"La ciencia médica ha descubierto que dentro de los recursos terapéuticos posibles, se conocen más de 45 aplicaciones medicinales del cannabis: desde epilepsias refractarias y encefalopatías epilépticas con grave deterioro neuropsíquico, pasando por niñxs portadores de TEA (Trastorno de Espectro Autista o TGD), especialmente aquellos casos más severos con importante componente disruptivo conductual, con elevado padecimiento individual y familiar.” La descripción del médico Carlos Alberto Magdalena, neurólogo infantil del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y director de la carrera de Médico especialista en Neurología Infantil de la UBA, fue citada en su presentación por Natalia Castro, defensora pública oficial de I.M., una mujer que ingresó al país semillas de cannabis con el fin de elaborar aceite de uso medicinal para su hija de 7 años, diagnosticada con TEA.

El Juzgado Federal Nº 3 de Mar del Plata finalmente le otorgó el sobreseimiento, y si bien la Ley 27.350 de “Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados”, sólo autoriza su utilización en casos de epilepsia refractaria, “el fallo está firme”, difundió la Defensoría General de la Nación en un comunicado. La intervención de Castro fue clave: logró hacer entender que estaban en juego los derechos de la mujer y la salud y el bienestar de la niña. “Resulta atendible el descargo de la defensa”, terminó admitiendo el juez. “Actuó en la creencia de estar obrando en un todo conforme al ejercicio de un derecho (actividad curativa).”