La noticia no es una fake. Ni un déjà vu del 2014. Tampoco, ejemplo de esos ecos que llegan cada tanto a estas tierras desde alguno de los 70 países que en la actualidad castigan las relaciones entre personas del mismo sexo. Increíble y real: la Asociación Argentina de Hemoterapia no quiere sangre ni plasma de homosexuales. Así lo relata para SOY el Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) César Cigliutti: “Recibimos el testimonio de Nicolás, un joven de 23 años de la Ciudad de Buenos Aires, que fue a donar para su padre que estaba por someterse a una cirugía en una clínica muy importante, que me atrevería a decir que es de vanguardia, y donde yo también me atiendo, y no lo dejaron donar ‘por ser homosexual’. Él reunía todos los requisitos pero en el banco de sangre le dijeron que ellos se regían por las normas de la Asociación Argentina de Hemoterapia, Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC).” 

A partir de ese testimonio la CHA se comunicó con personal de la clínica en cuestión y la respuesta que recibió fue que muchos bancos de sangre y sanatorios se guían, independientemente de lo que estipula la ley, por lo que dice la AAHITC. Como se puede constatar en su sitio web, la AAHITC sigue recomendando impedir la donación a: Varones que tengan o hayan tenido relaciones entre hombres” y a “Mujeres que tengan o hayan tenido pareja sexual Hombre que tiene también sexo con hombres”.

Hasta el año 2015 en Argentina las personas bisexuales y gays no podían donar sospechadas de portar mala sangre. El cuestionario que se le entregaba a cada donante previamente a la extracción enumeraba como impedimento lo mismo que al día de hoy recomienda -por fuera de la legislación- la AAHITC. La modificación de la Ley de Sangre heredada de la dictadura que establecía esos requisitos se volvió una deuda pendiente incluso varios años después de la sanción del Matrimonio Igualitario, de modo que entre 2010 y 2015 dos hombres podían casarse, pero ninguno podía donarle sangre a su marido si lo llegara a necesitar.

El 16 de septiembre de 2015, el entonces Ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán firmó, luego de 15 años de reuniones con la CHA y 100% Diversidad y Derechos, la Resolución N°1507/15 que terminaba con la homofobia en la donación de sangre. El resultado fue una reglamentación que establecía como guía las conductas de riesgo -un argumento científico-, frente a una concepción prejuiciosa que definían a las personas lgbti como población de riego. “Además, toda sangre que se recibe lógicamente deber ser testeada”, agrega Cigliutti. Es decir que a partir de la modificación de la ley, lxs donantes pueden indicar de manera confidencial si estuvieron expuestxs a situaciones en las que podrían haber contraído VIH, independientemente de su orientación sexual.

Relata Cigliutti que la CHA sigue recibiendo esporádicamente denuncias contra laboratorios y clínicas que no han modificado sus formularios y que en tiempos de pandemia y de expectativas puestas en el tratamiento con plasma de pacientes recuperados de COVID-19, algunos comportamientos discriminatorios de este estilo reaparecieron. “El coronavirus parece haber puesto en alerta a muchas personas en torno a quienes viven con VIH. De pronto vemos cómo en las redes sociales resurgen, a partir de la donación de sangre y de plasma y, en particular, por este último caso en que a este joven le impidieron donarle a su padre, conceptos que creíamos superados como el de ‘población de riesgo’. No parece un tema particular de una sola clínica, sino algo que vuelve a despertarse en cierto clima de paranoia que alimenta la pandemia. Hace falta volver a decir que el sida se transmite por la sangre y no por la orientación sexual”.

A partir del reclamo de Nicolás, esta semana la CHA presentó ante la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, el Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, una denuncia por violencia y discriminación por parte de la Asociación Argentina de Hemoterapia, Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC) por negar el derecho a donar sangre a las personas por motivos relacionados con su identidad. 

“Es terrible cómo a tantos años de la modificación de la Ley de Sangre persisten prejuicios sin base científica tan enquistados. Al punto de que a partir de esta ‘polémica’ pude leer en redes sociales a un prestigioso médico gay que decía ‘mi prioridad es preservar la salud, así que yo ante la duda si recibo sangre de un gay, directamente la tiro””, cierra Cigliutti.