Las megafiltraciones de información financiera como Panama Papers, Swiss Leaks, Paradise Papers, Bahamas Leaks o Luxleaks, entre otras, dejaron al descubierto el extendido (ab)uso de complejas estructuras societarias

Existe una industria dedicada a montar diversas estructuras societarias conformadas mediante complejos entramados societarios que atraviesan guaridas fiscales y jurisdicciones opacas con el objetivo de ocultar la identidad de los verdaderos dueños de las empresas y explotar zonas grises en las legislaciones.

Establecer leyes, regulaciones, normativas y mecanismos para recoger e intercambiar información sobre los “beneficiarios finales” de las empresas es condición necesaria para combatir los flujos financieros ilícitos, la fuga de capitales, la elusión y la evasión impositiva y evitar el ocultamiento de los reales dueños

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) estableció un nuevo régimen de información para las empresas que incluye la identificación de los beneficiarios finales.

La Resolución n° 4697/2020 del organismo obliga a las entidades a informar quiénes son sus verdaderos dueños. La normativa de la AFIP define a los beneficiarios finales, como a toda “… persona humana que posea el capital o los derechos de voto de una sociedad, persona jurídica u otra entidad contractual o estructura jurídica o que por cualquier otro medio, ejerza el control directo o indirecto de dicha persona jurídica, entidad o estructura”. 

Todo ello independientemente del porcentaje de participación que posea sobre la misma, es decir deberá identificarse a todas las personas humanas que se beneficien del producido de dicha entidad sin que deba partirse de un umbral determinado.

En otras palabras, la normativa de la AFIP dispone que deberá identificarse quiénes, en última instancia, son los verdaderos dueños de las empresas, ya sea por ser titulares del capital o bien beneficiarios dentro al final de la cadena de titularidad.

El universo de sujetos obligados a presentar la información en AFIP es mucho más amplio que el de los otros organismos obligados a pedir la información, lo que hace que genere un registro más enriquecedor para nuestro sistema y menos tentador para aquellos que se valgan de las estructuras jurídicas para delinquir.

Es común encontrar que las grandes corporaciones se encuentran formadas por múltiples capas de sociedades, en muchos casos con el fin de ocultar a los verdaderos dueños, por ello la norma es explicita al exigir que deberá informase e identificarse la cadena de titularidad de tenencias hasta llegar a la persona de carne y hueso que se encuentra al final de la cadena.

Por último aclara que de no lograrse la identificación del beneficiario final deberán remitirse los datos completos del presidente, gerente, administrador o máxima autoridad de la entidad reservándose -la AFIP en uso de sus facultades- el derecho de fiscalizar y verificar las causas que llevaron al incumplimiento de la identificación.

Que el máximo organismo recaudador reúna la información de los beneficiarios finales resulta ser un avance muy importante en materia de transparencia nacional e internacional. Hasta la fecha se contaba con escasa información sobre los verdaderos dueños de las corporaciones que operan en el país.

Que la AFIP lleve un registro con información precisa, completa y actualizada de los beneficiarios finales no sólo es un logro a nivel nacional a los fines de contar con información en las investigaciones, sino que también posiciona positivamente a nuestro país en materia de cumplimiento de estándares internacionales de transparencia.

Sin perder de vista la crisis económica y social por la que atraviesa nuestro país y el mundo en la actualidad, poder conocer quiénes son los verdaderos beneficiarios finales de las empresas o de los fideicomisos permitirá avanzar y agilizar todas aquellas causas mediante las cuales se perjudicaron severamente las arcas del Estado. Decomisos y sanciones económicas sobre el producto y los beneficios obtenidos del delito son también formas de sanar los inmensos daños sociales que estamos padeciendo e invertir en el tan preciado sistema de salud.