Detrás de los 17 millones de desempleados de Estados Unidos y con tendencia al aumento, hay historias de vida, nombres y apellidos, trabajadores jaqueados en dos frentes: por la desocupación y el coronavirus, como en casi todo el mundo. Conocidas son las críticas que acumula Donald Trump por su indolencia ante la pandemia, pero no por su responsabilidad en aumentar los despidos en masa de su cadena de hoteles en EE.UU y en menor medida en Canadá. Hasta hace poco más de una semana eran 1.500 sus trabajadores echados a la calle o suspendidos, aunque con una particularidad. Muchos son migrantes con papeles o sin ellos, mano de obra barata que el presidente de la todavía primera potencia mundial negreaba en su organización volcada al turismo. 

The New York Times publicó el viernes pasado una extensa nota en la cual describe varios casos provocados por la política laboral del magnate. El empresario que despide es al mismo tiempo el jefe de Estado que genera una estampida de desocupados por todo el país. La periodista Rosa Townsend escribió en el diario Miami Herald de Miami una columna donde lo definió así: “Donald Trump ha fracasado en la función más solemne de un presidente: proteger a su pueblo. Para salvarse él. Ese será su legado”.

17 millones son las personas que se quedaron sin empleo en tres semanas, las últimas, las peores en la historia de EE.UU en lo que va del siglo XXI y tal vez en el XX. 17 hoteles y clubes del emporio Trump cerraron -al menos por ahora- desde que se desató sin control el COVID-19. El número 17 es la desgracia en el lenguaje de los sueños. Quizás el presidente no sepa ese significado, pero él contribuyó como empresario a extender el desempleo y como presidente a la pandemia con su política errática, cuasi criminal, que está costando miles de vidas. En ese contexto, su cadena dejó a centenares de trabajadores en la calle en Washington, Nueva York, Chicago y Las Vegas en EE.UU, pero además a unos 200 empleados adicionales en Vancouver, Canadá.

Cómo será la situación que hasta Forbes, la publicación que se encarga de mostrar perfiles de ricos y famosos, lo ridiculizó en una nota donde hacía un recuento de las donaciones realizadas por multimillonarios para detener al virus que jaquea al mundo. Mientras elogiaba a Bill Gates o al mexicano Carlos Slim, de Trump sostenía que “el 23 de marzo, el presidente propuso que se redujeran las restricciones para revivir la economía en semanas, en lugar de los tres o cuatro meses recomendados por médicos y expertos en salud pública para salvar tantas vidas como fuera posible”. Los resultados están a la vista. EE.UU hasta el lunes a la noche contabilizaba 586.057 infectados y 23.227 muertos.

Forbes no es el único medio que dejó desnudo al presidente. The New York Times señala que la consigna de “Estados Unidos primero”, una de las más repetidas por el mandatario, choca con la política de contrataciones de la compañía Trump: “sus empleados tienen pasaportes extranjeros”, describió el diario. En el extenso artículo se agrega: “Ese grupo de empleados es una vergonzosa realidad para un presidente que ha arremetido en contra de los inmigrantes que están en el país de manera ilegal, una verdad que su compañía trata de borrar”.

La cadena del magnate ofrece, entre otros, los servicios de un suntuoso complejo que describe así: “El hotel cinco estrellas en Las Vegas, Nevada, es una torre de 64 pisos de vidrio dorado, que aloja 1.232 habitaciones de hermoso mobiliario para no fumadores y 50 lujosas suites penthouse. Cada habitación cuenta con ventanas desde el suelo al techo, que ofrecen extensas vistas panorámicas de la ciudad con un fondo majestuoso de las montañas circundantes. Nuestras habitaciones de hotel de lujo también cuentan con mobiliario contemporáneo, cocinas completas de vanguardia y comodidades para recibir mascotas…”.

En esas instalaciones trabajan o trabajaban centenares de migrantes provenientes de varios países hasta que llegó el coronavirus: El Salvador, Guatemala y Honduras de América Central, pero también Sudáfrica, Rumania y el vecino México. La agencia oficial Notimex contabilizó unos 1.500 damnificados que ahora tratarán de buscar su seguro de desempleo si gozan de un status migratorio que se los permita. No es el caso de los que “fueron recogidos al costado de la carretera por los contratistas de Trump de entre los grupos de jornaleros que entraron al país sin autorización”, describe el Times.

Otra información publicada en EE.UU consigna que todos los hoteles de Las Vegas donaron alimentos y habitaciones para el personal de emergencia en la ciudad de los casinos. Pero hubo uno que se habría negado: el Trump International Hotel Las Vegas. Testimonios de ex empleados que pasaron por la cadena empezaron a dejar en evidencia la explotación a que eran sometidos. En marzo pasado el presidente de Estados Unidos intentó invertir la carga de la prueba y se puso en víctima de una realidad que empezaba a salirse de control. Se preguntó ante los periodistas si la crisis le estaba haciendo daño y se respondió él mismo: “Sí, me está lastimando, y está lastimando a todas las grandes cadenas hoteleras del mundo”.

La compañía de Trump que en los hechos conduce su hijo Eric – es el vicepresidente de la corporación – cerró temporalmente su hotel de Las Vegas, recortó personal y servicios de los que tiene en Nueva York y Washington y le puso candado a sus clubes de golf en Nueva Jersey y el club Mar-a-Lago de Florida. En este último cumplían tareas los trabajadores flojos de papeles que explotaba el jefe de Estado y de quienes su empresa se ha ido desprendiendo poco a poco.

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