Ya fue intendente de La Matanza y volvió a serlo desde el 10 de diciembre. El peronista Fernando Espinoza carga, ante el coronavirus, con uno de los desafíos más importantes de la Argentina: allí viven 2.400.000 habitantes.

--¿Los negocios que deben cerrar acataron la medida?

--A los que no sabían los ayudamos a cumplir. A los que no entendieron, pocos, los clausuramos. El control vehicular funciona pero igual sale poca gente a la calle. Tuvimos que hacer algún trabajo mayor en las plazas más chicas con la Guardia Urbana, que integran retirados de las fuerzas de seguridad o las Fuerzas Armadas pero no portan armas y son más bien operadores comunitarios en tránsito y prevención. El distrito tiene 500 plazas. Hay 420 centros de jubilados y 1500 clubes.

--Cifras enormes. ¿Y empleados públicos?

--Tengo ocho mil empleados municipales para casi dos millones y medio de habitantes. Somos los que tenemos menos empleados por habitantes. Diez mil empleados es lo normal para municipios mucho menores, de 300 o 350 mil habitantes. Y como aquí hay cuatro hospitales municipales, 3500 empleados, el 40 por ciento de los empleados públicos, son del sector salud. Médicos o enfermeras. Empezaron a trabajar mucho antes del decreto de Alberto. Otra tarea importante es la utilización del armado fuerte de promotores de salud. Ya estábamos trabajando mucho con campañas de vacunación en escuelas y plazas. Sacamos todo a la calle y eso ayudó. Están cansados, pero con mucho compromiso. Hace 15 días ya habíamos creado el consejo de crisis, una especie de parlamento multisectorial con todos los sectores, incluyendo el sistema de salud privado el público y los centros de jubilados. Está lo mejor en salud y lo más representativo de las fuerzas vivas. Tenemos mucha práctica porque lo hacemos normalmente. En cada localidad se conocen todos y generamos mucha comunicación con material de mano y por WhatsApp y mail.

--¿Cómo funcionan los comedores?

--En Educación con los comedores desde la semana anterior ya los chicos no iban a comer y recibían un bolsón de comida para diez días. Entregamos 75 mil bolsones de 232 escuelas donde había comedores. En los comedores comunitarios, los parroquiales o los que tiene el municipio fuera de las escuelas, donde también se asiste a la familia, teníamos 70 mil personas y llegamos a un 21 por ciento más. Entregamos comida para 84 mil familias. Es un 12 o 13 por ciento. Son los más vulnerables.

--¿Y las changas?

--El trabajo que hacía cada uno lo paramos a partir del decreto. La asistencia a la familia que no puede salir a hacer changa, después de las cuatro horas de su trabajo, la estamos dando, por supuesto, y de más. Sabemos cuántos hay que lo necesitan en cada barrio. Hay un coordinador municipal. Para los que trabajan en negro tenemos centros de referencia. Hasta ahora entregan a domicilio lo que haga falta, o a veces va uno por llamados telefónicos. La gente ya sabe que vamos a ir. Todo anda bien. Un grupo de trolls quiso hacer barullo usando a los supermercados chinos, pero la gente no tiene eso en la cabeza y lo paramos rápido. Hicimos 61 detenciones en todo el distrito. Nada para una población que representa el cinco por ciento de la Argentina.