En plena ola feminista, y por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las autoridades del Ministerio de Defensa anunciaron un compromiso histórico: incorporar en el marco de las Fuerzas Armadas “toda la fuerza que tiene el movimiento de mujeres”. La afirmación, en boca del ministro Agustín Rossi, toma especial relevancia en el marco de la institución castrense, donde las mujeres ocupan sólo el 5,66 por ciento del total de los oficiales de Comando del Ejército; no llegan al diez por ciento en la Armada; y son apenas un 4,62 por ciento entre los oficiales de las Fuerza Aérea.

“Hoy ya no existe ningún tipo de restricción formal para que las mujeres se integren en todas las áreas y pueden hacer su carrera militar. Sabemos que hay dificultades y que todavía queda mucho por hacer, pero la institución cambió y los temas de género están en la agenda”, celebró la directora de Género del ministerio, Laura Masson, en la apertura del acto frente a las escalinatas del Edificio Libertador.

De fondo sonaba el tema que rinde homenaje a Juana Azurduy, considerada como la primera mujer en acceder a un rango militar. Esta vez la melodía fue interpretada por una orquesta de mujeres, conformada por 80 músicas suboficiales de las tres armas, algo que se presentó como un “hito histórico” en una institución donde el mundo protocolar y simbólico estuvo siempre ligado a la figura del hombre.

La autoridades del Ministerio de Defensa presentaron también la muestra Militares Argentinas, que recorre a través de fotografías las etapas de la integración de las mujeres a las fuerzas. Entre las imágenes está la de la primera promoción de mujeres oficiales de la Armada, que egresó en 2007, y la de Eliana María Krawczyk, teniente de navío y primera oficial submarinista de la historia argentina. Fue la única tripulante a bordo del ARA San Juan, el submarino que desapareció en noviembre de 2017. 

También forman parte de la muestra los retratos de Jorgelina Camarzana, capitana y primera helicopterista militar de la Fuerza Aérea, y de María Sánchez Pereyra, primera teniente, que se desempeña en la Brigada Aérea de Reconquista a cargo de tareas de control táctico de las aeronaves.

“La incorporación de la mujer en el marco de las Fuerzas Armadas fue el cambio cultural más importante de los últimos años que tuvo la institución casi en coincidencia con la recuperación de la democracia”, remarcó Rossi, para quien el movimiento de mujeres de Argentina se convirtió en la fuerza política más potente del último tiempo. “Las mujeres están pariendo una sociedad distinta, una sociedad de pares, una sociedad de iguales. Y eso va a generar en el futuro liderazgos distintos”, agregó.


Un proceso que recién comienza

A principios de la década del 80 se habilitó el ingreso de mujeres al Cuerpo Profesional -que brinda servicios- de las tres fuerzas y como suboficiales del Cuerpo Comando de la Armada y la Fuerza Aérea. Fue recién en el 94 cuando se abrieron todos los escalafones del Cuerpo Comando a la participación de mujeres. A principios del 2000 se habilitó la participación de las mujeres en el Colegio Militar y recién en 2013 se eliminó la última restricción para las mujeres. A partir de ese año pueden integrar también la Infantería y Caballería.

En los últimos diez años, la participación de las mujeres en las Fuerzas creció significativamente. De ser menos del 2 por ciento en el Cuerpo Comando de las tres fuerzas, las mujeres pasaron a ser el 4,64 por ciento. El Cuerpo Profesional también experimentó un aumento significativo: en 2010, las mujeres representaban el 29 por ciento del escalafón y diez años después eran el 34 por ciento.

“Que se haya permitido el ingreso de mujeres en los 80 no significa que desde ese entonces exista políticas de género. Las primeras iniciativas para terminar con la discriminación hacia las mujeres comenzaron en 2007, bajo la gestión de Nilda Garré”, agregó Masson.

Ese año se creó el Consejo de Políticas de Género para la Defensa, espacio que se convirtió en una “usina de ideas” para terminar con la inequidad en una institución que fue pensada “exclusivamente como masculina”. “Este Consejo también fue pionero en convertirse en un espacio compartido por diferentes jerarquías”, remarcó la funcionaria, una experiencia inédita también en el marco de las Fuerzas Armadas.

A partir de allí se crearon oficinas de género al interior de cada arma, para que “no sean sólo las civiles pensando los cambios sino que las propias mujeres militares puedan ser partícipes” del proceso. También se habilitaron espacios para acompañar y actuar frente a los casos de violencia intrafamiliar.

Las luchas cotidianas

Pero mucho antes de hablar de género, las primeras mujeres militares tuvieron que dar otras luchas, tan básicas como conseguir que haya baños para mujeres o que se adapte el uniforme. Hasta 2013, por ejemplo, algunos edificios donde eran destinadas las militares no contaban en sus instalaciones con sanitarios femeninos.

“El machismo está presente en todos los ámbitos de la vida, más en una institución como las Fuerzas Armadas tan verticalistas y tan identificadas con valores de la masculinidad”, sostuvo Luz Perdomo, teniente coronel jefa del departamento penal y disciplinario militar de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ejército, quien participó del acto homenaje a todas las mujeres que forman parte de la fuerza.

Para la teniente de la Fuerza Aérea Eliana Yacuzzi, quien a los 28 años se convirtió en la primera mujer jefa de División Coordinación en la Base Aérea Marambio, en la Antártida, cómo manejar los prejuicios machistas depende mucho de la personalidad de cada una. 

A su lado está la suboficial Mónica Vera, encargada de la Oficina de Género de la Armada, que fue parte de la primera dotación de técnicas electrónicas. “En el 94 éramos la novedad. Fue toda una adaptación enorme cuando nos designaban las tareas. Todavía recuerdo la cara de asombro cuando llegaba a reparar un radar, ‘¿hay mujeres?’, nos decían”, agregó.

En el cierre del acto por el Día de la Mujer Trabajadora, el ministro Rossi anunció que en los próximos meses se aplicará la Ley Micaela y la licencia por violencia de género, que será con goce de sueldo. “Tengan la absoluta confianza para denunciar cualquier cosa que les pueda suceder”, les dijo el ministro a todas las mujeres militares y trabajadoras civiles presentes en el acto. “Creemos en la energía del movimiento de mujeres y en todo lo que le pueden aportar a las Fuerzas Armadas”, cerró el ministro.