La cancha del club Jóvenes Deportistas de Lugano se llamará Dalila Ippolito, en homenaje a la jugadora del seleccionado argentino y la UAI Urquiza, por lo que por primera vez en la Argentina, el estadio de un club llevará el nombre de una futbolista mujer: "Me da una felicidad incontrolable", aseguró la mediocampista, que está en la mira de la Juventus.

"Se siente inefable, algo muy difícil de explicar, saber que el club en el que juego desde que tengo 7 años llevará mi nombre y apellido es un orgullo muy grande y me da una felicidad incontrolable", contó Ippolito, de 18 años, en una charla con Télam.

Desde el club del barrio en el que Ippolito nació y se formó deportivamente describieron a la futbolista como: "Abanderada de la inclusión y derechos a pura gambeta, de humildad y sensibilidad a pura sonrisa, Dali nos compartió su tiempo para jugar y hacer de este anuncio un encuentro lleno de amor y empatía". Con el anuncio hecho, la inauguración de la cancha rebautizada se hará post pandemia.

-¿Cómo fueron esos primeros pasos en Villa Lugano?

-Tenía 3 años y mi viejo me llevaba a sus partidos en el barrio. Yo me metía corriendo a buscar la pelota. A medida que fui creciendo, jugaba más con mi primo y mi hermano, que tienen cinco años más que yo. Había una canchita donde siempre se armaban picaditos y yo competía contra chicos más grandes, hombres. Eso me dio mucho para esta carrera.

-¿Te vas a la Juventus de Italia?

-Son rumores, especulaciones... No puedo oficializar nada hasta que se confirme. No hay nada concreto, es verdad que hablamos de traspasos con algunos clubes en Europa pero por ahora no puedo oficializar nada.

-¿Cómo estás llevando la cuarentena y la pandemia?

-Si bien no me tocó tener un familiar con coronavirus, mi gran amiga y compañera de selección Rocío Vázquez (futbolista de San Lorenzo) estuvo infectada. Por suerte ya está bien así que estoy muy contenta. Sigo entrenando todos los días en doble turno. El cuerpo técnico de la UAI Urquiza nos manda la planificación semanal todos los lunes y nos vemos por zoom todos los lunes, miércoles y viernes. Entrenamos con los materiales que cada una tiene en su casa.

-El fútbol femenino argentino tiene desventaja respecto del masculino en esta situación?

-La pandemia perjudicó a todos los deportes y obviamente al fútbol femenino. Por ahí la Primera de los varones la puede llevar mejor porque son súper profesionales, pero el ascenso y las inferiores están complicados también, seguimos esperando respuestas. El fútbol femenino en la Argentina está estándar. Hay una base de derechos conquistados y no se puede retroceder. Ahora está todo parado, hay incertidumbre, pero al menos hubo un avance con el comunicado de Agremiados y AFA que dice que las futbolistas estaremos cubiertas hasta diciembre. Es un logro.

-Hace días se cumplió un año del Mundial de Francia. ¿Qué significó para vos?


-Una revolución enorme, un cambio rotundo en el fútbol femenino en la Argentina. Si bien nos falta avanzar mucho, ese Mundial fue un gran paso en la gran lucha que llevamos las mujeres argentinas. El partido contra Escocia (levantaron un 0-3 y empataron en el Parque de los Príncipes de París, con una gran actuación personal y colectiva) fue inolvidable. Va a quedar marcado en mi vida y en la historia del fútbol argentino. Fue difícil, motivante, de esos partidos que te emocionan. El Mundial en general fue un gran momento para que las jugadoras y la sociedad empiecen a juntarse y a formar un equipo.

-Jugaste en River, pero sos fanática de Boca. ¿Te gustaría jugar con la azul y oro?

-Ahora las ofertas son de afuera, pero un retiro lejano en Boca no estaría nada mal, je. Soy hincha y me gustaría vestir los colores, sería un sueño cumplido.

-¿Qué te despiertan Messi y Riquelme?

-¡Qué no despiertan esos dos! Ver a Messi me motiva, me despierta las ganas de jugar y de creer que puedo ser alguien el día de mañana. Fue muy lindo conocerlo en persona. Y Riquelme me ha dejado mucho fútbol. Veo muchos videos de jugadores y los de Román nunca faltan. Fue un distinto, de esos que no va a haber dos.