La Unión Europea decidió prohibir la entrada "no esencial" de todos los ciudadanos extranjeros, lo que constituye una medida dramática para tratar de frenar la pandemia de coronavirus del continente. Solo los residentes, miembros de la familia y el personal esencial (trabajadores de la salud y expertos médicos) estarán exentos de las medidas, que se impondrán inicialmente durante 30 días.

Bruselas también ha anunciado planes para establecer "carriles verdes" rápidos en las carreteras principales, para dar prioridad al transporte de productos médicos, alimentos y servicios de emergencia.

Al anunciar estas decisiones radicales, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo que eran necesarios para frenar la propagación del brote. "Necesitamos hacer más para reducir la enorme presión sobre nuestro sistema de salud", dijo en una teleconferencia con líderes del G7.

“Sabemos que todo lo que reduce la interacción social también reduce la propagación del virus. Cuanto menos viajes, más podemos contener el virus", explicó.

La bloqueo aumentará la presión sobre Boris Johnson, cada vez más solo, ya que la UE se mantiene firme contra las restricciones draconianas a los ciudadanos. A diferencia de muchos estados miembros de la UE, el gobierno británico argumenta que todavía es demasiado pronto para cerrar escuelas, imponer bloqueos a las personas que salen o cerrar su frontera.

Aunque el Reino Unido ha abandonado la UE, sus ciudadanos estarán exentos de la prohibición de viajar debido al período de transición posterior al Brexit, lo que significa que la libre circulación continúa.

"Los ciudadanos del Reino Unido son ciudadanos europeos", dijo la Von der Leyen, "no hay restricciones para que los ciudadanos del Reino Unido viajen al continente".

De The Independent, especial para Página/12