El registro monocromático de la ciudad y sus calles. El cabello rojo del caminante contrasta, sus palabras dicen con la certeza de una familiaridad extraña. Una síntesis acorde con el título de la propuesta: Sueños de Arquitecto: un pequeño film sobre Jubany (2019).

La película es una realización de Tesla Contenidos, ahora liberada por el músico (https://www.youtube.com/watch?v=3HB-cdPfwO0 ) con el fin de sostener su vínculo con el público, y arrojar una faceta más a su construcción maleable y meditada. “Esto está en el marco de lo que muchos artistas estamos haciendo ante esta situación. Hay dos caminos: uno es el de los vivos, con mucho streaming; la otra tendencia creciente es la de liberar contenidos preexistentes, que por algún motivo estaban guardados. Se me ocurrió mostrar este material, que en verdad había nacido como una gacetilla electrónica, audiovisual, con la idea de una circulación si se quiere privada, entre quienes podrían estar interesados en los términos del business, como pueden ser productores o periodistas. Pero me pareció que podía ser disfrutable por el público, a pesar de que no había sido la naturaleza inicial del proyecto”, explica Pablo Jubany a Rosario/12.

Si bien Sueños de Arquitecto funciona como un ensamble de piezas diversas, con eje en la figura y obra de Pablo Jubany, tiene a su vez una poética distintiva, roída, de textura urbana y música entre paredes, terrazas, escenarios casi íntimos. “Al hacer este trabajo la idea fue la de intercalar algunas reflexiones que explicaran cuáles son las motivaciones de nuestro proyecto, con cuestiones que forman parte de nuestro cuerpo de obra, y compaginado de una manera tal que parezca una obra contundente. Aun cuando a uno no le corresponda decirlo, lo que queremos es que quien termine de ver el documental, se quede con la idea de que es una propuesta con cierta solidez. Por eso recurrimos a los momentos más felices de algunas canciones y videos, para dar constancia de que se trata de una obra que se viene desarrollando desde hace mucho tiempo y tiene un cierto volumen”, continúa.

--Una obra que me resulta también vivencial.

--Pero hay una construcción. Todo lo que allí se expone desde las reflexiones y los extractos de canciones, todo tiene que ver con una construcción. Creo que la exposición a la que te referís es relativa, en el sentido de que si bien hay cuestiones que tienen que ver con el fuero interno de uno, como persona, hay un Frankenstein artístico, con artificios que adornan. Las vivencias personales están puestas en un juego que es ficcional, si hablamos de las canciones. Con respecto a las reflexiones sobre las motivaciones, hay algo ahí que si bien es sincero no es del todo espontáneo. Hay un plan alrededor de todas esas cosas. Es el muestreo de una obra, con la intención de construir y planear algo que antes no existía. A partir de la idea algo maquiavélica que tengo, que es la de construir una carrera en relación a ideas más que a emociones.

--El título de la película propone sueños y lógica.

--En la estética que vengo eligiendo y defendiendo desde hace un tiempo se conjugan una serie de cosas. Algunas son inquietudes espontáneas y otras están calculadas, para que tengan cierta eficacia en el entorno que nos toca. A mí siempre me fascinó la estética y la sensibilidad urbanas, algo que siempre me atrajo en otros artistas, de otras latitudes del mundo. De lo que me di cuenta que tenía que hacer era que si yo quería insertar ese universo estético y temático que me seducía, como es el caso de Suede, banda paradigmática en mi formación, tenía que entender que si seguía con los “council estates londinenses” no iban a tener ninguna resonancia en mi entorno. En ese sentido, mi trabajo fue cómo extrapolar eso que a mí me gusta y me calienta como consumidor, de manera genuina, a algo que tenga una resonancia en mi entorno. Y empecé a ver que estamos en una urbe, que tiene sus luces y sombras, donde había mucho por explorar con ese lenguaje que a mí tanto me fascinaba.

--El encierro actual, ¿cómo te afecta?

--En lo particular, al encierro y lo que trae consigo no lo llevo mal. No soy antisocial pero me llevo bien con la soledad y lo contemplativo, me entretengo con facilidad y miro la tele, no soy de los que tienen que estar todo el tiempo haciendo cosas. Pero todo esto lo digo con mucha inquietud, porque me parece que como sociedad tenemos que estar muy atentos, y que a cada paso de este proceso podamos ser artífices de nuestras propias decisiones. Está buenísima esta obediencia social generalizada, pero me inquieta pensar que más allá de la enfermedad, esto pueda tener alguna consecuencia no sólo en el orden económico sino en lo cultural, que los paradigmas culturales se transformen de manera convulsiva, violenta, y para peor. Me preocupa más la normalidad del mundo que mi propio encierro.

--El rol de los artistas será fundamental para volver a reunirnos.

--Sin desmerecer a otras expresiones, la música es eficaz para unir a las personas, hay algo que sólo ella tiene. Pero me parece que nos enfrentamos a un escenario muy complicado para el arte, y hay que pensar colectivamente en cómo hacerlo sustentable. Durante los últimos 20 años se fue erosionando la posibilidad de que el artista gane dinero a través de la producción fonográfica, y ahora se suma el hecho de no poder hacer espectáculos. De alguna manera, el sustento podría llegar a venir de la mano del mecenazgo, en sitios como https://www.patreon.com/, en donde los usuarios que tengan a bien disfrutar de alguna expresión en particular, ayudan con dinero, con donaciones. En Argentina estamos todavía sin desarrollar demasiado esa manera de consumir y de comprar arte, pero hay que pensar en cómo implementarlo.