“Hola, Marianita, buen día, ¿cómo estás?, ¿solita?”, me pregunta Juana por Whatsapp, antes de irse a preparar la comida para la olla popular.
Juana siempre me habla con diminutivos. Para ella no soy Mariana, sino Marianita (aunque Marianita tenga casi 31 años); para ella no vivo sola, sino solita. Le respondo que sí: van noventa días de encierro solitario en casa. Me pregunta rápidamente por mi familia: "¿Están bien?, ¿tú estás bien?". Pienso que en esta época he soñado mucho con ellxs, con mi mamá y mis hermanxs. Sueño que vienen o sueño que voy... “Por acá todo bien”, le respondo finalmente, después de pensarlo un poco. También le pregunto: “¿Y cómo estás tú?” "Yo bien. Lo más importante es que estés bien, Marianita. Voy a ir al merendero en Constitución, por eso estoy apurándome."
Juana me deja así, sin saber más de ella. Sé que está a cargo de sus tres hijxs, pero no menciona nada al respecto. Sé que esta época ha sido un golpe para sus ingresos, pero no menciona nada al respecto. Supongo que tal vez ella, como yo, a veces también sueña con su familia que está lejos, pero no dice nada al respecto. Su mensaje no es más que para constatar que yo estoy bien: es un mensaje de cuidado.
Después Juana se va, como todos los días, al comedor. Juana cocina y cocina rico, y en esta época hace del acto de guisar y dar comida una acción política: la lucha contra la precarización de la gente que, incluso antes que todo esto empezara, ya no tenía casi nada. Juana es una militante del cuidado de la vida. No tiene mucho, pero lo que tiene lo comparte. La llama a una compañera para saber cómo hacer llegar una canasta con alimentos a las familias migrantes. Sabemos que está dando de lo que tal vez le falta y le decimos que no es necesario, pero sabemos también que las decisiones que comunica no tienen marcha atrás.
Hay una cosa que me quedo pensando cuando veo el actuar de Juana, así como el de muchas otras de mis compañeras y compañeres, y es que si bien lo relacionado al ámbito de los cuidados se nos impuso a las mujeres como si fuera nuestro rol natural (de hecho, es usual que las mujeres migrantes ocupen puestos laborales relacionados con el cuidado de personas y la limpieza, trabajos sumamente precarizados por el poco valor que se les otorga), eso mismo puede subvertirse y volverse un arma de lucha: el autocuidado y el cuidado de les otres como acción política. Ésa ha sido una de las cosas que hemos aprendido con el feminismo, y que nos pone el piso para transitar desde otro lugar la pandemia: son las mujeres y disidencias quienes están atentes a las situaciones de violencia de género, quienes en gran medida preparan y reparten comida, quienes te tiran cada tanto un mensaje para saber cómo estás y cómo te sientes.
En un contexto donde el sesenta por ciento de lxs migrantes se quedaron sin ningún tipo de ingresos[1] , bancando la pandemia fuera de sus países de origen, de sus círculos de contención y teniendo que subsistir sin trabajo, es la solidaridad y la sororidad la que nos saca adelante[2] . Pero también es fundamental que en la Argentina se lleve un proceso de regularización de todas las personas migrantes, pues de eso depende la garantía de nuestros derechos humanos y de poder acceder a apoyos como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que muy pocas familias migrantes pudieron solicitar y pocas obtener.
Me llega otro mensaje de Juana, preguntando cómo estoy, y en cada mensaje me dice “Marianita”.
Lo que nos queda es cuidarnos, cuidarnos para seguir luchando.
*Mexicana. Integrante del Bloque de Trabajadorxs Migrantes y del espacio feminista Ni Una Migrante Menos.
[1] Lorena Bermejo. “Aislamiento obligatorio: el 60 por ciento de los migrantes no tiene ingresos”. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/265248-aislamiento-obligatorio-el-60-por-ciento-de-los-migrantes-no
[2] Desde el Bloque de Trabajadorxs Migrantes hemos recibido mucho apoyo del pueblo argentino, del que nos sentimos parte. La campaña de donaciones nos ha permitido brindar apoyo a numerosos hogares migrantes. Para más información, podés escribirnos en Instagram (@bloquemigrante) o en Facebook (Bloque de Trabajadorxs Migrantes).