Huérfanos hambrientos de fútbol. Así nos sentíamos. Nos veíamos parados en la puerta de alguna cancha, con angustia en la mirada, pidiéndoles a los embarbijados transeúntes alguna migaja de fútbol en directo:

--“¡Un tiro libre por el amor de Dios!”

-- “Joven, ¿no le sobra un taco o gambeta de Messi?”

--“Señora, hace casi tres meses que no veo un gol de Borré, ¿podría ayudarme?”. Todos los intentos eran vanos. La pandemia abolicionista de fútbol nos condenaba al ostracismo deportivo, o bien, a conformarnos con viejos partidos de la Selección relatados por un joven y todavía no amarillo Mauro Viale, o a alguna remota final de la Copa UEFA de dos décadas atrás, entre el Galatasaray de Turquía y el Arsenal inglés.

Pero este sábado volvió el fútbol en Alemania y todos los futboleros de alma, abstinentes de partidos, penales y fallos revisados por el VAR, nos zambullimos de palomita sobre la pantalla de ESPN para volver a ver algún partido en directo. La suerte quiso que fuera fútbol alemán. 

No está mal, podría ser peor, si nos tocaba ver algún partido de la Premier Liga de Bangladesh lo podíamos tomar como una provocación, pero bueno, muchachos, es fútbol alemán, cuatro veces campeón del Mundo. Y a mí, qué querés que te diga, me das fútbol alemán te consumo fútbol alemán. Me enredo con los apellidos alemanes de los jugadores alemanes y los árbitros no menos alemanes que se enojan en alemán, pero bueno, es lo que hay. 

No entiendo un joraca de alemán, pero te aplaudo una jugada del flaco rubio aquél que no recuerdo si se llama Hazard, Schmelzer, Mühlberger o Alzheimer. Y si tengo que salir al balcón esta noche a las 21 horas a aplaudir a la canciller Merkel por devolvernos el fútbol en directo, voy y te la aplaudo. Y si tengo que hacer un cantito de cancha que rime con Borussia Mönchengladbach o Eintracht Frankfurt, no me achico y te lo hago. Bueno, me tenés que dar un tiempo, una semana o dos.

Me está gustando la Bundesliga. El sábado un equipo metió el gol a los 40 segundos de empezado el partido. El arquero apenas se estaba sacando el barbijo y cambiando los guantes de látex por los guantes negros profesionales, que lo sorprendió un tiro al ángulo de un arco al que todavía estaban esterilizando con alcohol líquido.

El fútbol alemán también tiene un aspecto divertido. Hay equipos que también tienen números en su nombre, como el Shalke 04 ó el 1.FC Köln o el Paderboin 07, un ejemplo que deberíamos copiar en la Argentina. Me imagino los diálogos:

--¿Vos sos hincha del Deportivo Morón 09?

--Sí, yo lo sigo desde que era apenas Deportivo Morón 02. ¿Vos seguís siendo hincha de San Lorenzo 25?

--Era. Ahora con la inflación se fue a San Lorenzo 28.

Estoy tan embalado con el fútbol alemán que, a partir de ahora, esta columna se llamará “Peligro de Wolfburg”.