Jimena Barón fue tendencia en redes. La criticaron y mucho, quienes sintieron que había pasado un límite, al publicar en su cuenta de Instagram imágenes de los afiches que pegó en la vía pública, por Palermo, donde se la ve posando con medias de red y sosteniendo un pancho, sin más información que un número de teléfono, con una estética que imita a la de los cartelitos que redes de proxenetas y también mujeres que se definen como trabajadoras sexuales o están en situación de prostitución, se promocionan para conseguir clientes-prostituyentes.

El tema enfrenta posiciones irreconciliables en los feminismos: desde el movimiento abolicionista al regulacionismo. 

La comunidad de Página/12 dio el debate y estas son las contribuciones más destacadas:

Prostitución prohibida y criminalizada es una hipocresía equivalente a la penalización de las drogas ilegales. Es sostener un negocio sucio en el que ganan policías y políticos en connivencia con carteles varios amparados y socios. No son problemas policiales, sino de salud pública. Despenalizar y control del Estado. Jimena hace marketing, no me gusta, pero está en su derecho en esta sociedad de consumo.
orinque 

"...la cosificación en la fábrica se convirtió en deber moral de los pobres, pero la cosificación del cuerpo como instrumento de placer se volvió algo reprobable, se transformó en “prostitución”. En esta sociedad, la miseria es también la condición de la ganancia y del poder. Sin embargo, la dependencia se realiza en el medium de la libertad abstracta. La venta del trabajo ha de realizarse sobre la base de la propia decisión del pobre. El pobre realiza su trabajo al servicio de quien le da pan. Su persona en sí, separada de las funciones socialmente valiosas, este abstractum, puede conservarlo para sí y erigirlo en santuario. El pobre debe mantener puro este santuario. La prohibición de ofrecer su cuerpo al mercado como instrumento de placer en vez de instrumento de trabajo, es una de las raíces sociales y psíquicas fundamentales de la ideología burguesa-patriarcal. En este punto se trazan los límites de la cosificación y su respeto tiene vital importancia para el sistema. Así pues, cuando el cuerpo, en tanto manifestación o depositario de la función sexual, se convierte en mercancía, provoca el desprecio general. Se lesiona el tabú..."  Herbert Marcuse - ”Cultura y Sociedad”, 1967.
Zirconio

Hola Zirconio, muy interesante tu contribución. Una, intuitivamente, tiene la posición de la autora de la nota, pero profundizando muy bueno tu aporte con el texto de Marcuse. También es inquietante cuando se comprende el concepto porque racionalmente se entiende que el mercado utiliza nuestros cuerpos como instrumentos de trabajo y naturalizamos y aceptamos eso como normal casi sin escandalizarnos, pero no se lo acepta cuando se trata del cuerpo para la prostitución, y yo, a pesar de que estoy entendiendo el paralelismo que objetivamente hay, también a mi me sale el rechazo en la piel cuando imagino tener que usar mi cuerpo para el placer de otros. Lo entiendo como una contradicción resultado de que no es gratis tener siglos de patriarcado metidos en la cabeza, a pesar de la conciencia que hoy se tiene. Contradicciones a resolver, pensamientos a revisar, debates productivos a dar. Reitero lo interesante del aporte.
liliana47

Quizás Jimena Barón pertenezca a lo que se denomina "Post-feminismo", un sector que, compartiendo algunos principios con el feminismo, considera que la igualdad ya está lograda y que lo importante ahora para la mujer es el "empoderamiento", que radicaría esencialmente en tener confianza en una misma, cultivar el físico y la apariencia, tener una actitud liberal respecto de la utilización del propio cuerpo y pensar que los logros ahora son individuales, dependiendo del esfuerzo de cada una. Todo muy neoliberal. Las luchas compartidas y la acción en conjunto (que son las que han permitido las conquistas logradas) ya no se consideran necesarias en el post-feminismo.
patricia153

Hola Patricia! No sé si lo de Jimena es tanto "post feminismo" como "marketing directo". En tanto que estrategia de marketing ha tenido un éxito remarcable: se sacó 2 fotos, pegó unos afiches, levantó una a la red y la publicaron en todos los medios.
Sin desmerecerla (no la conozco, así que no voy a hacer "la gran Osvaldo"), dudo de que a ella le interese tanto el rótulo que usemos para su base filosófica; me quedo con lo dicho en el inicio de la nota: "A Jimena Barón le gusta provocar, generar polémica. Es parte de su negocio para promocionar su trabajo y promocionarse. Es una laburante."
Si sos laburante y sos provocador, el método de promoción utilizado (que reconozcamos ha sido muy eficaz y eficiente, por muy poca plata...) fue una estrategia óptima. Pero no entiendo que Jimena esté haciendo una apología de la prostitución, ni planteando una redefinición, ni haciendo un alegato. Hace su propio marketing y muy bien: tiene éxito en ello. No creo que esta nota dé para hablar sobre prostitución, sino sobre estrategias de marketing que se basan en remover el avispero de la pacatería. Desde ese punto de vista la nota es muy interesante. A mi humilde entender, sería muy bueno que los chicos del staff le hicieran una nota a Georgina Orellano (por ejemplo) y, de ese modo permitir la apertura de un debate más enfocado en el tema que, en general, nos ha motivado a todos los panelistas: prostitución.
A mi juicio esto es sólo marketing. Y del bueno. 
quiqueb

Bonus track: 
Lectura recomendada: "Violacion consentida", de Delia Escudilla.
josema