No recuerda el momento con detalle. Pero sí que se levantó con resaca y que recién empezaban los primeros fríos porque era otoño en Nueva York. Sebastián Volco estaba parando de prestado en Brooklyn luego de haber terminado unas presentaciones con la Orquesta Metafísica —como sugiere su nombre, un grupo de música fantástica y ambiciosa; sinfonías rockeras hechas de tango del futuro, de procedimientos de música clásica, de sonidos autóctonos y más-- y de repente, sin realmente buscarlo, se había visto envuelto en una banda nueva. Un combinado de dos argentinos, un uruguayo y un yanqui haciendo un rock de raíz.

"Nos llamábamos los Blue Foxes", recuerda. "Lo integrábamos Juani de Fantasmagoria; Dinamita, un guitarrista uruguayo; y Noah Plotkin, un batero yanqui amigo. La verdad que la rompíamos. Llenamos el Bowery Electric, un teatro de Manhattan, con invitados locales y la gente incendiada. Hay una grabación en Youtube ", consigna Volco que sin embargo aquella mañana caminó hasta el baño, se miro al espejo y no pudo evitar pensar: "Sí, estuvo buenísimo, pero... ¿qué estoy haciendo? Me transformé en un músico de blues y rock’n’roll… ¡y no era la idea!".

Había que tomar una decisión. Se le había vencido la visa y tenía que decidir si hacía un viaje relámpago para renovarla y seguir. O si regresaba a Buenos Aires, ciudad de la que de alguna manera se había marchado con más apuro que placer. "Necesitaba un cambio de aire". Y ese cambio, inesperadamente, había llegado con esta nueva banda reparadora. ¿La iba abandonar justo cuando la estaba pasando tan bien y había comenzado a ganar buen dinero? El dilema estaba escrito. Entonces recibió un llamado.

"Era Pablo Gignoli, bandoneonista de la Fernández Fierro. Con él, un día antes de venir a Nueva York, nos habíamos encontrado en el CAFF para filmar dos temas juntos: ‘Durazno sangrando’ de Invisible y ‘Plaza de Mayo’ de la Orquesta Metafísica. Llegué con lo justo. Porque Pablo insistió. Me dijo: 'Por ahí en el futuro nos va a servir'". Y efectivamente les sirvió. Gignoli le contó que se iba a vivir a París y que gracias a ese material filmado había conseguido fechas para probar suerte allá. "¿Querés venir?", le preguntó. Y así nació Volco & Gignoli, el dúo.

Ya para entonces —2012— el ex Fernández Fierro era un reconocido bandoneonista de la movida de "nuevo tango joven". Volco, con la Orquesta Metafísica, también se sentía afín a esa revitalización del género, aunque estando allá se dió cuenta que la pileta era bastante más honda de lo que al principio creía."Lo descubrí trabajando con el dúo, teniendo que elevar mi conocimiento al cien por ciento porque de repente me enfrentaba a cosas que por ahí no necesitaba cuando tocaba rocanrol o con la Metafísica".

Con Gignoli primero trabajaron de musicalizar veladas, fiestas en grandes barcos sobre el Sena, milongas de aficionados europeos encantados con el género. "Éramos dos rockeros necesitando trabajar y viendo que se podía hacer con el tango", cuenta Volco. "Gignoli es tanguero más de vieja escuela que yo. Yo aporto lo mío. Pero estando allá, haciendo nuestros primeras presentaciones donde la primera regla siempre es hacer bailar, vimos que pasaba algo más".

El repertorio --ahí estaba el asunto-- era heterodoxo: se componía de Troilo, de Pugliese, pero también de temas de Gignoli , de la Orquesta Metafísica , de algún rescate del rock nacional y hasta de Bowie en clave tanguera. Y funcionaba. Tanto, que la idea de grabar, editar un disco y dar conciertos, fue la continuación natural. "Sacamos nuestro primer disco en 2013 y ahora estamos trabajando en el segundo. Fue para mí profundización de un mundo que no sabía que me gustaba tanto y me obligó a ponerme a la altura como músico", subraya.

En el medio, en tanto, siguió componiendo material para la Orquesta Metafísica. El ensamble que había llevado adelante junto a su socio creativo, el bajista Sebastián Rosenfeldt, se encontraba en un impasse tras su instalación definitiva en París. Pero la vivencia en la capital francesa, con los atentados de Charlie Hebdo y del Teatro Bataclán de fondo, lo dotaron de nueva inspiración para la música épica y expansiva que caracteriza al grupo. Y eso se vio reflejado en Hipnotizados, el disco que sacaron en 2018 y que presentaron tanto en Europa como en Buenos Aires. "Hicimos unos espectáculos muy locos que incluían pintores, bailarines, videos. La idea era mostrar cómo la humanidad parece hipnotizada por estímulos cuyo resultado indirecto es la inseguridad en vos mismo y la creencia de que en el otro siempre anida un enemigo".

Sebastián Volco 

Ahora Volco --que también entre infinidad de colaboraciones con otros músicos fue tecladista de Fantasmagoria-- vuelve a la Argentina pero en plan solista. O, más bien, en plan The Volco Experience; la denominación que encontró para un tipo de show que incluya no sólo al material que abarca a la Metafísica y al dúo con Gignoli sino también a sus primeros discos solistas, cuando con temas cantados como "Pájaros sin patas" o "Miss sentimiento de otoño" introdujo cierta lírica absurda y progresivo nacional de los setentas a una escena under que iba por otro lado pero siempre le guardó su espacio.

"Para mí el arte verdadero no debería ser frívolo, debería poder tocar fibras en el ser humano que lo hagan reaccionar en algo. En ese sentido, creo que en esta era que vivimos, a diferencia de los ochenta más pasatistas, hay una especie de vuelta al arte transformador", postula quien armó para esta visita una banda con Fernando Samalea en batería y bandoneón, Pat Coria en bajo y coros, y Mariano Malamud en viola.

"La idea es que pueda estar yo solo con el piano o con la banda haciendo lo que en ese momento esté con ganas de tocar", agrega Volco que --avisa-- también adelantará temas de lo que será Civilización demonio, su primer disco en formato canción desde Fiebre de rock 'n roll (2007). "Siento que empiezo una etapa donde realmente puedo encaminarme a hacer la música que siempre quise hacer. Porque antes tal vez no estaba del todo preparado para que me entiendan. Ahora sí".

The Volco Experience se presenta este viernes14  en Hasta Trilce, Maza 177. A las 21.