“Para vencer la resistencia de los gremios lanzamos muchas iniciativas al mismo tiempo porque el gremio focaliza, le abriste 12 y las otras 11 avanzan. Cuando se dieron cuenta que alguna ya se implementó, van atrás de esa y avanzas con la que no lo habías hecho”. Lo anterior son palabras del actual Ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich en la Academia Nacional de Educación. 

No es de extrañar, en este marco, que el actual conflicto docente de la provincia de Buenos Aires, se circunscriba, por lo menos para el gran público, a la pelea por el poder adquisitivo del salario. La primera propuesta salarial fue del 18 por ciento en cuatro cuotas y cláusula “gatillo” para la inflación por encima del aumento. Los funcionarios de la provincia afirman por los medios de comunicación que el reclamo de los sindicatos es “político” (la mención del presidente al dirigente sindical Roberto Baradel en el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso no es casual).

La segunda propuesta fue 18 por ciento en dos cuotas y cláusula “gatillo” para la inflación por encima del aumento. Desde las usinas de los operadores de la Alianza Cambiemos se convocan voluntarios para reemplazar a los docentes. 

La tercera propuesta citada a las 17 horas de un feriado y “porque faltaban algunos ministros” postergada in situ para las 19 horas fue, según palabras del propio Baradel, sólo para decir, sin ningún tipo de precisión ni cálculo del impacto, que la “nueva” propuesta era ajustar los salarios trimestralmente por la inflación 2017. Mientras tanto, la gobernadora charlaba en el Espacio Clarín en Mar del Plata y seguía invitando por las redes sociales a voluntarios, pero ahora para que “den clases de apoyo” fuera de las escuelas.

En concreto, el deterioro real del salario docente en la provincia de Buenos Aires durante el 2016 según el CEPA, ignorado totalmente en todas las propuestas, fue en promedio 9,18 por ciento. Es decir que, para seguir cobrando el mismo salario que en diciembre del 2015, el aumento debería ser el propuesto más un 9 por ciento para recomponer lo perdido. 

A pesar de que el reclamo salarial es muy importante, y habla de los derechos como trabajadoras y trabajadores de la educación, entre las cuestiones que se esconden (las múltiples iniciativas de las que hablaba el Ministro) es que el Gobierno Nacional desconoce la Ley de Financiamiento Educativo, que sostiene que el Ministerio de Educación Nacional debe convocar a una Paritaria Nacional Docente, lo cual implica, entre otras cosas, establecer el salario mínimo docente y asistir financieramente a las provincias que por falta de recursos no lleguen a pagarlo. Esta violación de la ley genera graves desigualdades en los salarios y en el financiamiento educativo por lo cual, a pesar de los esfuerzos del gobierno por hacerla jurisdiccional, la lucha docente es nacional y no provincial. Concomitantemente lo que se intenta destruir son las propias paritarias como instrumento de discusión entre empleadores (en este caso el Estado) y trabajadores promoviendo ofertas muy alejadas de la realidad y creando un humor social contrario al reclamo de las y los trabajadores de la educación. 

La lucha docente, como tantas otras que se están librando es, aunque sea una obviedad decirlo, eminentemente política. Incluye, además de la recomposición salarial, el reclamo por el desfinanciamiento (baja de presupuesto o infrautilización del mismo) de todos los programas educativos (que se traducen en la vulneración de derechos adquiridos) como el Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela, la provisión de libros en las bibliotecas escolares, el Programa Conectar Igualdad, los Programas Socioeducativos, entre otros. Incluye la resistencia de toda una serie de conquistas, materializadas en políticas públicas, que iniciaron el camino de construcción de una escuela cada día un poco más justa, mejor y más democrática para todas y todos. La resistencia docente se inscribe en el marco del avance de una restauración neoliberal en la Argentina y en la región que avanza no sólo sobre las conquistas materiales sino principalmente sobre los discursos y cosmovisiones, medios de comunicación mediante, que legitiman y naturalizan tal destrucción.

* Docentes. Colectivo Educativo Manuel Ugarte (CEMU). 

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