Son más de un centenar de actrices, actores, autores y directores. Todos, además, son nacidos y criados en democracia. Pero no solo comparten su veta artística y su condición sub 35: también su inquietud por la golpeada industria audiovisual argentina. En medio de una pandemia que paralizó la actividad cultural, ellos decidieron moverse para ver qué podían aportar para impulsar un sector al que la crisis sanitaria solo vino a acelerar y profundizar problemas de vieja data. Los llamados telefónicos, los mensajes de whatsapp y las reuniones por Zoom entre los que se iban sumando a la idea de “hacer algo” terminó institucionalizándose en Asociación Civil de Trabajadores del Arte (Acta), la entidad con la que buscan “repensar la industria” para darle un impulso que hoy no tiene. “No venimos a imponer nada. No tenemos la fórmula de la Coca-Cola. Lo que buscamos es sentar a todas las partes de la industria para que cada uno ofrezca lo que tenga para dar a esta nueva normalidad”, aclara el actor Gastón Soffritti, presidente de la entidad. “Nacemos con la idea de generar debates entre todas las patas de la industria, para entender las necesidades de cada cual y llegar a algunos consensos y propuestas”, se suma en la entrevista a distancia con Página/12 Peter Lanzani, el vicepresidente de Acta.

En un momento bisagra para la industria, donde los cimientos tradicionales se desmoronan a pedazos, “los pibes” salieron a hacerse cargo. Lejos de esperar que sean los experimentados, formados en ideas y conceptos de otro tiempo, quienes encabecen la renovación, los más jóvenes quieren ser parte de la mesa chica. Como entidad generacional, Acta convoca a todos los trabajadores del arte sub 35 que tengan ganas de repensar un sistema industrial que da muestras de no haberse podido renovarse al son de las transformaciones que en los últimos años evidenciaron el consumo, la producción y la exhibición audiovisual. Además de Soffritti y Lanzani, que se conocieron hace más de 15 años en Chiquititas, la comisión directiva está compuesta por Santiago Ramundo (secretario) Matías Mayer (tesorero), Julieta Nair Calvo, Candela Vetrano, Sofía Pachano, Federico Coattes y Manuela Pal (vocales), entre otros artistas jóvenes que forman parte, como Lali Espósito y el “Chino” Darín.

“Es una respuesta al cambio que evidenció la industria”, explica Lanzani, protagonista de Un gallo para Esculapio, El clan y El ángel, entre otras ficciones televisivas y cinematográficas. “Nos surgió la mea culpa de lo poco que estábamos interiorizados con la problemática que vive el sector. Si bien tenemos la posibilidad y la suerte de laburar mucho, también tomamos consciencia de lo poco que estábamos instruidos sobre los cimientos y las bases de nuestra industria. La creación de Acta es un poco tomar las riendas de la responsabilidad que tenemos como artistas y como parte de esta industria”, reconoce.

En la otra ventana de la videoconferencia, Soffritti cuenta la génesis de la entidad y lo hecho en el corto camino recorrido. “Empezamos a tratar de identificar cuáles eran los problemas o los baches dentro de nuestro sistema de producción y comercialización. Comenzamos a tener reuniones con distintas personas del medio, desde actores y productores hasta directores y entidades. En esas reuniones coincidíamos en que algo teníamos que hacer como para pensar en una industria a largo plazo. Identificamos algunas cosas fundamentales para comenzar ese camino”, explica el actor de Graduados, Por amarte así y Floricienta, entre otras series.

-¿Cómo cuáles?

Gastón Soffritti: -Hay tres ejes en los que hay que trabajar. Por un lado, el referido a las regulaciones. Por otro, a las políticas públicas que puedan promover a la industria. Y la tercera pata tiene que ver con el cambio de paradigma que resulta el pasaje de la TV tradicional a las plataformas de streaming. Esos tres puntos son los que hay que empezar a charlar entre todas las partes para ver cómo podemos reactivarla.

Peter Lanzani: -Supimos ser una industria de vanguardia y queremos recuperar ese status. Confiamos en que hay talento, hay historias, grandes actores y actrices, muy buenos directores... Estamos tomando cartas en el asunto para recuperar aquello que nos caracterizaba.

-En esas reuniones con las diferentes patas de la industria, ¿hubo más coincidencias que diferencias, o viceversa?

G. S.: -Todos coinciden en que la industria cultural se tiene que transformar y adaptar a las nuevas tecnologías para generar trabajo y ser competitivos. Hablamos con productores de todas las escalas, actores y actrices más o menos conocidos, y la coincidencia es absoluta.

-En estos días se dijo de que Acta era una respuesta a cierto malestar con la Asociación Argentina de Actores (AAA), ¿es así? ¿Con qué entidades se reunieron?

G. S.: -No surgimos en contra de nadie. Con AAA ya nos juntamos tres veces, con la Sociedad Argentina de gestión de Actores Intérpretes (Sagai) otras tres. También nos juntamos con el Sindicato Argentino de Televisión (SATSAID), con la Cámara Argentina de Productores Independientes de Televisión (Capit), con Cappa, con Apyma, con DAC. Nos juntamos con todos porque creemos que la salida es colectiva.

