Era mayo de 2019, cuando Sergio Hernández recibió un mensaje que lo sorprendió y emocionó. Era Marc Eversley, vicepresidente de personal de los 76ers. “Estamos armando una lista de potenciales asistentes para nuestro equipo y nos interesaría tener conversaciones con usted para conocerlo mejor. No hemos escuchado más que cosas grandiosas de usted y su carrera como entrenador”, le dijo por chat quien justamente hace pocas semanas dejó Philadelphia para ser el nuevo general manager de los Bulls.

Fue antes del Mundial, cuando Oveja todavía no había dado un salto más de popularidad en el concierto mundial, gracias a planteos brillantes y a un subcampeonato mundial en China que impactó en todo el planeta básquet. “El interés estuvo, las charlas existieron. Fueron durante casi un mes”, aceptó Oveja, quien trató de esquivar el tema pero no le quedó otra que responder cuando Página/12 le presentó los datos que tenía sobre el concreto interés de los Sixers para rodear al head coach Brett Brown. 

Por ese entonces, Philadelphia estaba perdiendo a dos de sus ayudantes principales y necesitaba reemplazarlos. Esta es la historia detrás de un mes de diálogos por teléfono que lo dejaron muy cerca de ser el segundo argentino en ser asistente de la NBA (hoy Pablo Prigioni es el encargado de la ofensiva en Minnesota Wolves) y que, posiblemente, lo vuelvan a tener nuevamente entre temporadas como uno de los candidatos a ocupar un cuerpo técnico. Sea en los Sixers o en otro equipo. El nombre de Hernández está instalado y su deseo va en esa dirección, aunque sabe que no será nada sencillo.

La organización con sede en Filadelfia, una de las más prestigiosas de la historia, había vivido un tsunami interno un año antes, cuando el portal The Ringer realizó una investigación que le permitió descubrir que su presidente y general manager, Bryan Colangelo, tenía cincos cuentas falsas en Twitter que usaba para criticar a directivos y jugadores, incluida a la estrella de los 76ers, Joel Embiid, usando información interna de la franquicia. Colangelo lo aceptó a medias y su esposa se hizo cargo de gran parte del papelón, pero eso no salvó su puesto. Debió renunciar un mes después del escándalo. En septiembre, a ese cargo llegó Elton Brand, ex jugador de la franquicia (N° 1 del draft 99), ascendido por el dueño. Debajo suyo quedó Eversley, quien empezó a moverse cuando se dio cuenta de que Monty Williams (asistente principal de Brown) y Billy Lange tomarían otro camino. Lange se marchó en marzo del 2019 para ser el técnico de la Universidad de Saint Joseph y dos meses después lo siguió Williams para ser el DT de los Suns de Phoenix. “Para reemplazarlos sé que querían un ex jugador para cubrir la vacante de ese rol (el de Williams) y yo entraba en la segunda opción”, admite Oveja.

Ime Udoka, el ex jugador nigeriano que llevaba siete años como ayudante de Gregg Popovich en los Spurs, fue el elegido tras haber coqueteado para ser el coach de los Cavs. El conocer a Brown, desde la época en San Antonio, fue clave en su decisión para ser el nuevo top asistente del australiano. La opción B era Avery Johnson, también un ex jugador texano (campeón en 1999). Mientras el veterano Jim O’Brien se quedaba con el lugar de Lange, el argentino quedó en la pelea por el lugar vacante. A último momento, los 76ers se inclinaron por Joseph Blair en una elección que sorprendió a la prensa de la ciudad. Blair, ex jugador (pivote de 2m10) que había pasado hasta por los Globetrotters, venía de ser el DT campeón de la GLeague, con el equipo filial de los Rockets (Rio Grande Valley Vipers), y antes había sido asistente de ese mismo conjunto y de la Universidad de Arizona donde había sido jugador. En el mano a mano, superó a Hernández. Como parte del reacomodamiento de la franquicia, Philadelphia completó su equipo de trabajo con el fichaje de otro ex ayudante de los Spurs, Cameron Hodges, para ayudar en el desarrollo de los jugadores, y con el ascenso de Lindsay Harding, de scout a ese mismo rol de ayudante de los players.

