio Apostólico. Será una reunión a solas que durará entre 45 minutos y una hora.

Seguramente, el Presidente le hará un comentario sobre la situación del país, puede que incluso le haga un resumen de la situación de endeudamiento. El Plan contra el Hambre, al que la Iglesia le dio su respaldo, también formará parte del repaso. Menos coincidencias habrá en el diálogo respecto al proyecto de aborto legal que Alberto Fernández ya anticipó que enviará al Congreso. El Presidente siempre se preocupó en quitarle cualquier matiz religioso a la iniciativa, que plantea como una cuestión de salud pública. En Gobierno aseguran que esa sinceridad es bien vista por la Iglesia. Habrá que ver qué dice Francisco al respecto.

Un tema complementario será el del embajador. Se sabe que el Papa pidió que esta vez sea un diplomático de carrera y no un político, para bajar un poco el perfil de la representación. La solicitud fue del gusto de Fernández, que busca establecer un vínculo personal, sin intermediarios, con Francisco. Se le adjudica a Beliz la idea de la candidatura del dilomático Luis Bellando para el cargo. Enseguida aparecieron cuestionamientos a la propuesta, pero no por la supuesta condición de casado en segundas nupcias de Bellando, sino por sus antecedentes de conducta inapropiada en anteriores destinos. No obstante, su pedido de plácet continúa en la Nunciatura, nadie lo retiró. El canciller Solá preferiría a la embajadora María del Carmen Squeff, quien además tiene un buen vínculo con Cristina Kirchner. En definitiva, el asunto no está resuelto y es probable que, como deslizó en algún momento, el Presidente quiera conversarlo personalmente con el Papa. La idea tiene sus bemoles. En Cancillería prefirían viajar con el nombre ya decidido.

Luego de esa hora a solas se sumarán el resto de los integrantes de la comitiva para el almuerzo. Fernández, además, se reunirá con el secretario de Estado del Vaticano, el italiano Pietro Parolin, el "canciller" del Papa, más dedicado a los temas de la coyuntura política internacional. Quien llegará al Vaticano proveniente desde Nueva York será el ministro Martín Guzmán, con las últimas novedades sobre la negociación de la deuda. Guzmán es discípulo del Nobel Joseph Stiglitz, un economista que trabaja en forma cercana al Vaticano. El ministro de Hacienda argentino integrará un panel del seminario "Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación" que organiza la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. La titular del FMI, Kristalina Georgieva, formará parte de la mesa que ofrecerá las conclusiones de la jornada. Georgieva y Guzmán ya acordaron un encuentro en el Vaticano, inmejorable escenario para hablar de una negociación en buenos términos.

No está resuelto todavía si Guzmán seguirá en la gira o se volverá. Dado que la deuda será la cuestión predominante en los encuentros, la lógica sería que participara, por lo menos de algunos. El mismo viernes que verá al Papa, Alberto Fernández se reunirá con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y con el primer ministro Giuseppe Conte. El fin de semana permanecerá en Roma -se hospedará en la inhabitada residencia del embajador vaticano- y es probable que vea a las autoridades de la FAO, la organización de las Naciones Unidas contra el Hambre. 

El domingo saldrá para Berlín, en donde el lunes se encontrará con la canciller alemana Angela Merkel, el último de los encuentros que se pudo cerrar y tal vez el más importante. El apoyo de Merkel para las negociaciones que pretende llevar adelante Fernández en el FMI puede resultar decisivo. Por eso es muy probable que Guzmán también esté presente. Otra actividad en Alemania será un encuentro con las autoridades de Volkswagen. 

En Madrid, Alberto Fernández estará sólo unas horas, las suficientes para juntarse con el jefe de gobierno socialista, Pedro Sánchez. Ya se reunieron en la campaña y rápidamente generaron una muy buena relación. El último encuentro previsto hasta el momento será el miércoles 5 en París con el presidente Emmanuel Macron, a quien saludó la semana pasada en Jerusalén.