P. L.: -Somos una asociación transversal. Nos juntamos para conocer, nutrirnos, charlar y llevar propuestas o ideas. La AAA es nuestro sindicato gremial, quien nos representa. No se trata de ir en contra de ellos. No vamos en contra de nadie sino a favor de todos. Lo que proponemos es ir todos juntos, de la mano, tratando de sacar a la industria adelante. Sentimos como actores el compromiso de aportar algo más que nuestro trabajo sobre el escenario. Los actores somos un engranaje importante dentro de la producción de ficción.

-Un oficio que muchas veces se limitó a eso. Incluso, hay quienes ven con malos ojos que los actores participen de algo más que la actuación.

P. L.: -Nosotros somos actores, pero en cierta manera también somos productores, creativos, directores, guionistas... Eso lo marca nuestra generación. Acta es un movimiento generacional. Llamamos un poco a despertarnos, a entender de qué estamos hecho. Eso es importantísimo para poder plantear cualquier debate. Tenemos que conocer lo que pasa y tener claro hacia dónde queremos ir para fundamentar nuestras posiciones.

G. S.: -Nuestra bandera principal es estar informados para poder pelear por lo que queremos. Hay mucha desinformación. Por eso lo primero que hicimos fue estudiar estatutos, estudiar convenios, conocer las dificultades, carencias y potenciales de la industria argentina. Hay mucha desinformación en todas las áreas, pero fundamentalmente entre los actores. ¿Qué es la Ley del actor? ¿Para qué sirve? ¿Qué es un convenio laboral? ¿Cómo es el nuestro? Muchos actores de nuestra generación no saben de qué se tratan. Bueno, es momento pegarles una leída, pensar y con toda esa información estar mejor parados para recuperar a la industria.

P. L.: -Tenemos abogados en nuestra comisión directiva. Tanto Santiago Ramundo como Victorio D’Alessandro son actores y abogados, aunque parezca raro. O hasta incompatible (risas).

-¿O sea que no quieren imponer ninguna idea? ¿Quiere posicionarse como mediadores entre los diferentes protagonistas de la industria?

G. S: -Lo que proponemos es pensar cosas que no están hechas, no meternos en las que ya están hechas. Si bien las plataformas de streaming hace años que forman parte de la industria y tienen proyectos en los distintos mercados, en Argentina estamos muy retrasados. Es necesario que haya regulaciones acordes a esas actividades. Cuando hablamos de políticas públicas nos referimos a que haya incentivos fiscales y tributarios, como tienen la mayoría de los países de Latinoamérica y del mundo, para que las plataformas vengan a producir acá. La competitividad audiovisual que hay a nivel mundial mundial está relacionada a que los Estados otorgan ciertos beneficios impositivos y herramientas a los productores. ¿Por qué van a a producir en Argentina si en Brasil o Colombia hay incentivos?

P. L.: -No hablamos de encarar las políticas públicas desde el lado de subsidios, sino de incentivos. ¿De qué manera nos embarcamos para relanzar esta industria, que durante tanto tiempo nos representó en el mundo?

-¿Consideran que la falta de regulación y políticas específicas para el sector son el principal problema del audiovisual argentino?

P. L.: -Son muchas las cuestiones que la industria audiovisual necesita resolver para despegar. La primera es la unión entre todas las partes, que podamos dialogar e intentar ponernos de acuerdo. Si no nos pensamos como un equipo, va a ser difícil. Cuando voy a rodar me gusta generar familia en el rodaje. Esa idea hay que trasladarla afuera del set.

-Suena romántico...

P. L.: -Yo soy un romántico. Para pensar en cambiar las cosas hay que ser un poco romántico. Todos tenemos que dar dos pasos para atrás para poder ir hacia adelante. La competencia ya no es entre canales sino entre plataformas. Entonces, tenemos que generar proyectos para las plataformas. Puede ser una idea romántica, una idea ambiciosa, pero es en definitiva lo que necesitamos.

-¿Y cuáles son los problemas que ven en la industria y qué propuestas tienen?

G. S.: -Hay algunas cosas que se pueden resolver rápido. La ley de la economía del conocimiento, que tiene media sanción, cuenta con una serie de incentivos en la reglamentación que podría estimular a la industria audiovisual. Sagai viene trabajando mucho este tema, impulsando una ley que puede ser la base de la construcción de la industria. Y el otro punto tiene que ver con las regulaciones. Se necesita un convenio específico para las plataformas u OTT´s. Hoy las plataformas están enmarcadas dentro del convenio colectivo de trabajo de 1975. Partiendo de la base de que en esa época ni siquiera existía internet, no hay que ser demasiado astuto para entender que estamos desfasados. Hoy en día hay otras prioridades, porque hay muchos compañeros que la están pasando mal, pero si queremos tener una industria sustentable y sostenida en el tiempo hay que generar nuevos convenios para ser parte de este nuevo mundo.

