A Natalia Chami y Romina Bulacio Sak les interesa “la delgada línea entre ficción y realidad”. Son las directoras de Rrom-Un casamiento gitano, obra que combina teatro y música y que convierte al público en participante. Es, como su título lo indica, una fiesta de casamiento, en la que los asistentes comparten el espacio con los actores, conversan con ellos, bailan, y en ocasiones hasta beben y pican algo. “La participación es un empoderamiento. Nos interesa eso, que las personas sientan que su participación modifica. Todas las funciones de teatro son únicas, pero acá hay un ápice de algo más”, define Bulacio Sak en la charla con PáginaI12.

“Más que un espectáculo, Rrom es una gran fiesta”, invitan. Con más de veinte actores y músicos en escena, la obra sintetiza el mundo gitano y recorre distintos géneros musicales, como el Manouche, el Klezmer, el Swing y los sonidos de los Balcanes. Las directoras la definen como una experiencia de “teatro inmersivo”, que se desprendió de una exitosa propuesta anterior llamada Usted está aquí. “En esa obra, que hicimos durante cuatro años, había una escena que tenía que ver con el universo gitano y era bien musical. Cuando terminamos de hacerla decidimos profundizar, volver a meternos con otra cultura. Investigamos durante un año”, relata Chami. En Timbre 4, a comienzos del año pasado, mostraron Shukar Tanana, primera versión de este nuevo material, que poco tuvo que ver con el resultado final.

Los músicos integran La Desmadre Orkesta. “Fue interesante reencontrarnos con una orquesta con la que trabajamos a lo largo de cuatro años. Capitalizamos lo que habíamos construido y surgió el deseo de seguir trabajando en conjunto”, completa Bulacio Sak. Una diferencia importante entre Usted está aquí y Rrom es que, en el primer caso, el espectador poco sabía acerca de lo que iba a ver: el contenido del espectáculo era un misterio, una sorpresa. En esta oportunidad, en cambio, la invitación es clara. Una fiesta de casamiento irrumpe en el patio de Ciudad Cultural Konex, prosigue en el bar y se despliega, llena de color y a puro baile, en una de las salas. Se la puede ¿ver? hoy y los miércoles 12 y 26 de abril a las 20, en Sarmiento 3131. 

En relación con la intervención del público, Chami destaca: “Me sorprende cada vez más su deseo de participar. Hay gente a la que puede no gustarle y no se acerca, pero los que lo hacen tienen un deseo grande de ser parte de algo mayor que ellos. Lo que tienen nuestras experiencias es que sin hacer nada podés, igualmente, ser parte de la obra. No es que sí o sí tenés que participar. Podés estar parado ahí y la obra va a continuar, hay un espectro de posibilidades”. Chami y Bulacio Sak integran el dúo teatral lindalinda. Ambas son productoras, actrices y licenciadas en Ciencias Políticas y vivieron en otros países, donde tomaron contacto con el teatro interactivo.

–Existen otras obras que son fiestas de casamiento, como El casamiento de Anita y Mirko, del Circuito Cultural Barracas, o Conurbano, del Teatro Sanitario de Operaciones. ¿No les daba temor meterse con una fórmula ya utilizada?

Romina Bulacio Sak: –Sabíamos que existía El casamiento de Anita y Mirko. No la vimos pero teníamos ganas de verla. En realidad, todo fue un poco fortuito. No nos dio temor meternos con este tema porque es universal y está en miles de películas.

Natalia Chami: –Fue fortuito porque la orquesta de Rrom ya tocaba en una escena breve de nuestra obra anterior. Tenía mucho deseo de continuar trabajando con nosotras, y nosotras con ellos. No llegamos a pensar qué era lo que ya había en el mercado... sucedió así, la historia se fue dando.

–En su investigación sobre el universo gitano, ¿qué aprendieron sobre esta cultura y qué fue lo que más les interesó?

N. C.: –A mí me interesó cómo la música está presente en todos los órdenes de su vida. La forma de educarse, el hecho de que conviven todos juntos, chicos y grandes... es una cultura inclusiva. Las mujeres, todas, educan a los hijos de todos. Hay algo más colectivo. Me pareció importante eso: tienen una sensación de pertenencia más fuerte.

R. B. S.: –Cuando investigábamos estábamos en medio del conflicto en Siria, de los éxodos de personas, la violencia en las fronteras... nuestro espectáculo no tiene literalidades sobre eso. Pero hay temas que nos estaban latiendo. Por ejemplo, hay un machismo fuerte en la cultura gitana, que queremos revertir en la obra. Queremos empoderar a las mujeres. También destacamos su perseverancia para sobrevivir como sea. Además, como compañía teatral, muchas veces nos sentimos un poco gitanos. Puede sonar un poco romántico, pero hay una lucha interesante de la comunidad gitana, que nos convocaba. Aprendimos sobre la constancia, desde la alegría. Nuestros espectáculos tienen que ver con la celebración, pero con una celebración que no es solamente entretenimiento o felicidad, sino algo más fuerte. Es valorar estar vivo.