El Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró que se registraron “avances significativos” en la última ronda de negociaciones para firmar un tratado de libre comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Finalizadas las reuniones en Buenos Aires, la cartera que encabeza la canciller Susana Malcorra indicó que “ambas partes han decidido dar un impulso definitivo a esta negociación, con vistas a su conclusión en el plazo más breve posible”. El objetivo es intercambiar propuestas antes de fin de año. La firma del tratado liberalizaría cerca del 90 por ciento del comercio interbloque mediante la disminución de las distintas barreras arancelarias existentes. Esa apertura se daría en un plazo de entre dos y diez años. En términos comerciales, el tratado es similar al ALCA que fue rechazado en 2005. Un TLC, como los que acostumbra a negociar la UE, no sólo perpetuaría sino que aumentaría la brecha de desarrollo existente entre ambas regiones. 

“Existe consenso entre los negociadores en el sentido de que este acuerdo debe ser amplio, equilibrado y mutuamente beneficioso, en la perspectiva de ofrecer mayores posibilidades de crecimiento y empleo a ambos lados del Atlántico”, indicó la Cancillería. El diálogo entre el Mercosur y la UE estuvo empantanado a lo largo de los últimos años. La llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, el desplazamiento de Dilma Rousseff y su reemplazo por Michel Temer, la suspensión de Venezuela del bloque y la reducción en las turbulencias políticas y económicas europeas reencauzaron las conversaciones el año pasado. Ayer concluyó un encuentro en Buenos Aires y el próximo convite tendrá lugar en julio en Bruselas, Bélgica. 

Los miembros del Mercosur pretenden acceder a los mercados agropecuarios y agroindustriales europeos, históricamente protegidos con altos aranceles, medidas paraarancelarias e importantes subsidios. En tanto, la UE busca facilitar el ingreso a los mercados sudamericanos de sus productos industriales, fundamentalmente automotrices. Las demandas europeas sobre los países de la región exceden los aspectos comerciales para incluir en el acuerdo beneficios en materia de servicios, compras gubernamentales, propiedad intelectual e inversiones. 

El avance a favor de los acuerdos de libre comercio, además de acercarse a la UE el gobierno de Macri anunció su intención de sumarse a la alianza del Pacífico, se inserta en un proceso más amplio de apertura comercial. La desregulación del comercio exterior -desmantelamiento del esquema de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, pasividad de los procesos contra la competencia desleal- y la firma indiscriminada de tratados de libre comercio limitan las posibilidades de desarrollo basado en la industrialización.