En Argentina cada mujer que menstrua gasta entre 700 y 1000 pesos, en un año, en toallitas y tampones. El monto es equivalente al costo de una Asignación Universal por Hijo (AUH) y las niñas más vulnerables, muchas veces, carecen de información, de educación sexual y de elementos adecuados para sentirse cómodas y no dejar de hacer actividades físicas o escolares. La falta de tampones, durante el 2015, fue objeto de polémica y burlas, pero de pocas acciones de políticas públicas. En el programa Precios Cuidados hay quince opciones distintas de shampoo pero una sola de toallitas (con un paquete de ocho unidades que no suele alcanzar para cubrir un solo período) y es el único método de gestión menstrual en la lista de productos a costos más razonables, según datos del sitio Economía Feminista que llevo adelante la campaña Menstruacción8M. 

“Esto resulta en una mayor situación de vulnerabilidad para quienes no pueden comprar estos productos que reducen sus opciones a destinar un gran porcentaje de sus ingresos o utilizar lo que tengan a mano. La intención de la campaña es visibilizar que el acceso a la gestión menstrual es un factor de desigualdad, que las concepciones estigmatizantes de la menstruación generan que sea una desventaja concreta porque no se garantiza el acceso a productos”, apuntó Agostina Mileo (alias La Barbie Científica en redes sociales) y Master in Comunicación Científica, Médica y Ambiental. La acción menstrual realizó una colecta de toallitas, tampones y otros productos el 8 de marzo que visibilizó el costo del sangrado. Pero no terminó ahí sino que piden que se elimine el IVA a los productos de gestión menstrual y se repartan gratuitamente en colegios, comedores, cárceles, refugios y universidades para evitar ausentismo y deserción escolar, infecciones y ausentismo laboral.