Voces de las mujeres que organizan los comedores populares
Las que más cuidan
Son capaces de hacer 200 panes con tres kilos de harina pero eso no es una excepción ni ellas son heroínas. Lo suyo es un trabajo cotidiano, duro y doloroso. Porque aunque saben que no son responsables del hambre, no pueden evitar sentir la impotencia de que menos que nunca, ahora en emergencia sanitaria, alcance la comida. En comedores y merenderos las mujeres trajinan todo el día, inventan maneras de evitar el hacinamiento, pelean contra la policía que persigue a los adolescentes que hacen el reparto y también protegen y se protegen dengue y el coronavirus con muy escasas herramientas sanitarias. Pero ahí están, poniendo en valor sus tareas, haciendo redes feministas, recuperando los saberes que muchas acumulan desde el 2001. Para ellas no valen los aplausos, vale el reconocimiento de su trabajo que tiene que ser bien pago.

