En diciembre pasado, la actividad industrial tuvo una caída del 1,4 por ciento interanual, de forma que el 2019 terminó con una merma de la actividad manufacturera del orden del 6,3 por ciento, informó la Unión Industrial Argentina (UIA). Es la segunda caída anual consecutiva después de la baja del 2,9 por ciento de 2018. En el último año, se redujo en 1838 el número de empresas industriales, mientras que la comparación con 2015 arroja una caída de 4126 empresas, lo cual implica la destrucción 7,4 por ciento de las firmas industriales.

La UIA considera que "con una resolución favorable para la negociación de la deuda que se encuentra en curso, las perspectivas para la industria son de cierta estabilización en la producción". "Si se mantiene la previsibilidad del mercado cambiario y el sendero de reducción de tasas de interés y la inflación, podría haber una mejora relativa del consumo que, junto con el pronóstico de crecimiento para la industria de Brasil, son factores que podrían frenar la caída de la demanda y mostrar ciertos signos de mejora a partir del tercer trimestre del año", agregan los economistas de la entidad fabril. La Unión Industrial acompañó al gobierno de Mauricio Macri en sus primeros años, pero desde 2018 adoptó una postura crítica por el fuerte derrumbe de las ventas, la producción y el cierre de empresas. Incluso firmas emblemáticas como Arcor o Molinos registraron pérdidas históricas.

El año pasado cerró con una caída de la producción industrial del 13 por ciento con respecto a 2015 y del 17,5 por ciento frente al máximo de 2011. En términos per cápita, es decir, computando el crecimiento vegetativo de la población, la caída de la actividad industrial frente a 2011 es del 24 por ciento. "La industria necesitaría 10 años seguidos de suba al 4 por ciento anual para recuperar este nivel", advierten en la UIA.   

En cuanto al desempeño industrial durante 2019, la entidad detalla que el consumo privado tuvo una caída acumulada del 7,8 por ciento. "El rebote que se esperaba para la segunda parte del año no llegó a raíz de la devaluación de agosto 2019 y el stress financiero desatado luego del reperfilamiento de la deuda del Tesoro y la fuerte suba de las tasas de interés", indica el informe.

A nivel sectorial, en 2019 todas las ramas registraron caídas de la actividad, excepto alimentos y bebidas, cuya producción se recuperó por la mejora de la molienda, en particular de soja, luego de la fuerte sequía de la campaña de 2018. Las mayores caídas de la actividad fueron en los sectores automotor, metales básicos, metalmecánica y minerales no metálicos. En particular, la industria automotriz tuvo el año pasado una merma del 32,5 por ciento y alcanzó su nivel de producción más bajo desde 2005, a causa de la contracción de las ventas al mercado interno (-48 por ciento) y de la baja de las exportaciones (-17 por ciento). Por su parte, la industria de metales básicos acumuló una caída del 8 por ciento por la contracción de la producción siderúrgica, mientras que  la industria metalmecánica registró la tercera mayor contracción (-7,5 por ciento), afectada por el resultado particularmente negativo de carrocerías, remolques y semirremolques, fundición y autopartes.

En cuanto al comercio exterior, 2019 cerró con una caída de las exportaciones de manufacturas del 0,7 por ciento interanual. Pese a ese débil desempeño de las ventas al exterior de productos industriales, el año cerró con superávit comercial de 15.990 millones de dólares, el más alto desde 2009, como consecuencia de la fuerte caída de las importaciones, que mostraron una merma del 25 por ciento.