Los zoomers –que ya no se llaman centennials– crecieron y ganaron una identidad propia gracias a la red social que los dejó emanciparse de los millenials: TikTok. Ahora, gracias a la popularización de memes de su generación anterior, los filtros de realidad aumentada y un timing calibrado, los adolescentes prodigio que crecieron con un smartphone en mano son los creadores de tendencia más codiciados. Y menos comprendidos.

TikTok es una plataforma social china que revivió de las cenizas de Musical.ly, lanzada al mundo en 2016. La empresa ByteDance se aseguró, luego de crear aquella red con las restricciones para su país natal, que esta reversión internacional tuviera un algoritmo que resolviera el misterio de cómo hacerse trending topic. Menos estudio de marketing y más talento natural: muy pronto los zoomers entendieron de manera inherente cómo utilizar la plataforma.

 

Si bien TikTok nunca ha demostrado de manera oficial su algoritmo, sí es sabido que su página principal (For You) le da visibilidad a cualquier usuario que produzca contenido. La garantía es el scroll infinito: los videos duran un minuto como máximo (aunque en su mayoría no sobrepasan los 25 segundos) y no es necesario seguir a un usuario para ver lo que sube.

La clave de TikTok es entender el trending topic y divertirse con el código zoomer. El usuario tiene que abrazar los filtros, las memes, los emoticones y prepararse para representar (lipsynquear, en realidad) los audios que la están pegando. El contenido original puede ser replicado y respondido: es la red social de quién cuenta mejor el chiste. El TikToker se alimenta del entramado viral que construyó la comedia desde el inicio de los tiempos.

 

El ranking de usuarios de Tik Tok más populares varía por día y llega a una cantidad ridícula de usuarios. ¿Cuál es la mejor manera de convertirse en estrella de esta red social? “Be a hot dancer”, responde Noen Eubanks, TikToker con 7 millones de seguidores. Es así como la norteamericana Charli D'Amelio, de 15 años, fue la primera en cruzar los 50 millones de seguidores y coronarse como la reina TikTok: sus videos son cortos donde imita e invita a la gente a bailar melodías saturadas de bajos estrepitosos. ¿Pero son esas coreografías hot como el trash pop de Bailando por un Sueño enseñó que deberían ser? No. Son clips que están más cerca de ser bailes básicos de cheerleader Disney.

Seguir un challenge permite que los usuarios dejen de ser creadores pasivos de contenido, así como lo proponen redes como Instagram. El Burpeechallenge o el Flexibility Challenge retan a los usuarios a subir sus desaciertos atléticos y muy pronto hay miles de millenials adictos al crossfit que intentan seguirle el paso a los zoomers que se ríen en clases de educación física.

 

Tiktokear no es sólo una manera de entretenerse en cuarentena, sino que la naturaleza de la comedia suele reflejar rápidamente la realidad de la psiquis colectiva. El feed de los últimos meses estuvo lleno de personal de hospitales intentando amenizar su realidad entre lipsyncheos y humor. Otros realizan un recreación del polémico video de Michael Bublé y Luciana Lopilato, donde “el chiste” está en una persona amenazando de manera pasiva-agresiva a quien lo acompañe.

El proceso de TikTok termina sublimando de manera más pura (y por eso instantánea) el humor colectivo y las olas de tendencias se transforman en algo efímero. Para todos aquellos que no pueden seguirlo, hay millenials carroñeros que traducen el ritmo en recopilaciones de YouTube y se conforman con millones de visitas de pares que no entienden lo intuitivo del futuro.