Jimi Hendrix & The Chinchulines. 101 comidas rápidas que cambiaron al mundo, el especial que History emitirá este sábado 30/5 a las 17.40, se destaca por esa mezcla de sabores e ingredientes. ¿Pero qué tiene que ver la leyenda de la guitarra con las tripas de cerdos? Ese plato cardinal de la soul food sirvió para darle nombre a una ruta de locales (el chitlin’ circuit, o ruta del chinchu en criollo) donde los negros podían olvidarse de la segregación y disfrutar de su música. Ray Charles, Little Richard y James Brown fueron otros de los que recurrieron a este (alto) guiso como combustible necesario para seguir de gira.

El especial televisivo tiene, exactamente, cien historias más sobre platos servidos en bandeja de plástico o con lluvia de papas. “La comida rápida tiene tres reglas: tiene que estar lista cuando la necesitás, la comés con las manos, y no ensucia demasiado”, dice un entrevistado de ocasión. El verdadero atractivo del programa, sin embargo, radica en que la ingesta es una excusa para hablar de otra cosa.

¿El plato con el que el Gengis Kan saciaba a sus tropas al trote? ¿La banana motivó una invasión imperial? ¿El copo de azúcar fue puntapié para crear órganos artificiales? Las respuestas pueden asombrar al igual que el paladar amplio en esta selección. Hay sánguches de langosta, barras energéticas, malvaviscos, matzah, comida espacial y algunas inclusiones polémicas como grillos, huevo, cobayos y leche de fórmula.

La comida rápida con sus locales, parador obligado de pibes y pibas, fuente laboral proclive a la explotación, enemigo de nutricionistas, chirriante versión de la producción fordista, ya tiene su conteo definitivo. Eso sí, queda lugar en el estómago para una versión autóctona con el morcipán, los panqueques de Carlitos, los sánguches de miga, la hamburguesa bajonera de Nac & Pop y el Capitán del Espacio.

¿Satisfecho? ¿Aún no? Acá el NO te sirve algunos appetizers culturales, películas y canciones listas para ingerir...

Re pancho

No es sorpresa que uno de los integrantes del podio del programa de History sea el pancho. “No sabemos bien de qué está hecho pero su delicioso sabor bloquea cualquier pregunta de nuestra mente”, dice un entrevistado. Y también aparece el referente pancheril Takeru Kobayashi, un japonés que ostenta varios récords Guinnes por manducar albóndigas, tacos, pasta o huevos, pero que se volvió célebre por su amor al bocadillo adjudicado al alemán Johann Georghehner. Todavía nadie pudo superar su récord de 69 panchos en 10 minutos, logrado en 2011.

 

Pop sabroso

“Pararé el mundo y me mezclaré con vos”, cantaban los Modern English en I Melt With You. Declaración romántica new wave que acabó como aderezo musical en varios spots publicitarios de comidas rápidas: en 1996 para Burger King y en 2008 para Taco Bell. ¿Ironía del destino? Robbie Grey, su líder, es vegetariano.

 

Qué olor a podrido

Hamburguesas de caca: así de explícito era el menú que todos ordenaban sin preocupación en Fastfood Nation (Richard Linklater, 2006). La película estaba basada en la investigación de Eric Schlosser sobre la industria alimenticia global. En 1999, ese libro sentó las bases del registro documental del lado B de la cultura foodie. Epidemia de calorías, insalubridad general, daños ambientales y negocio cruel serían temas de Super Size Me (Morgan Spurlock, 2005), King Corn (Ian Cheney y Aaron Woolf, 2007) y Cowspiracy (Kip Andersen y Keegan Kuhn, 2014). También las dos temporadas de la serie documental Rotten (Netflix) exploran todo eso que llega al estómago y deja sabor rancio.

 

Supón que te lo comes

Los videos con famosos desafinando en tiempos de coronavirus no dan descanso. Primero fue el inolvidable Supón vernáculo y no pasa un día sin que algún grupo se sienta en la obligación de maltratar melodías para darle ánimo al resto de la humanidad. ¿Qué tiene que ver esto con la gastronomía fastfoward? La recién salidita nueva versión de Eat It, la parodia de “Weird Al” Yankovic al Beat It de Michael Jackson. De Jack Black a Bryan Cranston entonan eso de “comé más pollo, comé más torta, no importa si es hervido o frito, sólo cómelo”. Grasoso y gracioso.

 

Batimorfeta

Breaking Bad tuvo una tapadera narco llamada Los Pollos Hermanos. Los criminales tarantinescos el Big Kahuna. La patinadora de Whip It solo quería escapar del Oink Joint y su olor a jamón quemado. Ni Bob Esponja sabía cuál era el ingrediente secreto de la exitosa Cangreburguer. Vaya que las franquicias gastronómicas de la ficción tienen su costado oscuro. Pero ninguna llegó al extremo de vender murciélagos fritos tal como se pudo ver en Anchorman 2: The Legend Continues. “Todo el mundo sabe que son los pollos de las cuevas”, decía su dueño. Berp.