Desde Río Turbio

Un silencio que es ruido, una montaña que cruje y el olor a carbón que para muches es sinónimo de infancia. ¿Existe la oscuridad absoluta? Luego de recorrer los casi 6 kilómetros hacia la profundidad de la montaña vale lo mismo tener los ojos cerrados o no. La oscuridad es total salvo por el haz de luz de los cascos que deberían multiplicarse por 250 por turno. Rocas que caen, marchantes neumáticos, rociadoras, guinches, taladros, intercomunicadores, bombas de agua y dispersores de aire. Mineros que recorren túneles de caminos sinuosos, cargan herramientas y dialogan con la montaña. “Carbón o muerte”, escribió un viejo alguna vez. Les mineros se llaman entre sí “viejitos”, tengan 30, 40 o 50 años, además de tener cada une sus propios apodos de bautismo ante la virgen de Santa Bárbara, su patrona.

Este debería ser el ritmo habitual de Yacimiento Carbonífero de Río Turbio (YCRT). Pero el macrismo abandonó la mina, persiguió y echó a trabajadores y trabajadoras y dejó a su suerte una usina térmica capaz de generar 240 MW de energía.

PáginaI12 viajó a Río Turbio e ingresó en la profundidad de la mina, recorrió los 50 metros de altura que posee la usina térmica, y dialogó con mineros, trabajadoras, sindicalistas, ingenieros, comerciantes, vecinos y funcionarios públicos. El relato cambiemita se desmorona ante lo evidente. La mina y la usina están listas para producir. La expectativa de las 30 mil almas que habitan la Cuenca Carbonífera de Santa Cruz (Río Turbio, 28 de Noviembre y Julia Dufour) es una sola: sacar carbón para generar energía. El nuevo interventor de la empresa, Aníbal Fernández, lo sabe a la perfección. “Tenemos que poner en valor lo que está y hacerlo funcionar”, le dijo a este diario.

Daniel Vega pertenece al área de seguridad operativa; en una camioneta de YCRT nos conduce por el túnel de Boca de Mina 5, recorremos 5700 metros hacia el interior de la montaña, estaciona y luego anuncia que hay que caminar otros 800 metros para llegar al corazón del manto de carbón.

“Después del conflicto de 2018 se fueron casi mil trabajadores. Cuando se estaba preparando la mina para extraer carbón y abastecer a la usina teníamos turnos de 250 trabajadores y la preparación de galerías secundarias que son las que luego se convierten en los frentes de producción. Después se redujo considerablemente. Con suerte ahora somos 160.” Su relato comienza cuando ya dejamos atrás la superficie.

El macrismo diezmó la empresa con despidos y retiros (in)voluntarios. La mina está totalmente parada desde agosto del año pasado. “En el frente 73 se sacaba entre 600 y 800 toneladas por turno, hubo otros que llegaron a sacar mil toneladas brutas. Para la usina, por la planificación que se menciona, habría que sacar entre 1200 y 1300 toneladas por turno”, agrega Daniel.

La usina siempre está presente. “‘Carbón o muerte’ decían los viejitos; ellos sabían que esa frase tenía que ver con la posibilidad de generar energía”, rememora Iván Zurita, mecánico con 12 años de trayectoria en la empresa y ahora secretario de actas de ATE. Caminamos junto a las vías que sirven para transportar material; la cinta que debería sacar el carbón está a nuestra izquierda. Hay dos galerías principales que van en paralelo y se conectan entre sí a través de lo que se llaman chiflones, es decir otros túneles o pasadizos que lo conectan todo en este enorme enjambre debajo de la montaña.

De repente, aparece ante el haz de luz de los cascos una placa con el nombre de los 14 trabajadores que murieron en 2004. No por nada la usina se llama “14 mineros”.

Hacer Patria

Hubo un tiempo en que los mineros y sus familias vivían en las casas que la propia empresa había emplazado sobre el cerro o en sus cercanías. Todo comenzó en Mina 1, cerca de Chile. “En ese entonces YCF era una dependencia de YPF. Fue Juan Perón quien hace terminar la Mina 1, la 2 y 3. Río Turbio tiene un halo de fuerza del peronismo que a mí me gusta honrar”, recuerda Aníbal Fernández, su nuevo interventor.

Por entonces, el patio de juegos era, literalmente, el agujero que se abría paso hacia el interior de la montaña. Hacer Patria no era una simple expresión.

- ¿Qué significa la mina para usted?

