Bill Withers, poseedor de una de las voces más suaves y conmovedoras de la música soul, murió hoy en Los Angeles a los 81 años. Si bien no se lo llevó el coronavirus sino una afección cardiaca, el artista afroamericano pudo ser testigo, una vez más y a manera de despedida, del poder de sus canciones en tiempos de pandemia. Tal como sucedió el pasado 24 de marzo en Boston, cuando los habitantes de esa ciudad, aferrados al asilamiento social, siguieron el ejemplo italiano y se asomaron a sus ventanas y balcones para cantar el espiritual “Lean On Me”. “A veces en nuestras vidas todos tenemos dolor, todos tenemos pena. Pero si somos sabios, sabemos que siempre hay un mañana. Apóyate en mí cuando no seas fuerte, y seré tu amigo. Te ayudaré a continuar”, versa el clásico de 1972, que se volvió a convertir en un himno en los Estados Unidos en esta época. “No hay un momento más apropiado para reflexionar sobre esta letra que ahora, mientras nos apoyamos el uno en el otro”, escribió Ivanka Trump, hija del presidente de la nación norteamericana, en su cuenta de Twitter.

Aunque muchas de sus composiciones forman parte del cancionero estadounidense, el tema que le valió un pedestal fue “Ain’t No Sunshine”. Incluida en su disco debut, Just As I Am (1971, producido por el legendario Booker T. Jones para el sello Sussex Records), esta exquisita joya del soul, pese a que su letargo sugiera lo contrario, trata acerca de la decadencia. Y es que su autor, al momento de hacerla, se inspiró en los protagonistas de la película Days of Wine and Roses. “Ambos eran alcohólicos débiles y, al mismo tiempo, fuertes. Es como cuando reaccionás ante el veneno para ratas: retrocedés. A veces extrañás cosas que no están buenas”, explicó Withers sobre una canción que fue versionada por Michael Jackson, José Feliciano, Nancy Sinatra, Sivuca, Black Label Society y hasta tuvo un remix en clave de electrónica firmado por Lido. “Es algo que me pasó por la mente al ver esa película, y probablemente otra cosa que me sucedió a mí, y que no recuerdo”.

Cuando apareció el tema, Whiters tenía 33 años, una edad demasiado adulta para un artista debutante, y trabajaba en una fábrica de inodoros. Después de que el single alcanzara la cumbre en la lista de ventas, su disquera le regaló un inodoro dorado estableciendo así el inicio de su nueva carrera. Originario de Slab Fork (diminuto pueblo del estado de Virginia Occidental) y bautizado como Harrison Withers Jr, el cantautor, antes de abrazar la fama, lidió con una vida complicada. Su tartamudeo no le ayudó a tener muchos amigos, pero la primera piña la recibió a los 13 años, al perder a su padre. Por lo que su abuela, a la que le dedicó en su primer disco la canción “Grandma’s Hands”, se encargó de criarlo. Un lustro más tarde, ingresó en la marina de los Estados Unidos, donde pasó nueve años. En 1967, ya decidido a probar suerte en la música de manera profesional, se mudó a Los Angeles, donde aprovechaba las noches, tras la jornada laboral, para grabar sus demos, que enviaba a diferentes sellos y agencias de promoción musical.

“Ain’t No Sunshine” le significó el primero de sus tres premios Grammy, secundado por hits del calibre del ya mentado “Lean On Me”, el terriblemente sugerente “Use Me”, “Lovely Day” y “Just the Two of Us”. Aunque también escribió y produjo dos canciones para el álbum I Feel a Song, de Gladys Knight & the Pips: el funk “Better You Go Your Way” y la balada “Tenderness Is His Way”. En 1974, formó parte de la delegación que amenizó la previa de la histórica pelea en Zaire de George Foreman y Muhammad Ali, su amigo y fan. Una vez que firmó con la multinacional Columbia Records, en la cresta de su popularidad, Whiters empezó a percatarse de las miserias de la industria musical. Por lo que, luego de lanzar el álbum Bout Love, en 1978, no volvió a grabar hasta 1985, cuando sacó su último trabajo (el octavo), Watching You Watching Me, con el que se jubiló anticipadamente, a sus 47 años, al no encontrarse musicalmente. Así lo explicó en el documental Still Bill (2009), en el que advertía que ya era un hombre satisfecho y feliz.

Desde entonces, vivió alejado de los focos, salvo por excepciones como cuando fue incorporado al Salón de la Fama del Rock and Roll, en 2015, de la mano de Stevie Wonder y John Legend. Justamente, el de Springfield, al igual que Chance, the Rapper, Nile Rodgers y otros tantos más, eligió Twitter para despedirse de Bill Withers: “Llorando la pérdida de mi amigo e inspiración. Estoy contento de que haya compartido su regalo con el mundo. La vida no sería lo mismo sin él”. Sin embargo, fueron su esposa Marcia y sus hijos, Todd y Kori, los que comunicaron la noticia: “Estamos devastados por la pérdida de nuestro amado y devoto esposo y padre. Un hombre solitario con un corazón impulsado por conectarse con el mundo en general. Con su poesía y música, hablaba honestamente con las personas y las conectaba entre sí. Una vida tan privada como la que vivía cerca de familiares y amigos íntimos. Su música siempre pertenecerá al mundo. En este momento difícil, rezamos para que su música ofrezca comodidad y entretenimiento, mientras los fanáticos se aferran a sus seres queridos”.