¿Cuáles son las fronteras de los derechos humanos?, ¿hasta dónde se extienden?, ¿de qué manera se puede penetrar en las historias que saquen a la luz su violación?, ¿cuáles son las imágenes que pueden mostrarlas en toda su complejidad?, ¿cómo transmitirlas con honestidad? Estas preguntas rondaban desde hacía mucho tiempo por la cabeza de fotógrafos, curadores y trabajadores de la imagen que comparten el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). Se habían esparcido entre ellos hasta volverse una obsesión en común. La necesidad de profundizarlas, más que la de encontrar una serie ordenada de respuestas, los fue llevando desde diciembre pasado a idear un punto de convergencia para exponer esas imágenes que perseguían, al que finalmente concibieron como Derechos en foco, 1° encuentro internacional de Fotografía y Derechos Humanos.    

Después de la jornada inaugural de ayer, el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Av. Del Libertador 8151) será hoy el escenario en el que se exhibirán 30 muestras fotográficas –nacionales e internacionales– orientadas a complejizar aquello que entendemos por derechos humanos. Una lista que incluye trabajos de Adriana Lestido, Marcos Adandía, Pablo Piovano, Joao Ripper (Br), Paula Lobariñas y el colectivo Sub Coop, entre otros. Ayer fue la primera jornada de este encuentro, del que participan más de 50 fotógrafos y fotógrafas. Ocho de los edificios ubicados en el predio abrirán también hoy sus puertas a talleres, proyecciones, mesas redondas y foros en los que se debatirá el concepto de derechos humanos y su implicancia en el contexto actual de la Argentina, Latinoamérica y el mundo. 

“Cuando pensamos este encuentro, partimos de la idea de que la fotografía es un lenguaje universal y que los derechos humanos también lo son. Acá en el predio funcionan espacios anclados en Memoria, verdad y justicia pero que también van más allá –dice Julián Athos, fotógrafo del Espacio Memoria y Derechos Humanos y uno de los organizadores del encuentro–. Derechos en Foco es en parte una respuesta al negacionismo de los treinta mil, pero también al ninguneo de problemáticas sociales como la diversidad sexual, el derecho de las personas trans, a Ni una menos, las problemáticas de los maestros, las muertes producidas por el uso de agrotóxicos. Todo eso está en juego hoy”. 

El recorrido planteado por Derechos en foco implementará una presentación de muestras de las que no solo participarán sus autores, sino también aquellos que protagonizan las fotografías y cuyas historias se han transformado en los disparadores para exponer la violación de los derechos humanos. “Vamos a armar foros de debate junto a los actores sociales de las fotos que vamos a exponer –explica Julián Athos–. La muestra sobre la Tupac Amaru la vamos a inaugurar con el comité por la liberación de Milagro Sala, el trabajo sobre las consecuencias de los agrotóxicos junto a familiares y organizaciones que nuclean a las víctimas, en el foro sobre Colombia habrá exiliados colombianos, inmigrantes y refugiados de ese país, que hoy es el segundo con mayor cantidad de desplazados en el mundo, después de Siria”.      

La posibilidad de poner en perspectiva el concepto de derechos humanos fue abriendo las puertas hacia un encuentro en el que se borran fronteras.  Los reclamos de justicia por los crímenes de lesa humanidad producidos durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina y las problemáticas ambientales que hoy asolan a los países latinoamericanos, a causa del uso de agrotóxicos, se entienden como parte de una continuidad histórica. Mientras en el edificio de Madres de Plaza de Mayo se exponen una serie de retratos que funcionan como un homenaje hacia su recorrido, en el espacio Casa de la Militancia se abre el debate “Agrotóxicos. El genocidio del Siglo XXI”. Un poco más allá, en el Ecunhi, hijos de desaparecidos recrean en fotografías los centros clandestinos de detención a través de los ojos vendados de sus padres, y la Casa por la Identidad (Abuelas de Plaza de Mayo), expone el proceso de conversión de Diana, una chica travesti que fue expulsada de su casa, vivió en la calle y murió de sida en el Hospital Muñiz.

“Quisimos crear un diálogo con cada organización de Derechos Humanos: entre el edificio, el organismo y la propuesta que se desarrolla ahí. Es complejo establecer un patrón que atraviese todos los laburos, pero sí creo que todos los trabajos tienen una intensidad que no se encuentra en la superficie de las cosas”, dice el fotógrafo Ezequiel Torres, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) y organizador del encuentro. “Todos los fotógrafos y fotógrafas pasaron mucho tiempo con sus trabajos. Y hay algo que pasa con las obras que tiene que ver con su supervivencia en el tiempo. Son gente grosa que tiene un recorrido y una visión donde no quedarse en la superficie es una cuestión central. Si hay algo que buscamos es que todo esto que vamos a mostrar sea intenso”.

Todos aquellos que fueron convocados a exponer en Derechos en Foco se comprometieron a  llevar sus muestras terminadas hasta el Espacio Memoria y Derechos Humanos. Luego de la desfinanciación que sufrieron los organismos de derechos humanos que funcionan en el predio, Derechos en Foco se realizó sin ningún tipo de ayuda estatal, a pesar de haber sido declarado de Interés en la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos por la legislatura porteña y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

“Cuando llegan las crisis, cuando todo se retrae, es cuando se convierte en una exigencia volver a juntarse. Todos nosotros somos personas que nos cruzamos desde hace años acá en estos espacios, pero que no se nos había ocurrido nunca armar esto. Ahora también tenemos la responsabilidad de llevarlo al conurbano y a espacios como el centro de detención La Perla en Córdoba -dice Ezequiel Torres-. Muchas veces la fotografía es un trabajo muy individual, y ahora hay un reconocimiento en esto de decir ?qué ganas de haberlo hecho hace treinta años? Eso es lo que nos dijo Carlos Bosch, que va a estar en el encuentro, en nuestra última reunión. Eso le producía ver a cincuenta fotógrafos participando de este encuentro y trabajando juntos, haciéndose las mismas preguntas y empujando para mostrar con sus fotos lo que está pasando”.