Elsa Castro tiene 81 años, llegó a Río Turbio en la década del ’60 para acompañar a su marido, Nicolás Pardo, quien trabajó en la mina durante 36 años. Ella recién pudo independizarse económicamente a sus 41 inviernos como portera de escuela. La respuesta llega en segundos, con ojos bien abiertos y un dejo de sonrisa que le permite esquivar el malestar que le genera su asma.

- El trabajo más grande, sin mina no vivimos. Por ejemplo, los maestros se irían, buscarían otro lugar. La mina es muy importante. La empresa empezó a crecer y la gente empezó a llegar. Ahora estamos mal pero vamos a mejorar.

- ¿Se imagina un pueblo sin la mina?

(Elsa juega con una servilleta de papel, la envuelve como un tubito una y otra vez).

- Sería muy triste. Me parece muy feo, o raro porque la mina es todo. Para mí la mina es todo.

Tener ganas

Nos detenemos frente a un cuarto de madera utilizado para guardar herramientas. “¿Ves esos guinches?, son polacos y sirven para enganchar parte del equipamiento neumático”, muestra Vega. En el interior de mina no hay baños. La montaña da y recibe. Mucha de la tecnología y equipamiento de YCRT fue adquirida a Polonia.

Durante 2014, la empresa envió a 27 trabajadores a capacitarse a este país por 45 días ya que se había invertido en un tercer frente para la extracción de carbón. Parte de la maquinaria llegó a Río Turbio durante 2016-2017 pero fue arrumbada al costado de la ruta que une Boca de Mina 5 con la usina. Está a la vista de todes, a la intemperie. Esos pocos kilómetros que separan una de las fauces del cerro de la enorme estructura energética fueron poblándose de material desechado.

-- ¿Qué es lo más importante dentro de la mina?

-- Tener ganas --responde Zurita, rápido de reflejos.

-- Se comienza el laboreo y nosotros decimos que tiene que haber una charla de 5 minutos entre el supervisor y los operarios para ver cómo vinieron, tipo una charla técnica antes de un partido. Hay que estar muy concentrados --añade Vega.

-- ¡Entramos todos, nos vamos todos! --exclama Zurita, cual arenga de esa charla técnica imaginaria.

Los despidos

En la Cuenca Carbonífera viven aproximadamente 30 mil personas. Según su actual intendente, Darío Menna (Frente de Todos), entre 2013 y 2015 la economía estaba activa, había muchas obras y demanda de mano de obra. “En 2016 arrancaron los retiros voluntarios extorsivos sumado a la crisis nacional donde empezó a faltar trabajo. Hoy la complicación que vemos pasa por una necesidad de trabajo y una contención social. Otras familias tienen laburo pero no les alcanza, entre otras cosas por cómo aumentaron las tarifas”, analiza.

El 22 de enero de 2018, la empresa envió 500 telegramas de despidos de un potencial listado de 1700 trabajadores. El ex interventor Omar Zeidán decía que necesitaba ahorrar mil millones de pesos. “En Río Turbio y 28 de Noviembre fue donde más se sintió el ajuste macrista. Teníamos una empresa de 3 mil compañeros y luego echaron a mil, siempre a través de la persecución y sin saber cuándo podía llegarte el telegrama. Todo fue planificado”, agrega el intendente.

Aquel 22 de enero la vida entera de mineros, trabajadoras y trabajadores se trasladó al cerro. Se hicieron asambleas y cada sector de la empresa armó una “choza” al ingreso del túnel. Fueron 61 días de acampe.

- ¿Qué pasó el día que recibiste el telegrama?

Ramón Morales, 45 años de edad y 16 de experiencia en la empresa, tiene tres hijes (14, 7 y 2).

-- Me estaba yendo de vacaciones como muchos compañeros y sus familias. En un momento me llama un familiar y me dice que había recibido el telegrama. Lo más duro fue escuchar a mis hijos que me preguntaran por qué nos estábamos volviendo. Fue un tiempo de muchas injusticias, cientos de familias con la incertidumbre de no saber si el próximo llamado a la puerta sería el despido.

Vanesa Galván --que hasta el conflicto se desempeñaba como electricista-- estuvo ahí desde el primer momento, inquieta, solidaria, aguerrida. Iba y venía todo el tiempo desde la entrada al socavón hasta un local cedido por la Municipalidad donde acopiaban donaciones y alimentos para las ollas populares que llegaban al pie de la montaña todos los días.

