Luego del anuncio del posible retorno de las clases presenciales en agosto, se destaca la situación de las escuelas de la Puna salteña, que es diferente a la de la gran mayoría de escuelas del país. 

Son escuelas que tienen el régimen de verano. Su ciclo lectivo se inicia a fines de agosto y concluye a principios de junio, debido a las bajas temperaturas que se registran en la zona entre junio y agosto y que alcanzan mínimas por debajo del 0°C. 

La mayoría de los establecimientos concluyeron el ciclo lectivo este lunes 8 de junio y solo resta que las escuelas de San Antonio de los Cobres terminen el tercer trimestre tras el regreso a la modalidad presencial

“Nosotros ya terminamos el periodo lectivo 2019 y 2020 este lunes 8 de junio”, contó a Salta/12 Elvio Díaz, director de la escuela 4622 Manuela Martínez de Tineo de la localidad de Tolar Grande, del departamento de Los Andes, y que se ubica a más de 360 kilómetros de la capital salteña. Díaz manifestó que “tuvieron la suerte” de contar con el régimen de verano y pudieron impartir dos trimestres de clases de manera presencial.

En el momento en que se declaró la cuarentena obligatoria en todo el país, estos establecimientos estaban por iniciar el tercer y último ciclo de evaluación. “El último trimestre nos agarró con la pandemia, pero se trabajó como lo estuvieron haciendo todos los docentes”, es decir, de manera virtual. Díaz tiene a cargo 45 alumnos que asisten desde el nivel inicial hasta el séptimo grado, con una docente de nivel inicial y tres en los grados.

Esta distribución de la planta docente se debe a que el modo de enseñanza es pluriaño. Es decir, se reúne a niños del nivel inicial, por un lado, los de primero y segundo por otro; los de tercero y cuarto con otro docente y; por último, los de quinto, sexto y séptimo, que en el caso de Tolar Grande, tienen como maestro a Díaz.

Para el dictado de las clases en la cuarentena los maestros enviaban las tareas a través del WhatsApp, “incluso la decisión de usar esa vía fue de los niños”, contó Díaz. “La situación es que todos tienen Internet en sus casas y en ese sentido, pudimos dar continuidad”, aseguró el maestro. Al tratarse de escuelas con jornada completa, el docente afirmó que “se les dio los módulos alimentarios que correspondían a las partidas del comedor”.

El ciclo que está finalizando tuvo a más de 3.000 alumnos inscriptos en dichas escuelas, incluyendo nivel inicial, primario y secundario. En la provincia las escuelas bajo el régimen de verano se encuentran en las localidades de San Antonio de los Cobres, Tolar Grande, La Poma, San Carlos, Salar de Pocitos, Olacapato, Esquina de Guardia, Cerro Negro, Pampa Llana, El Arremo y Santa Rosa de los Pastos Grandes.

Díaz se refirió al retorno de las clases presenciales en esta fase de distanciamiento social, preventivo y obligatorio y dijo que “en principio hay que esperar y ver qué pasa”. 

Desde el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología les dijeron que habría que acomodarse a los protocolos de distanciamiento. Para el director, en el caso de los metros de distancia que indican los protocolos, esto no sería inconveniente en el territorio de la Puna dado que los establecimientos son amplios y la cantidad de alumnos es reducida.

No obstante, aclaró que en San Antonio de los Cobres se tendría que ver la modalidad de aplicación porque en los últimos años el pueblo incrementó su población a más de 5.000 habitantes. Esto llevó a que las escuelas de régimen de verano tengan un mayor número de alumnos.

Aún le falta a San Antonio

Alejandra Quispe, docente de nivel primario de la escuela 4564 Domingo Faustino Sarmiento, de San Antonio de los Cobres, en el departamento Los Andes, contó que antes de la cuarentena ya habían cerrado el segundo cuatrimestre y “nos quedó abordar el tercer trimestre”.

La realidad es diferente a Tolar Grande o cualquier otra localidad, dado que la cantidad de alumnos y el escaso acceso a Internet imposibilitó una continuidad del ciclo lectivo. Ante ello, los docentes prepararon cartillas y las fueron repartiendo en las casas de sus estudiantes. Estas cartillas se confeccionaron incluso antes de que la Nación comenzara a enviarlas. En este caso, los docentes las armaron siguiendo la currícula escolar prevista para el año. 

La maestra contó que otra vía para mantener el contacto fue a través de WhatsApp, a través del cual se posibilitaron encuentros virtuales con al menos cuatro alumnos a través de llamadas o video llamadas. 

Quispe es maestra de cuarto grado y se describe como docente nativa y miembra de la escuela que reúne a casi 490 estudiantes entre nivel inicial y séptimo grado. La escuela Sarmiento inició la enseñanza en la Puna hace 117 años

La docente dijo que están trabajando bajo los lineamientos que manda el Ministerio de Educación y que muchos maestros optaron por ir a las casas de sus estudiantes. En su caso, visitaba a tres niños de su curso por día y además colaboraba con la enseñanza de sus hermanos.

Quispe, clases a domiclio durante la cuarentena

“Hemos tenido buen resultado con el trabajo familiar”, expresó. Y en esa línea, sostuvo que lo que les "interesa es que los niños continúen con lo que correspondía en la caja curricular y cuando retomemos las clases presenciales vamos a tener que afianzar y tomar las ultimas actividades que realizamos para poder cimentar los contenidos en el niño”.

Sin embargo, para Quispe esto no representa una dificultad porque “en marzo ya teníamos larga carrera con los niños y ya saben la modalidad de trabajo que estábamos teniendo. Ya nos conocemos. No nos va a costar tanto como con los alumnos que son de período común”, subrayó.

Esta cuarentena nos invitó a reflexionar y a incorporar a las familias en el aprendizaje, fue favorable para que no se pierdan las costumbres, las tradiciones y el valor hacia la naturaleza”, afirmó la maestra.

Quispe dijo que contaron con el acompañamiento del personal directivo y de las familias que “asumieron el compromiso de la enseñanza”. Además, la cuarentena les llevó a “tener más empatía de cómo vive y qué necesita el otro y más nuestros niños”. Los módulos alimentarios también lograron repartirse a cada estudiante.