Cuando hoy se abra la actividad en Mogyoród para la jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de Hungría de la Fórmula Uno, será un día especial para todo el universo de la categoría más importante del automovilismo mundial. Pero, en la pista, especialmente para Charles Leclerc, en una jornada en la que se cumplen ya cinco años de la muerte del francés Jules Bianchi, una de las grandes promesas del Gran Circo y su amigo y guía en el mundo de las carreras.

El joven piloto de Ferrari lo ha contado muchas veces: él siente que está en el lugar en el cual habría estado su amigo Jules, de no haber ocurrido el fatídico accidente que le costó la vida en el GP de Japón, en octubre de 2014. El monegasco -quien tiene hasta una sonrisa parecida a la suya- asegura que, con cada objetivo y logro de su propia carrera, honra la memoria de su amigo, que le llevaba ocho años y murió sólo con 25.


Con destino de Ferrari

Una escena fatal como la que se llevó su vida parecía ser la única manera de arrebatarle al francés un destino grande en la Fórmula Uno. Y en Ferrari, ni más ni menos. Incluso, sus orígenes parecían haberlo ligado a un futuro en la escudería roja. Aunque había nacido en Francia, su abuelo Mauro (también piloto), padre de su papá Philippe, había nacido en Italia, en Milán. Con menos de 20 años, Bianchi ya había sido reclutado por la escudería del Cavallino Rampante para su Academia de Pilotos.

Tras destacarse de pequeño en karting, el primer gran hito de su carrera fue probablemente el del 2007, cuando se coronó campeón de Francia en sus series de la Fórmula Renault 2.0 durante su primer año de competencia, un logro que no se repetía desde 1976. Aquel año las había conquistado ni más ni menos que Alain Prost, quien se coronaría cuatro veces campeón de la Fórmula Uno.

El Gran Circo, a Bianchi, no llegó a verlo en su esplendor. En 2012 fue nombrado piloto reserva de Force India para su temporada, pero su soñado estreno se dio en el equipo Marussia, cedido por la escudería italiana. La muerte se llevó a Bianchi cuando había disputado sólo 34 grandes premios (su mejor actuación fue en Mónaco, en 2014, cuando terminó noveno).

"Jules era parte de la familia Ferrari y el piloto que habíamos elegido para el futuro", lo recordó alguna vez Luca di Montezemolo, ex presidente de la escudería. La muerte de la promesa francesa -la última que lamentó la Fórmula Uno desde entonces- no sólo acabó con sus sueños aquel 17 de julio de 2015. También le recordó al universo de la Fórmula Uno sus peores momentos: la de Bianchi fue la primera muerte de la máxima categoría en 21 años, luego de la del histórico Ayrton Senna en 1994.


El fatídico Gran Premio de Japón

Y, sin embargo, su muerte ha dejado algo más que dolor en el universo fierrero. Ni siquiera su familia fue la primera en cuestionar el accionar durante la carrera en la que Bianchi perdió su vida. Durante aquel lluvioso GP de Japón, el francés se despistó y chocó violentamente contra una grúa que se encontraba trabajando para retirar la unidad del alemán Adrián Sutil, que se había salido de pista en el mismo lugar y por la misma causa: el acquaplaning que le hizo perder el control del auto.

Prost estaba furioso con el accidente: "Hay un procedimiento establecido, pero las condiciones meteorológicas empeoraban cada vez más y la visibilidad era muy mala. No puedes proceder igual si las condiciones son tan malas. Con toda la experiencia que tienen en materia de seguridad, debían haber optado por riesgo cero. Si se trata de tu hijo, no quieres un accidente con una grúa en un circuito de Fórmula 1. Esto es lo que no puedo aceptar".

El resultado de la investigación llevado adelante por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) concluyó que Bianchi no había disminuido la velocidad lo suficiente ante las banderas precautorias. Un año después de la muerte del piloto nacido en Niza (quien estuvo internado nueve meses en estado de coma desde el accidente hasta su fallecimiento), la familia le inició acciones legales a la FIA, la Fórmula Uno y la propia Marussia: "Su muerte fue evitable -aseguraba entonces un representante de la firma Stewarts Law, a cargo de la demanda-. Fue sorprendente y preocupante para la familia Bianchi ver que el comité de la FIA en sus conclusiones, pese a indicar muchos factores, culpó a Jules. Es importante para que los futuros pilotos puedan tener confianza y seguridad en el deporte que eligen. Si hubiera sido así en Suzuka (Japón), Jules Bianchi seguiría hoy vivo y compitiendo en el deporte que amaba".

“Jules nos dejó demasiado pronto sin poder alcanzar su destino en la Fórmula Uno. Su sueño era conducir, el nuestro es nunca olvidarlo", expresaron su mamá Christine y su papá Philippe en el último comunicado que hicieron público mediante la firma de abogados, en mayo de 2017. Allí, se resaltaba que tanto la familia como las partes interesadas habían "acordado las lecciones que se pueden aprender del accidente" y que, "si bien no se puede hacer nada para recuperar a Jules, ya se han tomado medidas de seguridad adicionales para minimizar el riesgo de un incidente similar en el futuro". Esas medidas, se menciona, fueron el Virtual Safety Car ("VSC"), la instalación de una grúa fija en la curva 7 en Suzuka y la mejora del drenaje del circuito japonés, además de la exigencia de iniciar un Gran Premio no menos de cuatro horas antes del atardecer o anochecer, para garantizar una buena visibilidad.


El automovilismo en los genes

La familia Bianchi, tras la muerte de su hijo, creó una asociación para apoyar la carrera de jóvenes corredores y, al mismo tiempo, ayudar a otras familias cuyos seres queridos sufren lesiones fatales o que les cambian la vida. Ha sido su manera de afrontar el dolor, luego de llevar en sus genes tanto amor como dolor por el automovilismo.

Es que Lucien Bianchi, tío abuelo de Jules, también murió a causa de un accidente en la pista: con 17 carreras en la Fórmula Uno en su haber, falleció en las pruebas para las 24 Horas de Le Mans de 1969, con sólo 34 años. "Mi abuelo nunca ha hablado mucho sobre Lucien -le contó Jules al periodista belga Pierre Van Vliet, del portal F1i-. Aunque murió hace 40 años, la herida aún es bastante profunda. Simplemente me dijo que Lucien y yo teníamos una actitud similar: ¡bastante tímidos en la vida cotidiana, pero todo lo contrario detrás del volante!".

El Hungaroring fue el autómodro que recibió el GP que se corrió nueve días después de la muerte de Bianchi y será el mismo que este fin de semana inaugure la tercera fecha de la temporada que lidera Valtteri Bottas (Mercedes) y en la que su compañero Lewis Hamilton irá por su séptimo título, para igualar a Michael Schumacher. Claro que ya no estará presente el número 17, el que llevaba el bello Jules sobre la pista y que coincidió con el día de su adiós, aunque esté presente su recuerdo en su amigo Leclerc, en sus compañeros de toda una vida sobre ruedas y en esos hinchas del automovilismo que todavía lo siguen extrañando.