“Ahora tenemos el conflicto de los nyc (nacidos y criados) que rechazan las incorporaciones que hizo Zeidán por cuestiones políticas. Necesitamos que la mina y la usina arranquen ya, no podemos esperar más. Lamentablemente, en el pueblo ya no se sabe por qué es el conflicto”, señala Vanesa, quien fue denunciada penalmente --junto a más compañeres-- por la anterior intervención. Ya fue llamada a indagatoria en una causa cuya carátula solo dice “averiguación de delito”.

En el pueblo dicen

Al lado del Centro Cultural de la ciudad, que los fines de semana se convierte en cine, hay un puesto de panchos que abre de jueves a domingos y es atendido por Juan y su compañera Silvia. Iniciaron el negocio en 2018, en pleno conflicto de YCRT. Pero dicen no recordar mucho de aquellos días. “Sabemos que la mina anda con problemas pero mucho más no sé. La verdad es que la Cuenca es algo especial, siempre se trabaja bien acá. Lo que sí se nota es que este año hay menos personas de vacaciones. Se ve que el año pasado fue duro”, afirma Juan.

En una estación de servicio Axion, Romina Melgarejo (chaqueña), David Cañari (jujeño) y Nicolás Ramos (nyc) conversan en la oficina donde se venden los lubricantes.

“¿Vas a decir la verdad o vas a mentir como otros medios?” El dardo lo lanza Romina. Nicolás rompe el hielo. “Hubo una auditoría que dijo que a la usina le faltaba un 15 por ciento para finalizarse y frenaron todo, la dejaron abandonada”. La mayoría de sus amigos están vinculados a YCRT.

Romina, ya con algo más de confianza, avanza: “Los comercios nos vimos afectados porque hubo menos ventas y muchos se fueron del pueblo. Además se dijeron muchas cosas, como que la mina largaba una sustancia tóxica. Si hubiera sido así, ¿alguien tendría que haber muerto, o no?

- ¿Quién dijo eso?

- En TN.

Mitos y expectativas

Antes de salir de la mina nos sentamos en un banco de madera dentro de otro cuarto utilizado para descanso. Los cambios de temperatura entre galerías y la mutación del aire fresco hacia algo más pesado ya hicieron mella en el cuerpo.

En la actividad minera predomina un mito bastante patriarcal: las mujeres no entran al socavón; se habla de la viuda negra que se aparece en forma de luces misteriosas que auguran algo malo para el yacimiento. Pero ese mito también puede caerse. Carla Rodríguez, Carlita, mujer trans, es la primera que trabaja dentro de la mina (ya era minera antes de su cambio de identidad).

-- ¿Se podrá cambiar esta cultura de que solo los hombres pueden ingresar al interior de mina? --pregunta Iván.

-- Noooo. Los viejos (que ya sabemos que pueden ser obreros de 30, 40 o 50 años) van a presentar mucha resistencia --acota José Saravia, del área de preparación principal y secretario gremial de ATE.

- Bueno, algunas cosas tendrían que cambiar --remata Zurita.

Después, la salida. Otra vez los 5700 metros recorridos por una camioneta que deja atrás las expectativas de 30 mil almas de poder enviar ese carbón --más de 700 millones de toneladas de reservas contenidas en un cerro-- hacia la usina térmica y generar energía para todo el país.

Tubo de ensayos

Río Turbio fue un tubo de ensayos para el macrismo. Despidos, persecuciones a les trabajadores, flexibilización laboral, presos políticos. En marzo de 2018 fue detenido el intendente Atanasio Pérez Osuna (en una causa por peculado) y liberado en diciembre del año pasado.

Aníbal Fernández fue designado interventor de YCRT el jueves pasado. Este lunes tendrá una primera reunión con Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, y el secretario de Minería, Alberto Hensel, para asumir cuanto antes y viajar a Río Turbio.

El nuevo funcionario conoce mucho de la Cuenca Carbonífera. “Fernández fue secretario de la Presidencia en 2002 cuando se saca el decreto que le puso fin a la concesión de Sergio Taselli”, recuerda el periodista turbiense Esteban Rebolledo. La empresa había sido privatizada durante el menemismo.

En diálogo con este diario, Aníbal Fernández indicó que su principal objetivo será poner a producir la mina y la usina térmica. Sobre la tierra arrasada que dejó el macrismo, agregó: “Hay que meterse adentro y mirarlo, no me gusta hacer terrorismo. Hay que meterse y analizar, y en eso tengo mucha cancha”.