De jodida nomás, la pandemia de la covid-19 puso en tela de juicio una de las más caras tradiciones rioplatenses: compartir el mate. Para achicar el pánico --y evitar la caída de las ventas, claro--, el Instituto Nacional de la Yerba Mate dio a conocer una guía sobre cómo mantener el hábito sin pegarse el virus, para lo cual es necesario tener en cuenta rigurosas medidas de higiene, antes, durante y después de darle largos, gustosos besos a la bombilla.

El instituto decidió compartir los consejos, a la manera del Viejo Vizcacha, el entrañable personaje del Martín Fierro, para que los amantes del mate “puedan seguir conectados a través de nuestra infusión nacional en forma segura, manteniendo viva (…) nuestra identidad”. Las recomendaciones comienzan por lo más duro “evitar compartir el mate, la bombilla y el termo”, como si fuera poco haber dejado atrás el hábito del abrazo y el beso en la mejilla, tradicional saludo entre amigos y parientes.

Otro aspecto importante es higienizar los utensilios básicos “todas las veces después de cada uso”. Los mismos cuidados hay que tener para manipular y guardar la yerba, además de utilizar “cepillos limpiavasos para eliminar restos sólidos dentro del termo”, recipiente que no debería tener forros que dificulten la limpieza y desinfección.

Las advertencias señalan que es “fundamental” ser precavidos con la limpieza y almacenamiento de la yerba. Es preciso lavarse las manos antes y después de entrar en contacto con el producto. Se cita también a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que habla de limpiar los envases de yerba “con alcohol al 70 por ciento, diluido con 30 por ciento de agua o con lavandina diluida”. Por supuesto, también deben ser higienizados los recipientes herméticos donde suele guardarse la yerba una vez abierto el paquete.

Y se precisa cómo debe limpiarse el mate, según el material: de calabaza, con agua caliente y secarlo con papel de cocina o repasador para evitar el crecimiento de hongos; de vidrio, cerámica, metal o silicona, con abundante agua potable. En el caso de la bombilla, además de la limpieza diaria, se recomienda una higiene más profunda al menos una vez por mes, “sumergiéndola en agua hirviendo con dos cucharadas de bicarbonato de sodio durante 25 minutos”. Otra forma es sumergirla en agua caliente, a 80 grados centígrados, durante un minuto o de lo contrario con lavandina, una cucharada sopera por cinco litros de agua, durante cinco minutos.

Además, se suma la opinión de la bioquímica Ana Thea, docente investigadora de la Universidad Nacional de Misiones. La especialista asegura que hay que seguir disfrutando del “hábito saludable de un buen mate, cada uno con su equipo”. El hábito no debe perderse porque el mate “es un potente antioxidante, fuente de vitaminas, minerales y también un aliado en la prevención de ciertas enfermedades como la diabetes tipo II, la obesidad, enfermedades cardiovasculares y el colesterol y los triglicéridos altos”.

Según la especialista, la infusión más popular “ayuda a mantener un sistema inmunológico fuerte y preparado para los diversos embates”, incluso en tiempos de emergencia sanitaria. En la página oficial del Instituto hay una serie interminable de referencias a la historia del mate, desde su nacimiento, antes de la llegada de los españoles, hasta la mención del matero más famoso, Paulo Londra, que tiene 7,5 millones de seguidores en las redes sociales. Allí se cuenta cómo el mate ha llegado a países como Siria, por ejemplo, además de la exportación de yerba criolla a varios países europeos.

El mito y la realidad del mate están en la música popular.Ya lo decía Alfredo Zitarrosa en las Coplas al compadre Juan Miguel: “Mientras haya caña y mate, hay que agradecerle a Dios (…) y hay que ‘rispetar’ lo ajeno, aunque no ‘haiga’ de comer”.