En el tango pareciera que las madres están sólo en las letras, para cantarles, no para que trabajen como bailarinas. Melina Brufman es bailarina y profesora de tango. Desde que tuvo a su primer hijo, el ambiente en el que trabajaba comenzó a tornarse hostil, por lo que decidió investigar la relación entre la maternidad y el sistema del tango para acompañar a las mujeres que transitan sus embarazos: "El ámbito del tango no recibe a la mujer con hijos de la misma manera, cuando quedás embarazada te dicen 'volvé cuando estés flaca' o directamente no vuelven a contratarte porque no quieren cargar con el hecho de que tengas un hijo", asegura en diálogo con Página|12

"Hace un tiempo hicimos una encuesta con el objetivo de relevar la situación de las madres dentro del ambiente del tango. Entre otras cosas, el 65 por ciento de las encuestadas no accedió a una licencia, el 57 por ciento dijo que creía que la maternidad era una limitación para su carrera, el 38 por ciento aseguró que de 0 a 3 meses tuvio que volver a estar en su estado físico anterior al embarazo y el 42 por ciento dejó de trabajar en giras luego de tener a su hijo", detalla Brufman y afirma que todo esto "se da por el contexto precario del trabajo, estamos en negro en todos lados, no tenemos obra social ni licencia por maternidad. Si querés ser madre tenés que tener ahorros para sobrepasar la situación y después tampoco sabés si te van a volver a contratar".

Además, Brufman advierte que las empresas aprovechan las situaciones precarias de contratación para rechazar a las mujeres con hijos: "En una gira, por ejemplo, no está bien recibido que viajes con tu hijo, la expectativa es que lo dejes en tu casa. Hay giras de tres meses o cuatro en donde no podés dejarlo, y nadie se hace cargo económicamente de eso. Cuando yo tuve a mi primer hijo, seguí viajando y se me hizo muy complicado, a cada lugar que iba tenía que conseguirme yo una niñera y no tenía ningún tipo de apoyo. En las casas de tango directamente no volví a trabajar porque todo lo que ganaba se me iba en pagar una niñera".  

Pero la bailarina asegura que la problemática no se sufre solo en el plano económico, sino que también hay grandes prejuicios hacia las madres que quieren continuar con su trabajo luego de finalizado el embarazo: "Es un ambiente muy hostil con la maternidad, cuando te ven bailando comparan tu cuerpo con el que tenías antes del embarazo o te preguntan '¿qué hacés acá que no estás con tu hijo?'". Brufman concluye que "hay falta de empatía y de conciencia, cualquier comunidad debe sostener las maternidades".

Informe: Santiago Brunetto