El chamamé tiene hoy una gran noche, y recién es la primera. El Club Atlético Litoral Rosario comienza así una serie de encuentros de raigambre musical compartida, con sede en la Asociación Japonesa (Iriondo 1035), en donde a partir de las 21 se darán cita Homero Chiavarino, Maia López, Vicky Durand Mansilla, junto a la presencia relevante de Los Núñez. Anoche a última hora, la producción comunicó que se suspendía la función, que será reprogramada. 

“El chamamé nos permite seguir aprendiendo siempre, es extensísimo, todo el tiempo aparecen cosas nuevas, con muchos pibes y pibas haciéndolo. Por aquí ya se pueden ver focos chamameceros. Y esto no es extraño, Rosario se conecta con el noreste argentino por el río Paraná y eso implica mucha más conexión de lo que parece. Por aquí han pasado los grandes chamameceros en la década del ‘30, ‘40, cuando empezaban a viajar a Buenos Aires. Ha sido un punto neurálgico muy importante”, refiere Homero Chiavarino a Rosario/12.

Así como en el músico local, la raíz musical es vital en Juan y Marcos Núñez, nacidos en Campo Viera, “en la zona centro de la provincia de Misiones, muy cerquita de la frontera con Brasil y Paraguay, con la influencia de los inmigrantes y de toda esa diversidad. Algo que a nosotros nos marcó mucho desde niños. Desde muy chiquitos tuvimos una historia que contar, con una carga emotiva muy fuerte, y eso lo sentimos y tratamos de expresar con la música”, refiere el bandoneonista y compositor Juan Núñez.

Lo dicho tiene escucha premiada en el disco 3 fronteras (Los Años Luz, 2017), con el cual el dúo ganara el Gardel, en donde el chamamé habita y convive con muchos otros ritmos. “A la hora de grabar ese disco surgió la idea de representar esos sonidos, de cuando éramos gurises, y obviamente que todo eso, junto a los paisajes, y toda esa paleta de colores en cuanto a lo cultural y la diversidad, está muy presente en nosotros. La identidad cultural de la región, la tierra colorada, el verde, los inmigrantes. La verdad es que para nosotros todo esto es casi natural, nos criamos y respiramos todo ese paisaje y diversidad. Y lo podemos expresar en los instrumentos. Casi naturalmente salen esas ideas y aparecen esos sonidos, que vienen de la infancia, de nuestro barrio, con nuestra familia compartiendo”, agrega el músico.

--¿Cómo es la dinámica de trabajo con su hermano?

--Es un trabajo articulado, que nace de los dos. Hace un tiempo nos propusimos componer música, lo que no era habitual en nosotros. Pero desde que grabamos Tierra de agua (Los Años Luz, 2007), decidimos abocarnos a la tarea y a la idea de componer, justamente también con esa necesidad de buscar un sonido propio, de poder expresar todo lo que sentimos, desde la mirada del bandoneón y la mirada de la guitarra, unidas con estos sonidos del litoral.

--Sonidos que les han llevado por escenarios diferentes, seguramente impensados.

--El chamamé es una música que nos ha relacionado con culturas muy ricas. A la vez, nosotros tenemos una profunda alegría al poder realizar ese intercambio. Tuvimos la posibilidad de tocar en Alemania, Francia, Austria, Bélgica, China, Nueva Zelanda, Marruecos, y de poder compartir con esas culturas milenarias un poco de nuestra tierra, de nuestra música, a través de estos sonidos llamados chamamé, chotis, galopa. Ha sido muy enriquecedor porque despierta curiosidad.

--Una curiosidad que es también festiva.

--El chamamé por momentos es muy festivo y alegre, y por momentos verdaderamente triste. Es una música que refleja todos esos estadios del hombre y su región, y uno puede expresar todo ese paisaje interior. Nos pasaba tocando el año pasado en Colombia y Ecuador, la gente se sorprendía y preguntaba de dónde era esa música. El chamamé es una música que se está haciendo sentir, y esta relación y posibilidades de poder compartir con nuestros hermanos latinoamericanos nos ha acercado muchísimo y despertado el interés de todo público donde nos hemos presentado.

Por su parte, Homero Chiavarino dará a conocer algunas de las canciones que serán parte de su primer disco solista. “Habrá canciones que están en el disco y un repertorio de música del litoral que vengo trayendo hace muchos años, con algunos temas bastante viejos, otros nuevos, y siempre mechando algunos clásicos que nos acompañan, porque son parte vital del repertorio, como ‘Kilómetro 11’ o ‘General Madariaga’ de Ernesto Montiel, un gran acordeonista de Paso de los Libres”, refiere el músico.

-¿Qué aparece distintivo en vos, en función del próximo disco?

-Es la primera música que de algún modo me pertenece, con composiciones propias. Son canciones de raíz litoraleña, chamamecera, recopilando un montón de música que hace 20 años estoy haciendo. Si uno piensa qué es lo que a mí me dan ganas de componer y transmitir, es el chamamé, porque es la música que me invita a hacerlo. Y este proyecto solista tiene eso, con composiciones propias que de algún modo no encajaron en otros momentos, y hoy entiendo que en realidad forman parte de mi proyecto.