“La inscripción de nacimiento constituye un acto de suma relevancia en el campo de los derechos de niños, niñas y adolescentes”, explica Marisa Herrera, abogada especializada en Derecho de Familia. A causa de la pandemia, este derecho se vio inicialmente relegado de las actividades consideradas esenciales en un Registro Civil. Solo se tomaban defunciones. Y aunque la normativa nacional lo declaró esencial a partir de abril, en provincias como Córdoba y Mendoza todavía no se prioriza el trámite y en otras, recién se activó esta semana.

Mientras tanto las familias afectadas, aguardan expectantes. “Sin la inscripción, los recién nacidos son NN, algo que no podemos permitir en un país como el nuestro, donde la identidad ¡forma parte de nuestro ADN!” se preocupa Herrera. La situación expone casos como el de Mateo Fornas que nació el 6 de marzo en Rosario y recién esta semana será inscripto, según explica Leonardo Fornas, su papá.

“Aún cuando la reglamentación de Nación lo declaró un servicio esencial desde abril, y el Comité de Derechos del Niño, en referencia a covid, advierte que no se puede interrumpir la inscripción de nacimiento, hay provincias que todavía no inscriben” señala Herrera. La abogada, quien además es una de las redactoras del nuevo Código Civil de la Nación, explica que en Córdoba se inscriben “solo nacimientos urgentes”. Esto significa casos con situaciones de riesgo de salud. Lo cual no contempla que en una situación de pandemia, este riesgo de salud es permanente.

Mendoza tampoco cumple el servicio como debería y hasta ayer era igual en Santa Fe, Entre Ríos y Neuquén. Allí, los nacidos este mes “todavía no están anotados”, al decir de antes.

“El 20 de marzo en Rosario, el Registro Civil ya estaba cerrado”, cuenta Leonardo Fornas. Y aunque en Santa Fe ya se pueden inscribir nacimientos, en otras, la falta de inscripción todavía mantiene en un limbo institucional a las familias y en desprotección legal a los recién nacidos. “Es que algunos creen que estamos de vacaciones. No se dan cuenta que en estos momentos, más que nunca, hay que redoblar la creatividad y el compromiso”, puntualiza Herrera.

Mateo es el segundo hijo de Natalia y Leonardo Fornas. “Los tuvimos a los dos por inseminación, estuvimos 12 años peleando y en 2012 nació Lucas, el mayor –dice el papá-. El año pasado decidimos volver a intentarlo, teníamos óvulos congelados y funcionó. Nos acompaña nuestra obra social, como la primera vez”. Pero fue una sorpresa para Fornas, no poder realizar el trámite de inscripción de su segundo hijo. Finalmente, les dieron un turno y quedó inscripto esta semana. “Agradezco que lo podamos inscribir en breve, y que todo se normalice” agrega Fornas.