5 - GREYHOUND: EN LA MIRA DEL ENEMIGO

(Greyhound/Estados Unidos, 2020)
Dirección: Aaron Schneider
Guion: Tom Hanks, sobre una novela de C.S. Forester
Duración: 92 minutos
Elenco: Tom Hanks, Elisabeth Shue, Stephen Graham, Rob Morgan, Manuel García-Rulfo y Lee Norris.
Estreno en Apple TV+

Greyhound: En la mira del enemigo es quizás la película más comentada por los medios especializados norteamericanos durante la pandemia, aunque no precisamente por sus particularidades artísticas. Lo que hasta mediados de marzo era uno de los estrenos cinematográficos importantes del estudio Sony para la primavera boreal –a estos pagos iba a llegar a fines de mayo–, se convirtió este viernes en la joya mejor valuada del catálogo de la plataforma Apple TV+ luego de haber adquirido los derechos de exhibición a cambio de 70 millones de dólares, una cifra record para el cada hora más efervescente negocio del streaming. Tamaña inversión puede justificarse únicamente por el magnetismo de Tom Hanks, quien no solo protagoniza sino que también guiona esta historia centrada en las vivencias de un capitán marítimo con la misión de timonear los destinos del barco encargado de proteger una flota que debe cruzar el Océano Atlántico durante la etapa más álgida de la Segunda Guerra Mundial, cuando esas aguas eran dominadas por los temibles submarinos alemanes.

La idea de Hanks como arquetipo de tipo común obligado a atravesar situaciones extraordinarias (vivir cuatro años solo en una isla, espiar durante la Guerra Fría, quedarse varado durante meses en un aeropuerto, aterrizar un avión en un río y sigue la lista) llega al paroxismo durante la brevísima hora y media de Greyhound. Pero una cosa es un tipo común en una película de Steven Spielberg o Clint Eastwood, quienes en apenas un par de planos pueden definir un mundo interno en toda su dimensión, y otra muy distinta en una con buenas ideas visuales y narrativas pero con serios déficits de ejecución como ésta. 

Es como si al propio Hanks no le importara la suerte del Ernest Krause que le toca interpretar, un hombre del que, pasadas las habituales placas de inicio con información de contexto (corre 1942, Estados Unidos acaba de entrar a la guerra y los U-boat torpedean todo aquello que intente unir los continentes), apenas se sabrá que está enamorado de una mujer que prefiere esperar a su regreso para casarse y que es religioso. Muy religioso. De sus subalternos, en cambio, no se sabe absolutamente nada más allá del rol que cumplen en la embarcación donde transcurre íntegramente la acción. Difícil que el espectador se preocupe por el destino de quienes desconoce.

Responsable y apocado como todo hombre hanksiano, Krause es la principal víctima de una película algo caótica en la que una misma secuencia narrativa parece repetirse una y otra vez: cuando reina la paz y el viaje se avizora como un paseo por las gélidas aguas del Atlántico norte, el radar detecta la presencia de uno o más submarinos bajo el agua, obligando al capitán a ensayar un ataque o una defensa, dependiendo de si es el perseguidor o el perseguido. Son batallas de espera, de movimientos lentos y en las que cada disparo se hace luego de una serie de cálculos matemáticos con variables como la distancia, el ángulo de tiro y la velocidad. Hay dos opciones para entender qué sucede en cada enfrentamiento: o hacer un curso acelerado de estrategia bélica o esperar a que estalle alguno de los vehículos involucrados. Recién sobre el final el director Aaron Schneider le depara a Hanks algunas escenas en la intimidad en las que se atisba la humanidad de un hombre que, hasta ese momento, era uno de los tantos engranajes de la maquinaria bélica.