La crisis económica multiplicó la importancia de las organizaciones sociales, que actúan como primer sostén para las personas y familias en situación de vulnerabilidad a través de la asistencia de alimentos, recreativa y cultural y de acompañamiento psicológico. A partir de esa premisa, una serie de profesionales de las ciencias sociales vinculados a instituciones del ámbito académico organizaron una campaña de recolección y difusión de información de las organizaciones sociales. Hasta ahora casi 400 organizaciones compartieron información sobre sus tareas. En los próximos días lanzarán un mapa virtual en donde se podrá ver el área de influencia de cada organización.

Las organizaciones sociales, junto con la contención de ingresos que ofrece la Asignación Universal por Hijo, las jubilaciones y las otras políticas sociales, constituyen los factores principales que distinguen la situación actual del tejido social en relación a la crisis absoluta que supuso el estallido de la convertibilidad en 2001.

Visibilizar

“Es una movida para visibilizar. Esperamos que les sirva en primer lugar a las propias organizaciones, para mejorar sus redes de comunicación y sus enlaces, pero también a la sociedad civil que quiera contactarse para ofrecer ayuda y a los gobiernos para hacer política pública”, explicó a Página/12 Adriana Rofman, coordinadora del Observatorio del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), que participa del proyecto junto al área de Políticas Públicas de Flacso y el CEUR-Conicet.

Se estima que la mayor parte de los trabajadores que se encuentran en una situación de informalidad laboral, que explican el 40 por ciento del total, se quedaron sin ingresos con la pandemia. Una medida de la amplitud de ese universo es que el IFE, que proporciona el Estado nacional y que aplica para los trabajadores sin ingresos formales, está llegando a nueve millones de personas.

“Las organizaciones sociales siempre han cumplido un papel muy importante en la gestión de todo tipo de políticas. En el contexto de pandemia, adquirieron un rol central, profundamente indispensable en lo sanitario y en lo social. Son los brazos que permiten que el aislamiento más o menos se pueda seguir sosteniendo”, indica Rofman.

El proyecto de UNGS, Flacso y CEUR-Conicet consiste en la creación de un mapa virtual que muestre el alcance territorial de las organizaciones sociales y las actividades que desarrollan. Desde mayo, cuando se lanzó esta iniciativa, casi 400 organizaciones compartieron información sobre las tareas que vienen realizando. Se espera que el mapa virtual esté online a partir de la semana que viene.

La encuesta entiende por organización social a las organizaciones de base tradicionales pero también a asociaciones civiles, bibliotecas populares, organizaciones no gubernamentales más consolidadas y emprendimientos de la economía social. La principal actividad es la asistencia alimentaria, pero no es sólo eso. Hay un fuerte peso del acompañamiento psicológico, atención para prevenir violencia de género, atención a personas mayores, asesoramiento legal o laboral por situaciones críticas que emergen en el actual contexto.

"Está claro que en el último tiempo, la asistencia alimentaria se incrementó muchísimo. Una fuente importante de obtención de alimentos que tienen las organizaciones son los programas nacionales, provinciales y municipales. Pero también hay donaciones a gran escala", detalla Rofman. Según los datos recolectados, 6 de cada 10 organizaciones brinda asistencia alimentaria, un tercio se enfoca en la atención de la infancia y otra tercera parte, en las actividades educativas. También hay un amplio trabajo sobre la tercera edad y en la atención de la violencia de género.

El 20 por ciento de las iniciativas de las organizaciones llegan a más de 500 personas y el 40 por ciento abarca entre 101 y 500 personas. La escala de las iniciativas es mayormente barrial.

Rofman aclara que "el proyecto no es una investigación sino una campaña que tiene por objetivo construir de manera colaborativa un mapeo que permita a las organizaciones que están realizando estas tareas encontrarse y establecer redes. Se basa en una estrategia de construcción colaborativa del conocimiento y se realiza de forma voluntaria por un equipo de 15 personas". Los interesados en aportar información pueden contactarse con su página  .

El trabajo de las organizaciones sociales tal como sucede con las tareas dentro del hogar, no forma parte de la medición del PBI. Esto despierta críticas en muchos especialistas. "Es un trabajo voluntario que no está valorizado, pero que tiene un rol central en la organización social", indica Rofman.