¿Qué hace una persona como J. K. Rowling, con 14,5 millones de seguidores en twitter, millones de libros vendidos, montañas de dinero por las regalías de Harry Potter, millones de lectorxs en casi todos los idiomas que, como yo, hemos amado sus libros? ¿Qué hace una europea, blanca, con todos sus privilegios, con todo un pasado de abusos y pobreza, con la magia que supo crear? Bueno, pues, se pasa todo por el culo y declara, con más o menos disfraces, su odio a las personas trans. Me pregunto cómo es que alguien que vive una vida como esa, puede cultivar un Dementor dentro de sí misma. Ya había sido tendencia en Twitter el año pasado, por defender a Maya Forstater, una investigadora del Centro para el Desarrollo Global, despedida por sus declaraciones transodiantes. Recordemos: Maya dijo que las mujeres trans no podían cambiar su género y la Rowling salió a defenderla afirmando que una puede hacer de su culo un florero y de su pito un hotel, pero no puede negar que el sexo biológico es real. Todo un follón. Escribo y me aburro. Le salieron al paso activistas de todo el mundo y la llamaron TERF (feminista radical trans excluyente). Entre pitos y flautas, la tormenta se disipó hasta esta semana en que la Rowling volvió a escupir malignidad y de nuevo arremetió contra las travas con esos argumentos que lxs lectorxs del SOY ya conocen de memoria. Que el sexo biológico existe, que si no hiciste tu tratamiento hormonal o te operaste no podés entrar a un baño de mujeres, que decirle TERF es misógino y no sé cuántas imbecilidades más. Fush fush, hacemos la macumba travesti y la enviamos al infinito a ella y al transodio dentro del feminismo y a cualquiera que afirme que las travas SOMOS el peligro real de las mujeres dizque biológicas. Y aquí me permito la salvedad: las travas también estamos compuestas de carbono eh. No es que nos hicieron con aluminio y polietileno.

No fue magia

Lo interesante del affair Rowling es, primero, el vuelo bajo del espíritu de alguien que supo crear el mundo maravilloso de Harry Potter. Y segundo, la traición de sus criaturas, puesto que el mismísimo Harry Potter (Daniel Radcliffe), la mismísima Hermione (Emma Watson), el bombón de Newt Scaramander (Eddie Raymane), le hicieron un Spectrum Patronum a su transodio y apoyaron a la comunidad trans y al menos a mí, se me dibujó una sonrisa. Un poco de placer me da ver que no es gratuito seguir ventilando el veneno tan peligroso y estúpido que afirma que la transpipol es el problema de este mundo desahuciado. Ahí quedó, solita la Rowling con sus comadres TERFS rumiando el odio mientras nosotras vemos cómo sus magos y brujas nos cuidan de los Purasangre como ellxs.

Y aquí la nota de color: para defenderse de lo que ella llama “ataques misóginos” por sus declaraciones trans-odiantes, la Rowling argumentó que conocía muchas personas trans, que sabía de muchas personas trans arrepentidas de su trans-sición, que la libertad de expresión y blablablá, que los derechos de las personas trans eran derechos humanos por lo tanto teníamos derecho a vivir y que nunca había contado que en el pasado, había sido abusada y maltratada por hombres y que lo contaba ahora no para victimizarse sino para que la entendiéramos. Mamita, en ese tren viajamos todes. Y no vamos precisamente a Howarts. Vamos a llevarnos puesto al patriarcado, que es el único responsable de esta mierda, incluso, de tus opiniones.