El Gobierno quiere que los salarios se ajusten por inflación y busca ponerle un techo a las negociaciones colectivas de trabajo para este año. El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav) registró que, si las remuneraciones hubieran subido al mismo ritmo que los precios en los últimos 10 años y no se hubieran permitido paritarias libres, los trabajadores en promedio tendrían un ingreso mensual 31 por ciento menor respecto del que reciben ahora. Puesto de otro modo: el poder de compra de los asalariados sería las tres cuartas partes del actual. En los cálculos del documento de la Universidad de Avellaneda se emplearon estimaciones privadas de inflación, con el objetivo de evitar suspicacias con los datos del Indec. Las mujeres, los individuos de más de 56 años y los trabajadores de pequeñas empresas, según el informe, hubieran sido los sectores más afectados.   

Los datos que comparan la suba promedio de los salarios en paritarias y la inflación a partir de 2006 dicen mucho del proceso de distribución de los últimos años. En 2006, el ajuste de sueldos fue del 19 por ciento, contra la suba del 9 por ciento de los precios; en 2007 de 22 por ciento, contra 18; en 2008 de 27 contra 19; en 2009 de 19 contra 16; en 2010 de 28 contra 23; en 2011 de 31 contra 22; en 2012 de 27 contra 24; en 2013 de 24 contra 26; en 2014 de 30 contra 32 y en 2015 de 27 contra 26. Por su parte, en 2016 se registró una fuerte caída del salario real, con aumentos en las remuneraciones de 31 por ciento, mientras que la inflación acumuló 40 por ciento. Los datos de ajustes salariales se obtuvieron del informe de “Estado de la negociación colectiva” de la oficina de estudios y estadísticas del Ministerio de Trabajo. Las cifras de inflación corresponden al relevamiento de precios del Estudio Bein y Asociados. 

“Ligar el aumento de los salarios a la evolución de los precios podría equivaler indirectamente a la eliminación del concepto de paritarias. El riesgo de fondo es que se desarme ese marco institucional en el cual las dos partes se sientan en una mesa de discusión a pugnar por sus intereses. Se anularía, por tanto, la posibilidad de que determinados gremios cuyos sectores de incumbencia se encuentran en una posición ventajosa en términos relativos consigan incrementos salariales superiores al avance general en el nivel de precios”, indicó Undav. Agregó que “esto anularía la posibilidad de que los trabajadores se apropien de una mayor proporción de la torta en la distribución del ingreso. Tal vez la diferencia no resulta significativa en un solo año, pero cuando se la acumulaba en el tiempo, su peso se potencia”. 

Uno de los gremios que más hubiera perdido en los últimos años si las paritarias libres se hubieran reemplazado por ajustes indexados a la inflación es el de metalúrgicos. El documento del Observatorio de Políticas Públicas detalló que entre 2005 y 2015 este gremio acumuló un 54,8 por ciento más de salario con la negociación paritaria respecto de lo que hubiera conseguido con ajustes por inflación. Para el caso de los camioneros, la cifra se ubicó en el 46,3 por ciento, al tiempo que para los docentes fue de 51,8 por ciento, para los bancarios de 37,5 por ciento y para los obreros de la construcción de 35,8 por ciento.