Grecia Albán nació en la provincia de Cotopaxi pero actualmente vive en Quito, la capital ecuatoriana. Pero el paisaje en ambas ciudades, dice, es similar. “Están muy cerca y son muy andinas”, cuenta la cantora. “Ecuador es un país pequeño, que lo atraviesa la Cordillera de los Andes. Se da una geografía muy fuerte de volcanes, entonces muchos pueblos vivimos entre las montañas y los valles. De un lado está la Amazonía y del otro el mar Pacífico”, detalla Albán, quien se encuentra en el país para presentar su disco debut como solista, Mamahuaco (2017), luego de integrar varios proyectos musicales. La ecuatoriana estuvo participando en el Festival Mujeres a la Patagonia, en Bariloche, y este miércoles 12 de febrero a las 22 tocará junto a la cantautora bonaerense Soema Montenegro en el Torcuato Tasso, Defensa 1575.

El espectáculo compartido se llama Madres selvas y la idea es regalar una ofrenda musical a la naturaleza a través de ritmos folklóricos y ancestrales de Latinoamérica. “Tiene que ver con esta búsqueda que tenemos en común de reflejar un poco nuestras naturalezas y el lugar de dónde venimos. En mi música están muy presentes los paisajes y las geografías, hablo de que me crié en la Amazonía y del poder de las aves. Y ella tiene un vínculo espiritual con la naturaleza y una conexión importante con el ser mujer”, sostiene Albán. “Y consideramos que era importante seguir cantándole a la conciencia del ser humano con respecto a la naturaleza y celebrar su sabiduría. Está en las manos de las mujeres seguir insistiendo en esta conexión con lo natural. Las voces de las cantoras latinoamericanas no tienen que ser colonizadas, tienen que ser libres”, completa.

“El espacio de nuestro cuerpo como seres femeninos está tomando otras dimensiones, es un momento de interpelarse, de preguntarse cuáles son las prácticas y las formas en las que nos estamos viendo: las que nos nutren y nos expanden, y cuáles ya son viejas y necesitamos desechar”, enmarca Soema Montenegro y cuenta que cuando escuchó por primera vez a Albán se sintió atraída por “las sonoridades de la selva y el mundo andino”. Ambas se dedican a la investigación de la voz ancestral y la recuperación de las sonoridades indígenas. “Un músico argentino me dijo el año pasado: ‘tienes que conocer a Soema’. Quedé impactada con su virtuosismo, su voz y su búsqueda. Fue bonito escuchar su música”, resalta la ecuatoriana sobre el origen del vínculo entre ambas.

Soema Montenegro.

En el concierto, van a presentarse cada una con su banda y luego compartirán varias canciones juntas. Montenegro, de raíces guaraníes, mostrará las canciones de Camino a la templanza (2019). Y Albán desplegará el repertorio de Mamahuaco, un disco centrado en la música andina pero con un abordaje contemporáneo. Y adelanta que tocará dos instrumentos de percusión afroecuatorianos: el bombo zambo y el cununo. “La música que hago está inspirada primero que nada en el mestizaje”, dice Albán. Y desmenuza: “Cómo la cultura indígena se mezcló con la española y cómo es la reflexión en torno a eso. Ecuador viene de un racismo muy fuerte, de un rechazo muy grande a reconocer el origen. Entonces, mi música viene un poco de la reflexión acerca de qué es ser mestizo hoy en día en Ecuador”.

Al igual que sucedió en toda la región, en Ecuador los músicos y músicas están en un proceso de revisión de las raíces y los ritmos ancestrales y prehispánicos. “Cuando era chica y preguntabas cuál era la música ecuatoriana, te decían el pasillo y el albazo, que son músicas mestizas que tienen un fuerte tinte español. Pero hoy en día mi generación se está comunicando más con los músicos de las comunidades indígenas y afro y empezamos a darnos cuenta que la música ecuatoriana también es la música de esos territorios. Y estamos en la búsqueda de ese reconocimiento”. Hace apenas dos años se abrió por primera vez una carrera de música popular ecuatoriana, “donde se enseñan los ritmos de la marimba, la guitarra quiteña y la música indígena. Entonces, estamos en un camino muy nuevo en ese sentido”, apunta esta cantautora que ha grabado discos con la orquesta de salsa La Malamaña y el grupo de pop rock Bueyes de Madera.