P. L.: -Lo primero que hay que hacer es generar los protocolos necesarios para que cuando sea el momento ideal se pueda salir a rodar al día siguiente. Diferentes entidades están trabajando en los distintos protocolos. Ojalá puedan aprobarse pronto para que de manera sana y ordenada se vuelva a reactivar nuestra actividad. Más allá de que para muchos nuestra industria no es indispensable, lo cierto es que muchos de nosotros tenemos que salir a laburar para poder comer. La mayoría de los trabajadores del arte necesitan salir a laburar no solo para expresarse sino también para comer.

G. S.: -El tema son los tiempos. Se entiende que hay actividades más esenciales que otras, pero cuando pasa tanto tiempo sin poder trabajar esa actividad se le vuelve esencial a cada trabajador.

-El convenio de 1975 se actualizó en 2008. Muchos entienden esa búsqueda de “adecuarse a la plataformas” a “precarización laboral”. ¿Cuál es su propuesta?

P. L.: -Estamos conversando con todas las partes para pensarlo. Para eso estamos dando el debate. No tenemos la fórmula mágica para la ficción argentina.

G. S.: -Más allá de los convenios, lo cierto es que en la actualidad el esquema de grabaciones en las ficciones que producen y emiten las plataformas es más parecido al del cine que al de la televisión. Las ficciones competitivas ya no se graban más dentro de un estudio de TV. Se necesita hacer un tratamiento diferencial para ser competitivo. Si el producto no compite con los demás países, estamos complicados. Deberíamos adecuar las regulaciones a las normas y reglas de juego del cine que a las de la TV.

P. L.: -No sólo competís con tu propia industria sino con las de otros países.

-¿Pero qué cosa que hoy regula el trabajo actoral en TV debería cambiarse, según su criterio?

P. L.: -No sé si necesariamente es la TV la que debería cambiar. La TV seguirá siendo TV. Lo que hay pensar es cómo hacer más eficiente y mejor el trabajo para las plataformas. Es algo nuevo.

G. S.: -La gran diferencia entre el cine y la TV tradicional es que un actor protagonista contratado para la pantalla chica no puede tener horas extras, mientras que en la pantalla grande sí se puede. Eso da la posibilidad de grabar algún tiempo más para un producto que lo puede necesitar.

-¿Qué respuesta encontraron en esas reuniones con los distintos representantes de la industria?

G. S.: -Todos entienden el momento. Tal vez cambian las prioridades. Mientras algunos proponen como prioridad la aprobación y reglamentación de la Ley de la economía del conocimiento, y después el tema de los convenios, tal vez nosotros creemos que van en paralelo. Pero el debate está abierto. A nivel estatal, nos reunimos con el Ministro de Cultura de la ciudad, Enrique Avogadro, y tenemos un encuentro pendiente con la Secretaría de Medios de la Nación. Nosotros ocupamos un rol político-cultural, hacemos política industrial, pero no partidaria.

P. L.: -Nosotros impulsamos la construcción en conjunto. Lo que queremos es generar sinapsis entre todas las patas de la industria del arte. Después, cada uno debería defender lo suyo y está bien que así sea.

G. S.: -De hecho, nosotros pertenecemos tanto a Sagai como a la AAA. Somos parte de lo mismo. Sagai cuida y recauda nuestros derechos de propiedad intelectual y Actores vela por nuestras regulaciones. La idea es trabajar en conjunto. Tenemos que terminar con esa idea de los actores por un lado, los autores por el otro y los directores por allá. Queremos entremezclarlos todos para transformarnos en una usina creativa.

 

La economía y la creación

Si bien la regulación audiovisual, el impulso de políticas estatales específicas para el sector y los mayores presupuestos económicos resultan imprescindibles para impulsar al audiovisual argentino, en Acta también tienen tienen claro que hay otro aspecto tan interesante como los anteriores que se debe desarrollar: la creatividad. “Debemos saber que para ser competitivos tenemos que ser más creativos de lo que muchas veces somos”, afirma Lanzani. Abandonar las supuestas “fórmulas” que inundan el mercado local es una manera de pensarse en al nueva era audiovisual sin fronteras. “Eso -se suma Soffritti- es fundamental, pero también hay que crear las condiciones para que esa idea tenga chances de ser redituable. Si sos productor y tenés un montón de ideas, pero sabés que vas a poner plata para hacer un proyecto que es muy probable que vaya a pérdida, sin que te de un retorno para volver a producir, es difícil que arriesgues. No está el terreno dado para seguir haciendo cosas interesantes. Necesitamos construir un terreno para poder tirar semillas y que puedan florecer ideas”. Por eso la entidad -que está a la espera de la personería jurídica- también tiene como eje el desarrollo creativo de proyectos artísticos originales. “Dentro de Acta -cuenta Soffritti- tenemos nuestra pata de gestión y también la de creatividad, con la idea de generar proyectos que no sólo sean porteños sino que sean de alcance federal. Uno de los objetivos es que la producción se reparta entre las provincias, que haya más competitividad. Como pasa en España, donde cada región tiene sus proyectos y regímenes. Eso es fundamental, sino crecemos dentro de toda Argentina, que es enorme y distinta, nos vamos a quedar encerrados en el mismo lugar. El audiovisual, además, puede ser un gran impulsor de otras actividades como el turismo”.