La comunidad de Soci@s de Página/12 recibió una noticia, el reconocido jurista y docente Julio Maier falleció durante la madrugada del martes a los 80 años. 

Julio, tal como firmaba cada una de sus contribuciones en el sitio de Página/12, era miembro de la comunidad desde mayo de 2018 y, a pesar de su larga trayectoria, cada uno de sus aportes los realizaba con mucha humildad. 

Algunas de sus más recientes contribuciones sobre los temas que lo inquietaban:

Sobre Vicentín
"Conozco, por supuesto, los problemas que trae aparejada la expropiación, solución que suscribo, y el pesImismo lo vería transformado en optimismo práctico si yo tuviera algo que hacer en ese ámbito, pero, lamentablemente, sólo puedo ubicarme de un lado de la grieta, enorme por cierto, una vez cada dos años. Abrazo. ¡Ahh! Confundir Expropiación" con "Comunismo" es grave, aun utilizando la palabra como modo de llegar a la gente, como símbolo".

La grieta
Agradezco las contras y las buenas. Pero, por lamentable que sea, creo que no me equivoqué: la grieta existe, es muy grande y, también, muy difícil de superar. Dios quiera tengan Uds razón: no deseo un país sin debate, pero es grave el vivir en uno que apunta por mitades a la igualdad y a la solidaridad, y otro al que sólo le importa el dinero y lo individual como fuente, regla y medida de la acción humana. De todos modos, por un pequeño problemita etáreo, es casi seguro que son Uds., incluidos los optimistas, los que deberán soportarlo. Gracias a todos por ocuparse de mí, de mi opinión tan floja. 

El rol de EE.UU en la configuración del orden mundial
Siempre creí que EE.UU. era un país -si así puede llamárselo- "bananero", dicho de manera genérica. El hecho de que en su suelo hayan nacido y se hayan criado personajes egregios de la ciencia y la cultura universal no cambia mi visión genérica, que me pareció variar con la presidencia de John F. Kennedy. Hoy el payaso que tienen de presidente y algunos otros además del nombrado, me confirman la hipótesis genérica. Según creo, es el país creador y sostenedor del "capitalismo salvaje" llamado neoliberalismo, el atentador de todas y cada una de las guerras del planeta, el ideal de la concentración de la riqueza y la desigualdad humana. Dios quiera que esta pandemia los extermine como imperio para siempre. Si bien no veré el cambio, estimo que sucederá en este siglo y ruego porque ese cambio no implique otra forma de autoritarismo e imperialismo y venga acompañado de la igualdad humana.

El sistema carcelario
Más allá de la mendacidad y de los problemas político-ideológico-prácticos que plantean nuestras prisiones, incluso por problemas jurídicos provenientes de la Constitución nacional (art. 18), lo cierto es que la pandemia de virus, al igual que en toda institución total (hospital, reformatorio, geriátrico, etc.) debe ser muy regulada y controlada para que no concentre problemas sanitarios, psíquicos y biológicos, imposibles de frenar. Y no sólo entre sus propios habitantes allí recluidos, sino ente las personas que controlan su salud, su instrucción, su auxilio, su comida, sus visitas. Todos ellos son pasibles de crear el problema de la escasez de aislamiento personal, en fin, sujetos pasivos de la infección. Y, además, es totalmente incorrecto pensar que una cárcel es un lugar totalmente encerrado, pues de allí salen y entran sus propios habitantes al comenzar y cumplir sus penas o comenzar y cesar los ingresos preventivos, o hacer uso de derechos que les concede la ley penal, diariamente quienes allí trabajan, cocineros, guardias, educadores, visitas, etc., que regresan a la vida "normal" y trasportan el virus hacia la sociedad externa, denominada "libre". El hacinamiento de nuestras cárceles y su falta de higiene, reconocidas por instituciones propias de las organizaciones internacionales ocupadas de ello, son un caldo de cultivo para la extensión de la pandemia, como sucede, incluso, en los barrios populares -por no decir villas miseria- que nos pone a todos en peligro, hasta aquellos que ni se lo imaginan en razón de sus posibilidades económicas. No se trata, en principio, como don Raúl Zaffaroni lo dijo por TV, al menos ahora, de un problema de "beneficios", y mucho menos de reclutamientos políticos o militares, sino de un problema sanitario. Pues sólo es posible controlar el asilamiento y la higiene -digámoslo con palabras exactas: de evitar la explosión de coronavirus y dengue- dentro del penal reduciendo a un 80% su ocupación razonablemente programada. Y éste es un problema básico de la justicia, que controla con sus decisiones los establecimientos carcelarios, justicia que también debería estudiar esos establecimientos con un grupo de expertos, como el Poder Ejecutivo y los legisladores lo hacen desde el punto de vist más genérico, para toda la población.

Maier también fue recordado por los y las soci@s de Página/12