Oveja fue entrevistado por tres personas distintas en el proceso que duró 25 días, en algunos casos tuvo más de una comunicación telefónica. El primero fue Eversley y luego estuvo más en contacto con el calatán Sergi Oliva (vicepresidente de estrategias y director de analítica) y el entrenador de la sucursal de los 76ers en la GLeague (Delaware Blue Coats), Connor Johnson. Hernández tiene una relación con el head coach Brett Brown, pero Oveja admitió que nunca habló con él. Claro, por división interna de tareas, no es su responsabilidad, aunque sin dudas levantó el pulgar para que estuviera entre los candidatos. “Nunca voy a saber si estuve lejos o cerca”, admite Hernández, aunque sabe que Oliva le dijo que quedó a las puertas. 

No fue fácil conseguir info de los 76ers, porque hay un recelo muy grande por los últimos escándalos que se hicieron públicos (el último fue cuando se filtró que Philadelphia iba a ser la primera franquicia en reducir sueldos durante la pandemia), pero según lo que pudo averiguar Página 12, el principal motivo por el cual Oveja no se quedó con el puesto fue su inglés. “El perfil de Sergio estuvo muy bien valorado. Preocupó un poco su manejo del idioma, más que nada para la dinámica del día a día. No era lo suficientemente fluido”, fue lo único que se animó a decir una fuente dentro de la franquicia. No generó problemas que el bahiense les dejara claro que para algunas cosas podían no contar con él: "Sobre todo roles de reclutamiento o scout de los rivales porque no es mi fuerte".

Hernández ansia dar un salto de calidad en su carrera, ya sea a Europa o a la NBA. En diciembre se vence su contrato con la Confederación Argentina y todavía no hay certezas sobre su continuidad, incluso con los Juegos Olímpicos de Tokio en el horizonte. Si en los próximos dos meses tiene una buena oferta del exterior, de una liga competitiva, es muy probable que el bahiense no dirija a la Selección en Japón. La opción más factible es Europa, más precisamente España, pero ahora se abre esta otra posibilidad que antes ni figuraba en los planes. No fue casualidad que, en febrero pasado, Oveja pospusiera unas semanas su viaje a Europa (para ver jugadores de la selección) luego de que la misma NBA lo invitara al All Star de Chicago . Sergio siente que ahí puede tener una chance, más allá de que sabe la dificultad.

-Más allá de no haber sido elegido para una de las vacantes en los 76ers, está claro que estás siendo considerado, Sergio. Eso debe motivarte.

-Me siento muy bien atendido cada vez que voy. Allá se respeta mucha la jerarquía de los entrenadores. Sos coach y listo. Te hacen sentir que no necesitás dirigir equipo en la NBA para que te valoren. Me pasa también cuando me cruzo con entrenadores. Tengo varios amigos, cruzo mensajes con (Brett) Brown y hasta con (Gregg) Popovich. También tengo gente amiga en las franquicias que me tratan con mucho respeto. No lo veo como un mundo lejano. Sé las dificultades que existen para tener un lugar, que hay una fila enorme para acceder a la mejor liga. De hecho, hace unos meses, Cleveland contrató un rookie de 63 años para ser su nuevo head coach. Pero todos sabemos que compra calidad y no pierdo la esperanza de algún día estar ahí. Me gustaría tener una oportunidad.

-¿Preferirías ser DT en un equipo de Europa o asistente en la NBA?

-Depende. Si es un equipo importante de Europa, con chances de pelear cosas importantes, elijo ese cargo. Pero si, por caso, te llama Popovich para ser asistente, voy corriendo. Habría que evaluar. Pero ojo, tampoco se me caen los anillos por estar dirigiendo, en unos meses, en nuestro país.

El tiempo dirá en qué lugar tendrá su próximo desafio. Capacidad le sobra.