Qué palabras usar para despedir a Alicia Caf. ¿Estaría de acuerdo Alicia con que la despidamos de alguna manera en particular? Confiemos en que acepte estas palabras y las de tantas otras activistas lesbianas que compartieron momentos con ella en las asambleas, codo a codo en los cordones de seguridad de las manifestaciones, y cuando arengaba hasta quedarse sin voz “¡Vejez lésbica en resistencia!” en las calles y plazas de de Buenos Aires. Alicia falleció el sábado 1º, en esas calles de Buenos Aires que fueron hostiles para ella.

El proyecto al que dedicó todas las energías en sus últimos años fue la organización de un Lesbiátrico que se llamaría Sueños de Mariposas, una casa comunitaria para lesbianas mayores. Era una urgencia absoluta. Alicia conocía bien las circunstancias de vida de las lesbianas mayores de 60, sin vivienda, con la jubilación mínima o sin ninguna cobertura social. Dura tarea en tiempos de filtros de instagram y de gerontofobia extrema.

Alicia era muy reservada. El activismo lesbiano sabía que había vivido muchos años en Europa, pero no mucho más. Su biografía consta en una solicitud presentada a una ONG en 2018. Es letra fría, pero permite reconstruir con precisión su activismo en Europa.

Alicia Caffarella nació en 1951. Fue migrante en Europa entre 1987 y 2014. En 1998 colaboró con la activista holandesa en favor de los refugiados Gabbi Wierenga. Desde el año siguiente y hasta su retorno a la Argentina en 2014, Alicia participó en la organización SPAZ de Zurich, grupo de ayuda a migrantes indocumentados, y también en el Frauen Zentrum Zurich, donde realizó un video documental “enfocando los temas de mujeres migrantes en situación de ilegalidad y lesbianismo”. Regresó a la Argentina huyendo de la persecución a los indocumentados en Europa, ayudada por la Cruz Roja y la Asyl Koordination Zurich. Desde octubre de 2015 hasta enero de 2017, vivió en el Centro de Integración Frida de CABA. Recibió la jubilación mínima en Argentina en 2016. Y en 2017 fundó Sueños de Mariposas a fin de construir alternativas dignas de vida para las lesbianas mayores y futuras generaciones.

Para las lesbianas, lesbianes, trans y mujeres racializadas de Buenos Aires, su nombre fue simplemente Alicia Caf. Su amiga Ju, de Sueños de Mariposas, nos facilitó ese documento con su trayectoria europea. Pero es preciso que conozcamos más sobre Alicia.

“Ella tuvo una historia familiar muy difícil. A los 14 años la sometieron a un tratamiento psiquiátrico con electroshocks para ‘curarle el lesbianismo’”. El tratamiento psiquiátrico con electroshocks era bastante usual para “corregir la homosexualidad” en la Argentina, durante las décadas de 1950 y 1960. Quedan algunos sobrevivientes de aquellas prácticas médicas aberrantes, pero es muy difícil que hablen. Son vivencias terribles. No hay palabras para eso. Alicia se abrió con muy pocas compañeras. Pero es muy importante que se sepa, cuando se minimiza el sufrimiento social y familiar de lesbianas y gays antes de la sanción de las leyes que nos confieren el derecho a ser quienes somos. (Como si tuviéramos que pedirle permiso al Estado, protestaría y con razón Alicia).

“Desde los 17 años –continúa Ju- Ali flasheaba con un terreno, una isla, solo de mujeres. Siempre hablaba de su exilio lésbico, de cuando fue para Suiza, porque esa era la época donde en los espacios lgtb no eran tan visibles las lesbianas en Argentina. Seguramente tenía muchas diferencias con esos grupos, por eso decidió emigrar a Europa”.

“A Alicia le gustaba la cerveza helada mientras craneaba qué hacer, cómo convocar a los eventos de Sueños de Mariposas. El Día de la Visibilidad Lésbica de 2019 habíamos organizado un evento en Espacio Ambigú. Pero antes fuimos a Plaza Congreso, donde estaba concentrando la Campaña por la Absolución de Higui. Sostuvimos entre las dos la bandera de Vejez Lésbica en Resistencia y se largó una lluvia torrencial. Nos refugiamos un rato en el cine Gaumont y desde ahí nos fuimos todas empapadas a Ambigú. Temíamos que se cayera el evento por la lluvia torrencial. Pero no, Ambigú se transformó en un refugio de las pibas, estallaba de gente. Nos pasaba mucho eso. Pensábamos que algo no iba a funcionar y de repente aparecía bocha de gente bancando y agitando”.

“Después nos poníamos a discutir en los eventos por diferencias, era un ritual” (risas tiernas). Alicia era 100 por ciento intransigente en sus convicciones. Y activaba feminismo interseccional concreto, no le gustaban las teorizaciones que no se llevaban a la práctica.

Sandra Chagas, activista negra candombera lesbiana y feminista, recuerda el último Día de la Visibilidad Lésbica con Alicia Caf este año, en los umbrales de la pandemia. Sueños de Mariposas y la Columna Antirracista estuvieron juntes ese día frente al Congreso.

“Alicia quería que habláramos sobre el lesbiátrico, porque muchas compañeras no conocían el proyecto. Quería una gran fiesta de visibilidad y activismo lésbico, con talleres, arte y que las lesbianas llevaran sus artesanías. Todo esto lo fuimos gestando después del Tortódromo que se hizo en febrero en Buenos Aires. Fue un día de la visibilidad soñado y sobre todo intergeneracional”.

“Cuando Alicia organizaba los eventos de Sueños de Mariposas siempre nos daba espacio para que habláramos las negras y a las indígenas lesbianas. Alicia se sentía y se veía como una desclasada del sistema por la misma racialización que nos excluye a muches”.

El proyecto de Lesbiátrico de Alicia Caf fue presentado en el Consejo Consultivo ad Honorem del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Para que Alicia fuera escuchada directamente, sin intermediaciones. No pudo ser. Quedan sus compañeras de Sueños de Mariposas para continuar su lucha y cumplir el ideal de la casa comunitaria para lesbianas mayores sin recursos económicos.