La titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño, le enviará a la Cámara Federal la primera de una serie de denuncias por espionaje ilegal contra la anterior conducción de la central de espías, que encabezó Gustavo Arribas. Se trata de los encabezamientos de unos 80 mails de dirigentes políticos, oficialistas --Laura Alonso, Nicolás Massot, Ernesto Sanz-- y opositores como Rodolfo Tailhade y Gabriela Cerruti, algunos intelectuales --Ricardo Forster y la historiadora Araceli Bellota--, un ex gobernador, el de Río Negro, Alberto Weretilneck, un periodista oficialista y muchos otros protagonistas de la actualidad, con una marcada presencia de dirigentes del radicalismo. Todo ese material estaba en una carpeta guardada en una computadora. La AFI tiene identificado quién era el agente que usaba esa terminal, por lo cual se pide su indagatoria, así como la de otras cinco personas más, entre ellas los titulares de la ex SIDE durante el macrismo. En la denuncia no figura el contenido de los mails ya que podría estar en el disco rígido que se acompaña a la denuncia y que no fue abierto justamente para evitar nulidades.

Hace dos semanas, Caamaño adelantó en Página/12 que tiene pruebas sobre el espionaje ilegal perpetrado por las anteriores autoridades de la AFI y que iría presentando denuncias en la justicia. En diálogo con C5N, el titular de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, Leopoldo Moreau, adelantó que esa comisión se reunirá este miércoles y que analizará el caso presentado por Caamaño. En esa reunión presencial, la Comisión tratará otro caso que surgió la semana pasada a raíz de que se presentó ante cuatro legisladores un ex director de la AFI con una gravísima denuncia (ver aparte).

En concreto, Caamaño enviará un mail este martes a la Cámara Federal --no se puede presentar en forma física por la cuarentena-- para que ésta sortee o decida a qué juez y fiscal corresponde investigar. Se supone que en el texto se incluirá información sobre la computadora y la oficina donde se encontró la carpeta con los mails, que en verdad es sólo el encabezamiento de esos correos, con las direcciones de correo privadas de las personas a las que se espiaba. Es decir, que no se trata de la dirección de correo oficial, por ejemplo de un diputado, sino su dirección de correo personal.

En el listado de 80 encabezamientos de mails hay de todo, lo que demostraría que se vigilaba a propios y extraños. Como se sabe, algunos de los Macri tienen una larguísima historia de utilizar el espionaje, incluso dentro de su familia, ya que se armó un aparato, encabezado por el espía Ciro James, contratado en el Ministerio de Educación porteño, que espiaba al cuñado de Mauricio Macri, Néstor Leonardo. En forma reciente, surgieron evidencias categóricas de que se hacía espionaje al edificio del Instituto Patria, con cámaras puestas en la esquina y un vehículo estacionado a media cuadra.

Por eso no es de extrañar que en la nómina que este martes acompaña la AFI en su denuncia figuren actores de todo tipo. Una funcionaria propia como Alonso; el que fue titular del bloque oficialista, Massot --no está Emilio Monzó--, el entonces gobernador Alberto Weretilneck, diputados que presentaron denuncias contra el gobierno de Cambiemos, como Tailhade y Cerruti, y sorprende que en la lista estén dos intelectuales como Forster y Bellota, pero la suposición es que se los espiaba por su colaboración con el Instituto Patria. Según dicen los que vieron la denuncia también están los mails de muchos radicales, empezando por Ernesto Sanz. Es curioso que no aparezcan ni Cristina ni Máximo Kirchner, pero sus colaboradores le dijeron a este diario que no usan el mail.

La computadora donde se encontró el material requería de una clave para ingresar y en la denuncia de Caamaño figuraría exactamente quién era la persona que usaba la clave y el aparato. También hay un rastreo de los superiores del agente, o sea una especie de organigrama del lugar que ocupaba el sospechado.

"La mafia macrista se asentó en tres patas --explicó Moreau--. Por un lado, la mesa judicial que armaba las causas y las imputaciones falsas, como que Cristina se robó un PBI o que Nisman fue asesinado. La segunda pata es ésta que estamos viendo: un aparato de espionaje que vigilaba a todos, oficialistas, opositores, periodistas, intelectuales. Y la tercera pata fue la fuga de capitales: se llevaron miles de millones de dólares al exterior. Las dos primeras patas tenían como objetivo esto último".

Como no es concebible que un agente realice ese espionaje sin órdenes superiores, ya que no lo haría en el propio edificio de la AFI sino en su casa u otro lugar, la lógica indica que la operación se hacía por orden de la cúpula de la central de inteligencia. Ese es el motivo por el cual Caamaño pide la indagatoria de los jefes encargados del área en el que se encontró la computadora y de los dos titulares a la agencia, en particular de Arribas, un íntimo amigo del ex presidente.

En la denuncia se acompaña el disco rígido de la computadora. La conducción de Caamaño decidió no abrirlo para que no se argumente que se lo alteró. Ese disco entonces deberá ser abierto por los peritos judiciales y habrá que ver si allí se encuentra más información, incluyendo el contenido de los mails espiados. Lo más probable es que se haya intentado borrar todo lo que había en la computadora, pero a veces eso se hace bien y otras veces quedan registros e información.

 

Un testimonio explosivo

En la semana que pasó, se presentó ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, que preside Leopoldo Moreau, el ex subsecretario de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa, José Luis Vila. Ante dos legisladores oficialistas y dos opositores, Vila reveló detalles de un atentado, frustrado, contra el edificio donde vivió, en avenida Callao 1219. Fue en julio de 2018, durante el gobierno de Cambiemos. En su momento, Página/12 dio cuenta de los hechos, que no fueron menores: por un llamado al 911, la policía encontró un dispositivo armado con medio kilo de trotyl, cantidad suficiente para volar un auto y producir grave daño en un edificio. Según el ex funcionario, fueron dos agentes de la AFI los que armaron y colocaron el explosivo, en asombrosa alianza con un grupo narco. El caso será tratado por la Comisión este miércoles en una sesión presencial y plenaria, ya que por lo delicado de los temas, no es seguro realizar la reunión de la Bicameral por videoconferencia.

El atentado contra Vila fue extraño y pareció más orientado a amenazar que a producir un desastre. Sucede que el ex funcionario no vivía ya en ese domicilio y además estaba en viaje oficial a España. El medio kilo de trotyl estaba en una caja de cartón que también contenía un cartel, armado con pedazos de diario, que decía "José Luis Vila ladrón". O sea que el objetivo fue que se leyera ese texto más que la explosión en sí misma, porque quien tenía la capacidad de conseguir semejante explosivo debía tener la información de que el funcionario ya no vivía ahí y no estaba en el país. Además, la misteriosa llamada al 911 tuvo el objetivo de evitar los daños. Vila, de origen radical, revistó en la SIDE y después llegó al Ministerio de Defensa de la mano de otro radical, Oscar Aguad, titular de la cartera en tiempos de Cambiemos.

En su momento, las hipótesis consignadas por este diario fueron numerosas: una interna en Defensa por compras de material militar, una pelea por el manejo de los organismos de inteligencia, una ofensiva contra Vila para obligarlo a renunciar.

En la primera charla del ex funcionario con los legisladores oficialistas y opositores parece que reveló que dos integrantes de la AFI habían participado de la operación, pero que además esos agentes actuaron en combinación con un grupo narco. El rumor es que aportó varios nombres. En la reunión de este miércoles, la Comisión deberá decidir los pasos a seguir. Es posible que se designe una subcomisión que profundice la investigación para luego presentar la denuncia judicial.