Louta empezó 2020 como casi todos, proyectando el año en la antigua lógica, hasta que la pandemia y el encierro distorsionaron los planes. Estaba agendado grabar un disco e incluso le había propuesto a Eduardo Cabra (Visitante, de Calle 13) que fuera su productor. "Soy bastante ansioso, o entusiasta, no sé", reconoce. "Le dije 'Vamos a hacer un disco, y lo sacamos en mayo'. El chabón es parecido a mí, me dijo que sí. Después apareció la cuarentena, y lo llamé: 'Che, ¿lo sacamos igual?'." Cabra asintió, y a fin de mayo estaba disponible el tercer álbum de Louta, llamado simplemente 2030.

Con producción general de Visitante, estas 10 canciones fueron compuestas y grabadas enteramente en el encierro. También participaron como productores Nico Cotton, Alizzz, Orodembow y Mauro De Tommaso. "Sentí que, en un momento en el que estaba todo mal, tenía que poder hacer algo. Como no puedo buscar la vacuna, decidí hacer un disco con esa misma iniciativa. Que dentro de 3 años pueda decir: '¿Qué hice yo cuando se pudrió todo?'. Es una locura, ¡se hizo un disco en cuarentena!", se sorprende el protagonista.

La creatividad del futuro

Un retrovisor roto ilustra la portada. ¿Seguir sin mirar atrás? ¿Romper con el pasado? ¿Despedida del mundo tal como lo veíamos? El autor propone mirar para adelante: "Me gustó 2030 como título porque siempre pensar en el futuro te da una perspectiva distinta de dónde estás parado", argumenta. "Si te digo '2020' te llevo a un lugar muy actual, al quilombo en el que estamos. Si te digo '2030' se te expande una sensación de hacia dónde se puede ir."

¿Esa idea de futuro te incentivó?

--La misma pregunta te pone en un lugar de acción: ¿qué hago, para ir hacia dónde? Desde lo más profundo, tirar la posta diez años para adelante naturalmente genera esperanzas, fuerza. Le estás dando a la actualidad la potencia del tiempo, la acción, la capacidad transformadora de la juventud. Un montón de cosas se me vienen a la cabeza cuando pienso diez años para adelante. Me da perspectiva, amplitud. Algo que me copa.

¿Qué esperás de un productor?

--El rol de productor tiene distintos significados. Uno es el de alguien con quien puedas dialogar sobre adónde querés llegar. También una persona que tiene herramientas para hacer más profundo ese lugar. Después hay productores que tienen un perfume muy particular, y le agregan ese color a tu música. Les pedís un poco de su pócima, y ellos le tiran salsa a la comida que preparaste.

¿Se resignificó el rol del productor en el último tiempo?

--Hay mucho productor más del rap, como el beatmaker, que es de otro tipo. Pero creo que esa misma gente está entendiendo cómo meterse más adentro desde otro lado. En definitiva, todo es producción. Sí me parece que se democratizaron mucho los lugares, porque empezó a pasar que las cosas la pegaban antes de que alguien las pudiera atajar: un tema que hizo un pibe en un cuarto, uno que hizo otro con su compu… Se empezaron a validar nuevos lugares. Hay algo de Internet, de YouTube, que es muy zarpado.

Brillo y contraste

Tu disco anterior, Enchastre, había quedado muy marcado por la identidad de los feats. En este no hay colaboraciones, ¿por qué?

--Por la cuarentena. Por un espíritu más de cueva que tiene el disco, de algo que se genera en el laboratorio y sale. Hubiese sido raro decirle a alguien: "Grabá una parte en tu casa y mandámela". Toqué mil veces en vivo Enchastre antes de sacarlo, la creación fue muy distinta. Antes al estribillo de Ayer te vi lo cantaba yo, después un amigo, después una amiga, después Zoe (Gotusso), cambiamos la letra… Esto es algo hecho adentro, y yo re valoro que sea así, porque lo encuentro en el disco.

Por momentos suena melancólico, introspectivo. Más oscuro que los anteriores, también. ¿Lo sentís así?

--Puede que sea un poco más oscuro, sí. Pero a nivel paleta de colores. Para eso no tengo mucha explicación. Terminó siendo así, ni siquiera por decisión. Porque en realidad hay un montón de cosas dentro del disco. Es como que una película transcurra de día o de noche: después, dentro de la noche, tenés momentos de alegría, de nostalgia, de reflexión, de euforia. No por ser de noche va a ser una película oscura. Sí entiendo que está teñido de otra iluminación.

¿Creés que ese tono rompe con algo de lo que se esperaba de vos?

--No sé bien qué espera cada persona de Louta. Para mí, Louta en sí mismo tiene un tinte recontra oscuro, tipo Tim Burton. No me parece un proyecto alegre o de música buena onda. Por ahí en Ayer te vi puede parecer eso, pero no. Tampoco los discos anteriores me generan esa sensación. Uacho tiene esa misma oscuridad y potencia.

¿Cómo influye en eso la categoría de "música urbana"?

--Los sonidos de ciudad tienen algo oscuro naturalmente, y está bueno, porque es como un paisaje. Después, adentro están los personajes. Soy fanático de Demon Days, de Gorillaz. Es el nombre más oscuro que puede tener un disco: "Días del demonio". Las letras son re oscuras y futuristas, pero el disco tiene una fuerza tremenda en la visión de la Humanidad. Terminás de escucharlo y no te bajonéas, te dan ganas de vivir, entender, lucharla, generar. Tenemos la posibilidad de entrar en ese quilombo, y salir copados de ahí.

