La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, sus aliados, con Rusia a la cabeza, anunciaron este jueves que prevén recortar 10 millones de barriles diarios de crudo en mayo y junio. La medida apunta a contener el derrumbe del precio en medio de la caída de la demanda provocada por la crisis del coronavirus. Sin embargo, el acuerdo aún no está cerrado porque México se negó a reducir su producción y abandonó la mesa de negociación. La resistencia del país centroamericano hizo entrar en escena a Estados Unidos, quien jugó fuerte para mantener a flote el acuerdo de OPEC y aliados pese a que no forma parte de ese espacio.
Tras más de diez horas de conferencia, la secretaria de Energía mexicana, Rocío Nahle, se negó el jueves a aceptar la petición de que su país redujera la producción en 400.000 barriles por día -después fue rebajada a 350.000- y limitó su contraoferta a 100.000 barriles.
La novedad se conoció este viernes cuando Trump intervino para tratar de volver a subir a México a un acuerdo del que no forma parte. "México tiene un límite y las naciones de la OPEP acordaron un límite diferente, una reducción de alrededor del 23 por ciento, [por lo que] EE.UU. ayudará a México y este nos lo reembolsará en algún momento posterior cuando estén preparados para hacerlo", aseguró el presidente estadounidense. El acuerdo con México prevé que sea Estados Unidos quien rebaje su producción en 250.000 barriles diarios para de ese modo para de ese modo alcanzar la exigencia de 350.000 barriles.