#QuedateEnCasa como Louta, a quien la cuarentena no le quitó las ganas de sacar disco | Foto: Cecilia Salas

Louta hace una mueca para la foto vía Zoom, y recuerda una de sus primeras sesiones en el bar Varela Varelita. Criado en familia de artistas, en realidad Jaime James había pensado en Louta más como un concepto o un proyecto artístico que como un alter ego. No obstante, ahora Jaime es Louta, y Louta es Jaime: "Decime como quieras, soy un poco de todo. ¿Se me escucha bien?".

Por la pandemia tuvo que guardar los girasoles, el banquito de plaza, los faroles y las cámaras de seguridad. También el pantalón de vestir, el cinto, los zapatos, la chomba y la cera. El modo joggineta lo empujó a pensar en cómo seguir compartiendo arte sin la posibilidad de carearse con el público ni con colegas. Una alternativa son los conciertos por streaming. Y de hecho, va a participar de la versión online del Cosquín Rock el próximo sábado.

"Hago según lo que para mí está bueno generar. Seguramente haya recitales, vamos a tener algunas experiencias. Sin embargo, es una situación muy móvil, no tengo un plan de acá a 6 meses. Estoy convencido de avanzar, generar, mover, hacer canciones, pero no tanto en la acción concreta, porque tengo que ver qué carajo pasa", concede el músico de 26 años.

La realidad y el cancionero urbano

Louta se mueve como un artista sui generis dentro de una generación que puja por imaginar sus propios marcos estéticos. Pulula entre raperos, poperos y cancioneros, con una variedad de sonidos netamente urbanos y un vocabulario especial. Al corriente de que el movimiento se expande, a fines de 2019 organizó un festival gratuito y al aire libre en Parque Los Andes, donde también tocaron artistas como Barbie Recanati y Chita. Wos se sumó al final con un toque de freestyle, y la gente fue a reventar las pizzerías de Chacarita.

Qué lejos quedó todo eso, ¿no?

--Queda lejano, y toma un significado mucho más profundo. Porque hicimos un recital gratis en el medio de la calle, con los artistas que somos más pendejos y estamos haciendo una movida. Y después el Festi 2020, en Córdoba, con 25 mil personas en la calle. Hoy pareciera que fue a propósito: "¿Cómo va a ser el último recital antes de guardarnos? Vamos a tocar, cantar, saltar en la calle". Cada uno tendrá su lectura, para mí tuvo un significado recontra profundo.

¿Cuál es esa movida?

--Somos todos artistas con muchas ganas de generar algo. Nos sentimos identificados con la sociedad en la que estamos, y la generación a la que pertenecemos. No separados del resto, sino como un lugar desde donde generar para toda la sociedad. Que hayamos estado todos juntos en la calle, con una juventud gigante cantando, es algo que no creo que nos vayamos a olvidar nunca.

Alto visto es ejemplo de cómo llevás expresiones cotidianas al extrañamiento de una canción pop. ¿Qué lugar ocupa el lenguaje en lo que hacés?

--Me gusta un poco cantar como hablo. Que a la poesía la puedas agarrar, que no se esfume. Me gusta cómo escribía Luca Prodan. Mañana en el Abasto me parece de las mejores letras de la música argentina: recontra concreta y recontra mega archi poética al mismo tiempo. Es la máxima expresión de eso. "Yo me alejo más del cielo / y yo me alejo más del suelo": el chabón está tirando una increíble para contar que baja en un ascensor. Es una locura cómo habla de algo hiperreal, con gran capacidad poética. Me gusta la idea de un personaje que está en la calle. Mira las personas, los carteles, la tecnología, todo desde un lugar propio, no tan perdido en su locura. El que está metido en el quilombo, y en eso empieza a ver el brillo y el significado. Me gustan la belleza y la potencia de las cosas cotidianas, vistas desde otro lugar.

En Waisi usás una cadencia rapera que también forma parte de tu carta. ¿Cómo te llevás con el lenguaje sonoro del rap?

--Me crié escuchando música en el momento en el que la electrónica, el pop y el rap se unieron en una misma cosa. Soy hijo de esa escuela de finales de los '90, cuando el rap estaba metido en todos lados. No sé si soy rapero, pero para mí es natural que en el medio de una canción aparezca alguien rapeando. Lo necesito en una canción: la palabra, la fuerza del rap, me son recontra propias. No es algo que decida hacer ni vaya a buscar, lo escucho en la canción cuando la estoy haciendo.

2030 termina con Argentina. Es un cierre particularmente melancólico. ¿De dónde nació la necesidad de hacerlo así?

--A esa canción la hice una noche en mi casa. Cuando compongo, hago muchas canciones juntas. Trato de sentarme en la computadora y empezar, como quien escribe libremente ideas o cosas. En el medio de ese quilombo, grabando a la madrugada, me sale esto: "Argentina, ¿por qué tanto dolor?". Algo que no sé si me animaría a decir, aunque quedó grabado que lo hice. Lo escuchaba, pensando: "Esto no lo voy a sacar". Pero después había algo de lo que me tenía que hacer cargo, porque estaba en mí, estaba ahí. Algo que me pasa en la intimidad, algo que pienso, cantado con sinceridad y sin procesar. Yo, con mi país, donde nací, me crié y pienso vivir toda la vida. Fue una lucha interna poder sacar esa canción. Para grabarla me puse los auriculares, canté media hora de letra, y Edu la editó. Incluso se escucha que me quiebro un par de veces. Quedó una canción sincera que quise hacer toda mi vida.